Te estarás preguntado si es posible que existan los psicólogos para perros y que eso es más bien una cosa sacada de una película de Hollywood. Pero la realidad es que estos expertos sí existen y tienen un beneficio positivo sobre nuestras mascotas.
Al igual que las personas necesitamos un psicólogo para tratar problemas mentales, emocionales y afectivos, nuestros peludos pueden tener la misma necesidad. De hecho, es posible que lo ignoremos o los desconozcamos porque nos pueda parecer algo desorbitado.
Es algo bien conocido que los perros son animales sociales. Dado su parentesco con el lobo, nuestras mascotas tienen muy arraigado el concepto de manada. De hecho, para ellos vivir en un entorno de grupo es esencial para su bienestar psicológico, entendiendo que el grupo o manada lo puedan formar los propios miembros de la familia del propietario del perro.
En estas relaciones de grupo y en la interacción con el entorno, es donde pueden surgir conflictos que pueden provocar comportamientos inesperados en un perro, tales como depresión, agresividad, ansiedad, miedo o fobias.
Es probable que como dueños de nuestro perro tratemos de hacerles lo más felices posibles, pero hay veces que no podemos evitar que tengan problemas emocionales, como nos ocurre a nosotros. Algunos de estos son:
En estos casos la ayuda de un psicólogo de mascotas puede ser vital para que tu mascota recupere la felicidad perdida. La psicología animal se encarga de estudiar la conducta y el comportamiento de los animales para determinar qué sucede en su mente y así poder actuar en consecuencia.
Casi todos los casos de trastornos mentales de nuestras mascotas tienen solución, pero a veces la ignorancia sobre estos profesionales y su manera de trabajar puede hacer que nuestro perro no mejore.
Si crees que tu perrete necesita ayuda, en primer lugar, habla con tu veterinario. Él es quien mejor podrá determinar si tu animal necesita o no un psicólogo. De hecho, hay veterinarios preparados para tratar ciertos problemas emocionales y mentales. De hecho, para determinar la gravedad de los mismos, como para derivarlos a un profesional, necesitaras de su ayuda, y seguro que te podrá recomendar alguno.
La labor de un psicólogo canino es detectar cuál es el origen de la alteración del comportamiento que sufre el perro. Puede ser fruto de un conflicto en la relación con su dueño, con otro ser vivo o con un elemento inanimado.
El psicólogo trabaja a fondo tanto con el perro y como con el dueño para averiguar qué genera este conflicto. Les proporcionará herramientas para que se pueda generar un código de comunicación con la mascota y así poder trabajar la superación del malestar emocional. Para ello, el profesional deberá enseñar al dueño a identificar y reaccionar a las diferentes señales del perro para que pueda comprenderlo y mostrarle que necesidades puede que no se estén cubriendo.
Al igual que ocurre con las personas, para que un perro sea feliz necesita tiempo y atención, y no siempre se les presta la necesaria.
También se trata de corregir las malas actuaciones por parte de los dueños. En ocasiones, los problemas de los perros vienen derivadas por este motivo. Un buen psicólogo evaluará esto como primera causa antes de querer cobrarte decenas de sesiones o dar medicamentos a tu animal.
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