Aunque te parezca mentira aún se pueden encontrar pesetas en los “bolsillos” de los españoles. Y es que casi dos décadas después de la entrada del euro en nuestras vidas todavía es posible cambiar la antigua moneda española por la europea.
Por si no lo sabías el 31 de diciembre del presente año finaliza el plazo estipulado por el Banco de España para cambiar los billetes y monedas de la que era nuestra moneda: la peseta. Ten en cuenta que, a partir de ese día, las pesetas ya no tendrán ningún valor facial o nominal, y únicamente su valor será solo numismático. Es más dicho valor puede ser muy inferior a su valor de curso o, en algunos casos, muy superior a su valor de cambio por su rareza o escasez.
Hasta el último día del año se pueden cambiar únicamente aquellas monedas o billetes que estaban en circulación en el momento de la entrada en vigor del euro, es decir, en enero de 2002. Asimismo, es posible cambiar las monedas de 2.000 pesetas, las de colección, las conmemorativas y especiales.
Pero cuidado porque no se podrán cambiar las monedas o billetes que presenten deterioros o defectos graves, ni aquellas que hayan sufrido alteraciones mecánicas.
Como regla general, se establece la posibilidad de cambio de todos los billetes posteriores al año 1939. Eso sí, los billetes de peseta que estuvieron en circulación entre 1936 y 1939, los años de la guerra civil, serán analizados previamente por los expertos del Banco de España.
Corría el año 1992 cuando se introdujo el último cambio en el diseño de billetes españoles. Entonces se establecieron como billetes de curso legal emitidos por el Banco de España los que tenían un valor de 10.000, 5.000, 2.000 y 1.000 pesetas. Estos cuatro billetes variaban tanto en tamaño, como en color, diseño y motivos, que combinaban elementos de la cultura española y americana.
Exactamente los billetes eran los siguientes:
Hasta un máximo de 8 variantes de monedas estuvieron en circulación en España hasta enero de 2002 y son las que todavía pueden cambiarse. Todas ellas están realizadas en dos tipos de aleaciones que se alternan. El bronce-aluminio, que les da un color amarillo o bronce, y el cuproníquel, que les confiere el color que se denomina blanco o plateado. Solamente la moneda de peseta, de un tamaño muy pequeño, está realizada sin aleación utilizando exclusivamente aluminio, lo cual la hacía muy ligera.
Los motivos y diseños de estas monedas fueron muy diversos, y el motivo es que cada año solían cambiar. Una de las monedas más características e inolvidables es la moneda de 25 pesetas que iba agujereada en el centro, una de las más populares conocida como la moneda de cinco duros. También, era muy especial por su cierta irregularidad en el borde la moneda de 50 pesetas.
Las monedas admitidas a cambio son las de 500, 200, 100, 50, 25, 10, 5 y 1 pesetas.
A estas monedas solo se puede añadir una muye especial, la de 2.000 pesetas que se acuñó especialmente en 1994. Pero si en tu casa tienes una de estas es muy posible que no te interese cambiarlas ya que son monedas muy escasas y además están elaboradas en plata. De hecho, su valor numismático es bastante superior al valor de cambio generalmente.
Si estás pensando en si vas a hacer el canje de monedas o billetes de pesetas por euros, antes de que finalice el plazo, es posible que te interese comprobar antes su valor numismático. Y es que, por ejemplo, los primeros cuños de la moneda de 25 pesetas agujereada, por ejemplo, pueden tener actualmente un valor de hasta 100 euros, y en cambio su valor en euros es tan solo de unos 15 céntimos de euro.
La numismática puede ser una forma muy interesante de ahorro y de inversión, ya que es un mundo de coleccionismo muy cotizado.