¿Tiene mi hijo TDAH?

Enfermedades

En este artículo podrás informarte acerca de

Quizás has oído hablar del TDAH como algo lejano. Quizá te hayas empezado a fijar en ciertos comportamientos diferentes en tu hijo y estés dudando y dándole vueltas a qué tendrá tu hijo.

Aunque no siempre es fácil de reconocer, el TDAH está detrás de un importante número de problemas que pueden aparecer a lo largo de la vida de una persona. Su nombre completo y del que vienen las iniciales por las que le conocemos normalmente es Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH).

Calcula tu seguro de salud

TDAH, ¿qué es?

Se trata de un trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia e implica patrones de déficit de atención, impulsividad y/o hiperactividad y que en muchas ocasiones está asociado con otros trastornos.

Según los expertos, el TDAH tiene principalmente un origen genético. Es decir, que suele heredarse de padres a hijos. De hecho, un 70% de los factores que influyen en la aparición del mismo son hereditarios. Por lo cual es probable que dentro de una misma familia haya otra persona con este problema y hasta un 50% de los padres y hermanos de niños con TDAH también lo padece.

Sin embargo, existen otra serie de factores “externos” que también lo pueden causar, como nacer prematuramente, el bajo peso al nacer o fumar o beber durante el embarazo, que pueden potenciar estos factores genéticos.

¿Mi hijo tiene TDAH? Estos son los síntomas

El TDAH puede presentarse con una serie de síntomas llamados síntomas principales o nucleares, que son básicamente tres.

  • Déficit de atención / problemas de concentración. En este grupo podemos observar situaciones muy sutiles. Por ejemplo, cuando le hablas a un niño y no te escucha o necesitas repetirle las cosas muchas veces. Pero otros casos no son tan claros, porque ves que te está mirando y piensas que te escucha, pero realmente, no está pensando en lo que le dices. Parece que no escucha o que no entiende las explicaciones. Es frecuente que estos síntomas provoquen problemas a la hora de escribir y de comprensión lectora. También afecta a las matemáticas y a los fallos de cálculo.
  • Hiperactividad mental o conductual / inquietud / nerviosismo. Los típicos ejemplos que te harán reconocerlo es que no pueden estar sentados mucho tiempo en su silla en la clase, no paran de correr o saltar constantemente o no dejan de hablar. Además, otros menos evidentes son mover las piernas sin parar mientras están sentados, tienen que tener algo en las manos en movimiento…
  • Impulsividad / impaciencia / intolerancia a la frustración. Es difícil diferenciar la impulsividad del TDAH de un trastorno de conducta clásico o de una mala actitud que se produzca voluntariamente por parte del niño. Aun así, en el TDAH pueden ser frecuentes las rabietas, la intolerancia a la frustración, los gritos... cuando la impulsividad es algo conductual. Si este síntoma es puramente cognitivo (piensan muy rápido) pueden saltarse palabras al escribir, renglones al leer o diferentes pasos en un ejercicio.

No todos los casos de TDAH son iguales, de hecho, pueden aparecer uno, dos o los tres síntomas con una intensidad variable, por lo que dos pacientes que presentan el mismo trastorno pueden parecerse o no en su comportamiento.

También son frecuentes otra serie de síntomas englobados en lo que se llama comorbilidad del TDAH. Estos aparecen de forma conjunta y puede haber muchos.

¿A partir de qué edad se diagnostica el TDAH?

Para poder diagnosticar el TDAH hay que evaluar los síntomas nucleares que se presenten desde edades tempranas -es decir, antes de cumplir los 12 años- y que tengan una frecuencia e intensidad superior a la normal para la edad y momento en que se encuentre el niño, dentro de su desarrollo.

Es muy importante que un trastorno como el TDAH se diagnostique correctamente a una edad temprana para comenzar a trabajar en ello lo antes posible

También se controlará si estos síntomas deterioran o interfieren de forma significativa en el rendimiento del niño en dos o más de los ámbitos de su vida: familiar, social, escolar y más tarde laboral y, además, no son provocados por otros problemas de tipo médico, toxicológico u otras cuestiones psiquiátricas.

Normalmente no se diagnostica el TDAH antes de los 6 años, aunque sí se han dado algunos casos. De hecho, se suele reconocer cuando los niños empiezan la educación primaria, que es la etapa en la que empiezan a aparecer dificultades en el rendimiento escolar y la presentación de disfunciones sociales.

Tratamiento del TDAH en niños de 6 a 12 años

Si crees que tu hijo puede padecer este trastorno, lo primero que tienes que hacer es ponerte en manos de un especialista. Tener un seguro de salud te ayudará mucho en este aspecto. Empezando por los pediatras y continuando por los psicólogos, te harán ver las cosas de otra manera desde un primer momento.

Lo más importante es tener toda la información necesaria y hacer una evaluación definida y completa.  Además de los profesionales de la salud que traten a tu hijo, habla con los profesores del colegio o monitores de sus actividades extraescolares para hacer un seguimiento correcto.

Para evitar errores en el proceso de evaluación de un niño, el orden de las pruebas que se realizan es fundamental. Se deben hacer 3 en un orden concreto.

  • Evaluación de TDAH.
  • Evaluación de dislexia.
  • Evaluación de altas capacidades.

En caso de que se detecte TDAH, hay que intervenir y tratarlo antes de poder evaluar la dislexia. De lo contrario, los resultados de los test pueden no ser fiables, ya que un niño que tenga TDAH puede parecer que padece una dislexia.

Una vez descartada la existencia del TDAH o si ya está tratado correctamente, se puede evaluar la posibilidad de que haya dislexia; si la hay, hay que tratarla antes de continuar avanzando.

Además, a la hora de medir el cociente intelectual a un niño con TDAH y/o dislexia, si estos desórdenes no están tratados correctamente o ni siquiera sabemos que los tiene, el resultado de las pruebas puede ser bajo. De este modo, no sabremos si los fallos cometidos han sido a consecuencia del TDAH o la dislexia o verdaderamente a un bajo cociente intelectual.

De hecho, también pueden dar problemas los errores de diagnóstico, ya que un niño con TDAH y altas capacidades puede arrojar unos resultados muy en la media de la normalidad en algunas pruebas de las utilizadas para detectarlos.

Por eso debes tener claro que además de las pruebas, es muy importante el profesional que las hace y su experiencia en este campo. Si tienes un seguro médico, comprueba si los especialistas que pueden tratar a tu hijo son de tu agrado o si tienen buenas referencias, o las pruebas que aparecen entre las cobertura de tu póliza. Y si no estás totalmente convencido, quizá sea el momento de usar un comparador de seguros de salud para ver qué otras opciones tienes y lo que te ofrecen. 

Si finalmente tu hijo tiene TDAH, tienes que saber que existen diferentes tipos de tratamientos. De hecho, cada niño es diferente y es probable que no todos necesiten lo mismo. Existen terapias y tratamientos farmacológicos que ayudan a controlar y reducir los síntomas.

¿El TDAH se cura?

Considerado un trastorno crónico, el TDAH no se cura, pero evoluciona y se transforma. Por eso va a seguir manifestándose durante toda la vida, aunque de formas diferentes. Con la edad, se mitigan y atenúan muchos de sus síntomas y consecuencias por lo que quienes lo sufren llevan una vida completamente normal.

¿El TDAH es una discapacidad?

Aunque parece no haber un acuerdo entre quienes se ocupan de estos trastornos, hay fuentes que afirman que el TDAH es una discapacidad, con matices. Se divide en cinco clases, de la 1 a la 5, siendo la clase I la que engloba pacientes con sintomatología muy moderada y que no afecta a sus capacidades funcionales, suponiendo un 0% de discapacidad y la clase V, la que implica una discapacidad muy grave -del 75%-  y se da en aquellos casos en los que los afectados no pueden cuidar de sí mismos ni realizar actividades de su vida diaria consideradas como básicas, no pueden realizar ningún tipo de trabajo y todos los síntomas que sufren se consideran extremadamente graves.

Es muy importante que hagan una valoración adecuada y correcta del TDAH de tu hijo o hija, para poder iniciar los tratamientos necesarios que ayuden a paliar sus síntomas, y en su caso, informarse acerca de los trámites a seguir si resulta necesario solicitar informes que certifiquen algún grado de discapacidad.

Como padres es importante que afrontéis la realidad y mantengáis una actitud abierta para ayudar a vuestro hijo. Además, debéis explicarle la situación e implicar a familiares y profesores para trabajar conjuntamente con los especialistas de tu seguro de salud y así conseguir que tenga una buena calidad de vida, tanto física como psicológicamente, sepa gestionar lo que le pasa y pueda afrontar las dificultades con las que se pueda encontrar de la mejor de las maneras.