Las 5 enfermedades cardíacas más comunes

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El corazón es quizás el órgano más importante de nuestro cuerpo, así que nos preocupa especialmente cualquier problema que pueda afectarle. Mueve más de siete mil litros de sangre cada día, lo que hace que, a lo largo de una vida, bombee más de doscientos millones de litros de sangre. Nunca deja de trabajar, soporta constantemente la presión de ser el epicentro de nuestro sistema circulatorio y es el que hace que el resto de nuestros órganos y tejidos estén en buen estado.

A pesar de esta fortaleza, nuestro corazón puede verse afectado por distintas enfermedades y, dada la importancia de este órgano vital, no es motivo de sorpresa que las dolencias cardíacas sean la mayor causa de muertes a nivel mundial, alcanzando los quince millones anuales en todo el mundo.

Las enfermedades cardíacas se producen por causas distintas y afectan a la fisiología de este órgano impidiendo que realice su función, lo que deriva en problemas de salud. Dada su gravedad, es evidente lo importante que es cuidarse con un buen seguro de salud, que nos permita acceder a la consulta de un especialista cuando necesitemos su ayuda. En muchas ocasiones, los síntomas no son notables al principio, pero de forma repentina pueden agravar mucho el estado de salud de una persona, llegando a poner su vida en peligro. 

Entre todas las que nos podrían llegar a afectar, hay cinco que se dan con mayor frecuencia, según los médicos, así que es importante conocerlas para poder actuar con la mayor rapidez posible y atajarlas en su inicio.

Cardiopatía isquémica

Es la primera causa de muerte por daño cardíaco en el mundo, porque provoca insuficiencia cardíaca e infartos haciendo que el corazón sea incapaz de recibir y enviar sangre como debe, desembocando en la muerte del paciente si no se trata. Sucede cuando se acumulan grasas en los vasos sanguíneos que llevan la sangre al corazón, lo que inflama y por tanto estrecha los vasos. Si esta situación se mantiene en el tiempo puede resultar mortal.

Una mala alimentación, realizar poca actividad física, fumar, tener la tensión alta, el sobrepeso o la hiperglucemia son patologías que promueven esa acumulación de grasas en las arterias y su consecuente inflamación.

El daño que se genera en el corazón no tiene vuelta atrás, pero existen tratamientos para controlarlo. Generalmente se administran antiinflamatorios y se vigila la alimentación, se debe practicar deporte suave, hay que llevar un control de peso y abandonar de raíz el tabaco si se es fumador. Con estos consejos, se podría prevenir esta cardiopatía y si ya hubiera aparecido, se puede ralentizar su avance y evitar que se convierta en algo más grave.

Infarto de miocardio

También conocido como ataque al corazón, un infarto de miocardio es una urgencia grave, porque el tiempo de reacción que se tiene para actuar en caso de que alguien lo sufra es corto.

Se produce por un taponamiento en las arterias, que se bloquean por un coágulo que se produce por acumular demasiado colesterol en la sangre, habitualmente, y si el corazón no recibe sangre, no puede bombearla al resto del cuerpo, de ahí su gravedad y la rapidez que se necesita para actuar. 

A pesar de que puede tener un componente genético, y de la influencia de algunos factores hormonales, llevar una vida sana siempre ayuda a intentar prevenir este tipo de dolencia.

Su tratamiento debe ser inmediato y lo que se hace es aportar oxígeno al corazón de manera externa, compensando así lo que no recibe desde el interior. Además, se administra medicación intravenosa y en los casos en que es necesario, se usa el desfibrilador.

Miocardiopatía

Esta enfermedad cardiaca viene motivada por diversos factores que dañan los músculos del corazón. Al no poder funcionar con normalidad, no es capaz de hacer el bombeo de sangre de manera eficaz y este hecho es el que puede provocar una insuficiencia cardiaca.

No siempre hay causas conocidas para esta dolencia, aunque ciertas circunstancias pueden hacer que la musculatura cardíaca se deteriore, como haber pasado por un infarto con anterioridad, tener alteradas las válvulas del corazón, el alcoholismo, la hipertensión, o incluso haber tenido ciertos problemas durante un parto.
 

Si empiezas a notar cansancio en exceso, tos continua o presión en el pecho, debes consultar con un médico que haga un diagnóstico y te ponga un tratamiento


El cansancio, la fatiga, inflamación en las extremidades, una tos continua, mareos o pérdidas de conciencia, sentir presión en el pecho… son síntomas que en fases ya avanzadas de esta enfermedad pueden hacerse visibles y se hace necesario buscar atención por parte de un médico en un plazo breve de tiempo. Si no te sientes todo lo bien que debieras, y no tienes seguro de salud, es el momento de hacer una comparativa de seguros médicos para decidirte por el que mejor se adapte a tus circunstancias y que puedas ponerte cuanto antes en manos expertas. 

Como puede darse por causas que no se conocen o no han dado la cara nunca, no siempre se puede prevenir, aunque, como en los casos anteriores, si llevamos una vida saludable las posibilidades de que aparezca una miocardiopatía son menores.

Para tratarla, se puede colocar un marcapasos, hacer una cirugía o administrar medicación, dependiendo de la cardiopatía y de la opinión del cardiólogo.

Cardiopatía congénita

Se describe como un trastorno presente en el paciente desde que nace, que afecta a la anatomía del corazón y que no es posible prevenir.

Engloba diferentes problemas de mayor o menor gravedad y esta depende a su vez de las características de este trastorno. Puede producir arritmias, hacernos más propensos a la formación de coágulos o provocar miocardiopatías como las mencionadas más arriba.

Arritmia

Esta patología provoca una alteración del latido de nuestro corazón. Puede referirse a una frecuencia excesivamente alta -llamada taquicardia-, baja -llamada bradicardia- o latir de manera irregular. Genética, forma de vida… son varias las causas achacables a esta patología y como en otros casos, no siempre se pueden prevenir. Sus síntomas son reconocibles, como dolor en la zona torácica, sudoración, mareos o notar el pecho muy agitado, entre otros.

Generalmente no es grave y cursa con episodios cortos de alteraciones en el ritmo cardiaco. En algunos casos podría aumentar la probabilidad de padecer una insuficiencia cardiaca, por lo que si sufres arritmias, lo más aconsejable es llevar una vida lo más sana posible. 

Solo cuando se considera más grave se aplica un tratamiento consistente en administrar medicación, aunque se puede plantear también la colocación de un marcapasos o acudir a terapias que nos enseñen a controlar la respiración. 

Cada una de estas enfermedades lleva aparejado su tratamiento y aun en caso de ser genética y, por tanto, imposible de prevenir, quienes se ven aquejados por una de ellas deben llevar un estilo de vida tranquilo y saludable, para así reducir la posibilidad de que evolucione hacia otras dolencias más graves.

Así te ayuda un seguro médico si padeces una enfermedad cardíaca

Si tienes una cardiopatía, podrás encontrar un amplio abanico de especialistas que te ayuden en la prevención y tratamiento de las cardiopatías que estamos describiendo en el cuadro médico de un buen seguro. Eso sí, no vayas postergando su contratación ya que, en algunos casos, una dolencia de este tipo puede ser considerada una preexistencia y no estar cubierta si ya la padeces en el momento de suscribir tu póliza de salud.

Además de otras especialidades, encontrarás coberturas en la especialidad de cardiología que te guiarán y acompañarán mientras dure tu dolencia; tanto las consultas, como la hospitalización o las cirugías se encuentran bajo el paraguas de tu seguro de salud, así que puedes estar tranquilo porque pondrás tu salud en las mejores manos que puedas encontrar.