Súper alimentos contra la acidez de estómago

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Si alguna vez has sufrido de acidez de estómago, sabrás que una de sus características más conocidas es una sensación de ardor o quemazón en la garganta o en el pecho. La causa son los ácidos estomacales que suben por la vía esofágica. Si sigues una dieta demasiado rica en alimentos grasos (grasas de las consideradas “malas”) o que irriten el conducto digestivo, tienes muchas papeletas para que, si no te ha pasado ya, conozcas la acidez de estómago.

Esta molestia puede ser provocada por llevar una dieta rica en grasas e irritantes. 

Hay quienes la padecen muy de vez en cuando y la relacionan directamente con algún alimento en concreto, pero otras personas son víctimas del reflujo un día sí y otro también, lo que es muy incómodo y con el tiempo, puede llegar a generar algún problema serio. Por eso lo mejor es acudir a un especialista en el tema que podrás encontrar fácilmente en el cuadro médico de tu seguro de salud.

Aunque no siempre es fácil deshacerse de ella, ya que son varios los factores a tener en cuenta, vamos a ofrecerte una serie de alimentos con los que puedes intentar mantenerla a raya.

¿Qué alimentos nos ayudarán a cuidar nuestro tránsito evitando la acidez?

Además de estar ricos, los alimentos que te proponemos son saludables y están cargados de nutrientes que protegerán y ayudarán a regenerar tu sistema gástrico.

Plátano

El potasio que contiene lo hace ser altamente alcalinizante y de esta manera, se consigue neutralizar la acidez estomacal, porque el pH sube. A mayor nivel de este último, menos acidez habrá. Tomar un plátano diario contribuye además a proteger el sistema digestivo porque una de las sustancias que contiene es un estimulante para la mucosa que reviste el estómago. Cuando el plátano está bien maduro es cuando más se potencian estos beneficios.

Patata

Sus propiedades emolientes ayudan a neutralizar los efectos producidos por nuestros jugos gástricos. Eso sí, si podemos evitar ingerirla frita, mejor. Hazte un puré o cocínala al vapor. 

Aguacate

Algunos estudios afirman que el consumo de cien gramos diarios de aguacate mejora el proceso de la digestión y nos protege ante gastritis o úlceras de estómago. Es alcalino y rico en antioxidantes, así que, como el plátano, colabora con el funcionamiento idóneo de las mucosas gástricas.

Calabaza

Contiene mucílagos que ayudan a suavizar y proteger las mucosas que revisten nuestro tubo digestivo y es rica en betacarotenos

Avena

De nuevo los mucílagos hacen aparición en este alimento que se está coronando como el rey de las mañanas en muchos hogares. Inclúyela en tu dieta porque combate la acidez como ninguno gracias a esta fibra soluble que es tan beneficiosa para las mucosas intestinales y actúa como protector de estómago. Si combinas el plátano con la avena, estarás empezando el día de la mejor manera posible. La encontrarás en forma de grano, copos o puedes tomarla bebida (leche de avena). Si la hierves, puedes hacer un porridge, un plato que forma parte de los tradicionales desayunos ingleses, y además del plátano que hemos visto antes, puedes añadirle manzana laminada o troceada.

Se ha demostrado que incorporar algunos alimentos a nuestra dieta podría mejorar ciertas molestias digestivas como la acidez de estómago

Acuérdate también de la quinoa o el arroz integral, cereales muy beneficiosos para nuestra alimentación.

Brócoli

Un antiácido totalmente natural que presume de ser uno de los mejores en este sentido. Consúmelo con frecuencia, hervido o al vapor, y no te pases con el aliño… Algunas investigaciones aseguran que la eficacia de este alimento con respecto a la acidez puede equipararse a la de los antiácidos o el bicarbonato.

Papaya

En ella encontramos papaína, que es una enzima que contribuye a una mejor digestión de las proteínas. Con niveles elevados de agua y de fibra, es un excelente desintoxicante y funciona bastante bien como laxante. Con la mitad de una papaya de unos 300 gramos, cubrimos la necesidad de vitamina C, casi el 75% de vitamina A, el 10% de E y más de la cuarta parte de ácido fólico que deberíamos aportar a nuestro organismo cada día. Sin darte cuenta, estás cuidándote como con pocos alimentos, ya que estas cantidades son difíciles de encontrar en otros.

Rabanitos

También es alcalino, por lo que, si te gusta su picante ligero, enhorabuena: es de los mejores para cuidarnos frente a la acidez y el reflujo. Tu vesícula e hígado también te lo agradecerán, ya que hace que funcionen mejor. Como más se consumen es en ensalada, pero son también fantásticos como aperitivo o para tomar entre horas.

Batidos

Los batidos son muy ricos en fibra ya que a diferencia de lo que pasa con los zumos, no se aprovecha simplemente el líquido. Pero debes evitar el contenido lácteo, hazlos solo de frutas y verduras.

Pepino

Incorpóralo a los batidos que te aconsejamos (recuerda, deben ser verdes) y conseguirás un efecto parecido al que produce el bicarbonato. En ensalada es muy fácil (y muy refrescante) integrarlo en tu dieta o si no, puedes tomarte un par de rodajas para minimizar los síntomas de acidez. Tiene mucha agua que ayuda contra esta dolencia, pero las proteasas -unas de sus enzimas- colaboran mejorando el proceso de la digestión.

Miso

Si no lo conoces, es hora de que lo hagas. Sus microorganismos ayudan a la digestión y es eficaz incluso si hablamos de enfermedades inflamatorias del intestino. Se obtiene en forma de pasta tras fermentar las habas de la soja, sal marina y un hongo, y durante siglos se consideró curativo o medicinal en la cultura asiática. Se utiliza en la elaboración de sopas, salsas o como sazonador de hortalizas, entre otros. Es altamente nutritivo, por los aminoácidos presentes en este alimento y su aporte de cobre, zinc y manganeso, conocidos por ser antivíricos naturales. 

No olvides que al contener probióticos lo ideal es añadirlo en frío a tus platos y en los calientes, hacerlo al menos cuando están tibios. Con unos diez gramos por persona, se considera que cumples con la aportación recomendada.

Guisantes

Su riqueza en fibra insoluble es muy favorable para las bacterias intestinales (las buenas) que son fundamentales para el proceso de digerir y asimilar los nutrientes de los alimentos. Si los consumes crudos, obtendrás vitamina C, ácido fólico, fósforo, magnesio, zinc y hierro. Si los cocemos, en el agua se queda gran parte de estos minerales y vitaminas, por lo que perderíamos mucho de su potencial. 

Además, nos aportan vitamina B1. Esta es conocida por retrasar el envejecimiento, favorecer un estado de calma y funcionar como preventivo de depresiones y fatiga. Sólo cien gramos de guisantes al día es lo que necesitamos para cubrir el aporte recomendado. Por su fuera poco, controlan nuestro colesterol, ya que consiguen reducir su absorción en el intestino por los fitosteroles que contienen. 

Col china

Muy rica en un aminoácido conocido por ser un buen antiinflamatorio, es beneficiosa también para nuestro sistema gastrointestinal. Contiene vitaminas como la K, la A o la C. Sus numerosos antioxidantes actúan previniendo enfermedades como el cáncer. Saltéala poco más de cinco minutos en una sartén con un poquito de agua hirviendo.

Manzanilla

Conocida desde tiempos inmemoriales por ser una de las infusiones más digestivas, ayuda a evitar la acumulación de gases y aliviar la pesadez de abdomen. Si eres de los que les gusta, tómate una como colofón de tus comidas para luchar contra la acidez. El bisabolol y los terpenos que contiene en sus flores son los responsables de sus estupendas propiedades.

Frutos secos

Sin abusar de ellos, deberíamos estar acostumbrados a ingerirlos desde pequeños. Su consumo al natural, es decir, sin freír ni añadir sales ni otros condimentos es una gran fuente de nutrientes para nuestro organismo.

Frutas y verduras

Aunque hemos mencionado algunas con anterioridad, debemos insistir en su consumo como grupo de alimentos. Son la fuente natural de fibra por excelencia y esta, en un aporte adecuado, ayudará a nuestro estómago y evitará que aparezca la tan odiada acidez. Además de las anteriores, cabe destacar la piña, el caqui o la pera. En cuanto a las verduras, elegimos también espinacas, berenjenas, zanahorias, endivias, o judías verdes.

Pescados y carnes

El pescado blanco (rape, merluza o rodaballo entre otros) y las carnes que sean blancas, bajas en grasas (como el conejo, pavo o pollo) también ayudan a evitar digestiones pesadas que pueden terminar en acidez.

Si notas que la acidez te acompaña más de dos veces cada semana, puedes ser un firme candidato para tener reflujo gastroesofágico

En esos casos en que empiezas a sospechar que lo tuyo es algo más que una simple acidez motivada por haber comido en exceso, lo mejor es que consultes con el médico y que te recete un tratamiento para evitar futuras complicaciones. Pero si eres de los que prefieren prevenir, búscate un buen nutricionista que te ayude a diseñar una dieta adecuada una vez conozca tus rutinas, hábitos y gustos culinarios. Si aún no tienes un seguro de salud donde buscar a ese gurú que te convierta en una persona con un estómago a prueba de bombas, usa nuestro comparador de seguros médicos para encontrar el que más te interese. Algunas compañías, como Sanitas en su póliza Más Salud Plus, ofrecen servicios de nutrición donde podrán asesorarte para que empieces a comer como debes, si quieres evitar problemas futuros.

Otros consejos para evitar la acidez de estómago

Además de los alimentos que hemos enumerado, hay algunas cosas que puedes hacer si quieres evitar la acidez:

  • No te acuestes después de comer; deja que pasen al menos dos horas antes de tumbarte.
  • Sube la cabecera de tu cama, no más de quince centímetros como máximo; pero hazlo poniendo algo bajo las patas del canapé o somier. No lo intentes colocando muchas almohadas porque debe elevarse toda la parte superior del tronco y con eso solo conseguirás que te duela el cuello…
  • Utiliza ropa holgada.
  • Controla el exceso de peso.
  • No comas de manera muy abundante.
  • Evita fumar y consumir bebidas alcohólicas.
  • Trata de no hacer ejercicio o agacharte repetidas veces después de haber comido.
  • Reduce en la medida de lo posible tus niveles de estrés. 

Siguiendo todas estas pautas, no solo comerás sano, también estarás contribuyendo a mantener a raya a tu acidez de estómago o incluso puedes prevenir su aparición.