¿Cuáles son las diferencias entre gastritis y gastroenteritis?

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Que levante la mano quien no ha vivido alguna vez ese momento de tener la cabeza enterrada en el baño, o no poderse levantar de él en un largo rato… o a veces, ambas situaciones a la vez. Quien más, quien menos, ha conocido las incómodas molestias de un malestar estomacal.

Es peor aún cuando te sucede en un momento particularmente inoportuno, como en vacaciones, cuando a veces el cambio de hábitos alimenticios o el consumir agua de procedencia desconocida nos juegan malas pasadas y tenemos que pasar algunos días alejados de lo que pensábamos hacer en ese destino. Como normalmente nos ha pasado antes y los síntomas son fácilmente reconocibles, no siempre es necesario visitar al médico, pero vamos a recordar algunas diferencias entre ambas dolencias. 

¿Qué es la gastritis?

En primer lugar, hablaremos rápidamente de la gastritis, que esencialmente significa "inflamación del estómago". En términos generales, hay dos tipos de esta dolencia que se ven habitualmente, y son causados o ​​por demasiado ácido o por un virus. Ambos pueden causar náuseas y vómitos, pero hay algunas formas clave de diferenciarlos.

Nuestro estómago está lleno de ácido, cuya función es descomponer los alimentos. Sin embargo, en algunas personas, un exceso de ácido puede ser provocado por ciertos alimentos o por estrés. Esto puede producir esa característica sensación de ardor que notamos bajo el tórax y sube a veces hasta tu pecho y hace que sientas náuseas. Incluso puede producirte un sabor desagradable -a menudo metálico- en la boca, conocido como disgeusia o parageusia. La gastritis ácida y un reflujo como el que indicamos afectan al 60% de la población en algún momento de su vida.

El medicamento que usamos generalmente para esto es un inhibidor de la bomba de protones (si decimos omeprazol seguro que todos sabemos de qué estamos hablando), que reduce la cantidad de ácido producido hasta en un 70% y es uno de los medicamentos más recetados, lo que refleja la prevalencia de esta patología. Si este es el problema que toca combatir, este tratamiento normalmente actúa con bastante rapidez, a menudo en cuestión de horas.

El otro tipo de gastritis es invariablemente de origen vírico. Los síntomas pueden ser muy similares, pero las náuseas y los vómitos suelen ser más pronunciados. La clave distintiva es la presencia de síntomas añadidos como escalofríos o fiebre (más de 38 ° C). Son estos síntomas asociados los que indican que la infección es la principal causa y, al ser de origen viral, el antibiótico no sirve de mucho. Como el cuerpo es sabio, se ocupa de estas infecciones por sí mismo (en unas 72 horas en la mayoría de los casos), sin necesitar ninguna intervención externa.

Pero si te sientes tan mal que no puedes aguantarlo, puedes acudir a tu médico que probablemente te recete antieméticos, para atenuar -prácticamente en todos los casos- los vómitos y las náuseas, de modo que te sientas mejor mientras cursa la enfermedad y tu cuerpo trabaja para curarte. Tomar paracetamol (que deberías poder retener después de tomarte los antieméticos) también te ayudará a bajar la temperatura y es muy importante además tratar de mantenerse adecuadamente hidratado.

A veces, una bacteria llamada Helicobacter Pylori puede ser la causa del reflujo ácido . Si el omeprazol no te funciona de manera rápida y eficaz, debes echar mano de tu seguro de salud y visitar a un médico que después de descartar otras patologías, te hará una prueba. Si esta fuera la causa de tu malestar, sería uno de los pocos casos de gastritis en los que los antibióticos podrían ayudarte.

¿Qué es la gastroenteritis?

La gastroenteritis, simplemente, es una combinación (bastante molesta) de una gastritis y una enteritis, y los tratamientos son útiles dependiendo de qué síntomas sean más predominantes.

La enteritis es una “pariente” algo más desagradable de la gastritis. Esencialmente se trata de un intestino irritado que causa heces abundantes, sueltas y acuosas y dolor abdominal generalizado. La provoca habitualmente una infección, bacteriana o viral, aunque esta última es la más común. Algunas personas pueden tener fiebre y a veces padecer sudor frío. Las evacuaciones intestinales suelen ser mucho más frecuentes y muy sueltas y líquidas, asociadas con un dolor abdominal bastante espasmódico. Si tienes fiebre y síntomas como este, probablemente tengas enteritis.
 

No siempre es fácil diferenciar gastritis y gastroenteritis, así que procuraremos contactar con nuestro médico para que nos ayude con el tratamiento adecuado

Un viaje reciente al extranjero o encontrar un poco de sangre en las heces sugieren la posibilidad de que la causa sea una bacteria y no un virus. Muchas veces los destinos a los que has podido ir indican qué antibióticos hay que utilizar, por lo que es muy importante que tu médico sepa exactamente dónde has estado.

Entonces, ¿en qué se diferencian?

Aunque nuestro malestar pueda parecernos muy similar en ambos casos, si la que tenemos inflamada es la mucosa estomacal hablaremos de gastritis, pero si afecta también a la del intestino, es cuando nos encontramos ante una gastroenteritis.

¿Cómo saber lo que tengo?

Como es bastante complicado “a nivel usuario” saber exactamente qué es lo que tenemos inflamado o aislar perfectamente la zona de dolor (que a veces puede irradiar y confundirnos), lo mejor para conocer con certeza qué es lo que nos hace sentir mal es acudir a la consulta de un especialista que nos explore, nos saque de dudas y nos paute el tratamiento necesario o, en su defecto, nos indique cómo proceder los siguientes días si lo que tenemos que hacer es controlar la alimentación, la hidratación y esperar a que el tiempo y nuestro cuerpo hagan su trabajo.

¿A qué especialista debemos acudir si tenemos gastroenteritis?

Si sospechamos que tenemos una gastroenteritis, el especialista en digestivo es nuestra opción ganadora. Una comparativa de seguros de salud puede ayudarnos a averiguar cuál nos ofrece los servicios de ese doctor que nos han recomendado o de uno que pase consulta cerca de nuestro domicilio. La posibilidad de elegir qué médico nos trate es una ventaja de los seguros de salud, ya que los cuadros médicos son amplios y nos facilitan encontrar una cita con rapidez, algo muy importante cuando necesitamos que nos vean y diagnostiquen lo antes posible para acabar con el malestar que nos aqueja.

Gastroenteritis en niños, ¿cuándo debemos acudir a urgencias?

La gastroenteritis puede llegar a ser peligrosa en niños y ancianos, por el riesgo de deshidratación que lleva asociado. Los pediatras recomiendan llevar a los niños a urgencias cuando no toleran ni siquiera líquidos o vomita aun sin ingerir nada, si vemos sangre en el vómito, es de color verdoso o similar a los posos del café, si el niño refiere mucha sed, tiene los ojos hundidos, orina muy poco o está decaído o permanentemente adormilado. Por último, si sus deposiciones son muy frecuentes, líquidas y constantes, no puede reponer bebiendo lo que pierde, con lo que la deshidratación puede estar al acecho.

¿Qué comer con gastroenteritis? Algunos alimentos beneficiosos

Muchos son los que buscan en momentos como el que estamos tratando un mágico remedio para la diarrea. Pero la realidad es que en las primeras horas lo mejor es permanecer en ayunas, bebiendo suero hiposódico o limonada alcalina. Cuando la fase primera de la enfermedad parezca superada, podemos probar a ingerir en pequeñas cantidades algunos alimentos recomendados.

Sopas

Sopas de arroz, de pescado o de zanahoria, o puré de patatas y zanahorias, mejor que la pasta, aunque sean hidratos de carbono también. Por supuesto, siempre evitaremos alimentos integrales por la fibra que contienen, ya que producen efecto laxante.

Huevo

Podemos tomar huevo en tortilla francesa, duro o pasado por agua.

Pescado

Siempre pescado blanco, cocido o a la plancha. Algunos ejemplos son el lenguado, el rape o el gallo.

Carnes de ave

El pollo o el pavo, a la plancha o cocidos, y siempre sin piel, también son alimentos que podemos tolerar cuando veamos que podemos empezar a ingerir alimentos sólidos.


Siempre podemos acompañar estas comidas con pan blanco (mejor tostado), tomar infusiones claras de manzanilla o té en el desayuno, o probar a tomar una manzana rallada y oxidada o plátano maduro. 

Evitaremos las verduras de color verde durante al menos una semana, la leche y sus derivados, los dulces y las bebidas muy frías y con gas.

Asegúrate de lavarte bien las manos con agua tibia y jabón para evitar la propagación de cualquier infección, y si tienes un trabajo que requiere contacto cercano con otras personas o la preparación de alimentos, mejor no vayas a trabajar hasta que hayan pasado 48 horas desde que tus síntomas terminen.