El déficit de atención en la conducción supone un problema para la seguridad vial, sobre todo en aquellas personas en las que dicho trastorno de comportamiento, no está aún diagnosticado, aunque lo sufran.
El déficit de atención en la conducción puede perjudicar en la manera de conducir y de relacionarse con el resto de conductores y peatones, ya que propicia la pérdida de concentración, la alteración nerviosa y la irritabilidad.
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (conocido como TDAH) suele aparecer durante la infancia y afecta a la conducta o comportamiento del niño o niña, generando inconvenientes en su rutina diaria y en sus relaciones sociales.
Los síntomas más comunes del déficit de atención durante la infancia son:
Al igual que los más pequeños se enfrentan con dificultades para desarrollar sus actividades diarias, los adultos que padecen déficit de atención e hiperactividad también hayan complicaciones cuando realizan alguna acción. En concreto, el déficit de atención en la conducción resalta este problema, poniendo en peligro tanto al conductor como a sus acompañantes, así como al resto de conductores y peatones.
El problema es que es complicado detectar este trastorno durante la infancia, ya que la línea que separa a un niño que es de carácter impulsivo (casi todos lo son) y uno que padece un trastorno, en ocasiones es delgada. Porque ¿cuándo dejamos de considerar que la hiperactividad en un niño responde a una característica de su personalidad y planteamos un posible trastorno por déficit de atención que debería ser tratado?
Por lo tanto hay personas que llegan a la edad adulta ignorando que poseen este trastorno y que es tratable si se ponen en manos de un especialista.
El déficit de atención en la conducción genera comportamientos como los que vamos a mencionar a continuación:
Si crees que el déficit de atención en la conducción es uno de tus problemas, no dudes en consultar a un médico o especialista.
Artículo patrocinado por Fénix Directo