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Técnicamente, se produce un siniestro cuando sucede algún hecho asegurado en la póliza. Si el hecho acaecido no está contemplado en el seguro del coche, no puede considerarse un siniestro, a estos efectos.
De manera general, se produce un siniestro cuando el asegurado sufre un accidente o avería con su vehículo y es necesario notificarlo a la compañía aseguradora. La manera de notificar este siniestro es a través del parte de accidente. Una vez notificado el siniestro, la compañía aseguradora iniciará los trámites necesarios para su gestión.
Un siniestro, por tanto, es cualquier incidente o suceso en el que pueda verse implicado el conductor mientras circula con el vehículo, sin importar que haya sido provocado por una causa accidental, una avería o por la irresponsabilidad o el descuido de alguna de las personas implicadas en el mismo. También contempla situaciones en las que el asegurado no está al volante de su vehículo, como el robo del coche en el garaje o en la vía pública, un incendio del automóvil, o que éste sea golpeado por otro cuando estaba inmovilizado, entre otras.
Dentro de este concepto entran todas esas situaciones que derivan de un accidente o incidente que afecte al vehículo asegurado, a su conductor (siempre y cuando sea el asegurado) y a sus acompañantes, y que se encuentre recogido en las garantías de la póliza.
Se trata de siniestros que, por su nivel de gravedad o complejidad, requieren de asistencia mecánica, jurídica y/o médica y que, por sus características, se asocian a priori a la tramitación de una indemnización por daños, ya sean a terceros o propios.
Encontramos distintos tipos de siniestro atendiendo a la cantidad de daños sufridos o a los riesgos que lo han provocado. Así, el tan conocido siniestro total se da en aquellos casos en los que el siniestro ha provocado la destrucción total del bien. Podría decirse que sucede cuando un vehículo sufre un accidente y queda totalmente inservible, de modo que su reparación, si fuera posible, costaría más que el propio vehículo, por lo que no compensaría llevarla a cabo. Imaginemos un vehículo que choca con bidones de líquidos inflamables y arde por completo.
El siniestro parcial ocurre cuando se dan ciertos daños en el bien asegurado, sin que lleguen a significar la destrucción total del mismo.
Este ejemplo lo vemos a diario en aquellas zonas con mucho tráfico: los despistes, no calcular bien una distancia, apurar en un semáforo cuando el de delante no tiene la misma idea… y tenemos el golpe servido en bandeja. Ese abollón, más o menos grave, que a veces solo implica la carrocería y otras, afecta además a la parte mecánica del coche, puede ser objeto de reparación y se hace, de hecho, porque su coste, aunque llegue a ser elevado, no alcanza el precio total del vehículo, sino que interesa su reparación ya que el resto del coche no presenta daños y una vez reparado, dará servicio a su propietario durante mucho más tiempo.
Hay diferentes tipos de siniestros de coche, atendiendo a distintos modos de valoración
El siniestro ordinario es aquel derivado de riesgos normales y habituales, como el típico golpe que se da a un vehículo y del que veíamos algunos ejemplos al hablar del siniestro parcial.
El siniestro extraordinario o catastrófico se origina por hechos cuya probabilidad es excepcional y ciertamente remota, pero que, si se producen, provocan daños extremadamente cuantiosos, como una riada o grandes inundaciones que asolan zonas por completo y arrasan con todo lo que está en su camino, o un terremoto que abre la tierra y se traga lo que allí encuentra. Normalmente, estos riesgos extraordinarios no los cubren las compañías, sino el Consorcio de Compensación de Seguros.
En cualquier caso, el siniestro es aquel hecho fortuito contemplado en el seguro y que, en caso de ocurrir, pone en marcha la protección de la póliza y la intermediación de la compañía de seguros, que deberá restituir parcial o totalmente los importes que ese suceso haya podido suponer para el asegurado.
Un siniestro es un hecho que puede provocar nerviosismo y dudas en el asegurado. En estos casos es importante mantener la calma y recordar unos sencillos pasos que las compañías aseguradoras recomiendan a sus clientes y que, de hecho, vienen recogidos en la Ley 50/1980 sobre el Contrato de Seguro, aunque hay que recordar que lo más importante es ponerse a salvo e intentar proteger al resto en la medida de lo posible.
En cuanto ha sucedido el siniestro, lo mejor para que la situación no empeore es seguir esos pasos que arriba mencionábamos y que podrían resumirse en lo siguiente:
Una vez que la compañía de seguros tiene conocimiento del siniestro, comienza un trámite que suele seguir los siguientes pasos:
En la mayoría de los casos, el final de la tramitación de un siniestro es el pago de la indemnización correspondiente. Debes saber que dependiendo del tipo de seguro que hayas contratado, la indemnización puede variar, ya que es distinta la cobertura en caso de tener un seguro a terceros básico (en que los daños propios no están cubiertos) que uno a todo riesgo, y, por ende, los importes cambiarán de acuerdo a esas diferencias en las coberturas.
Es importante conocer las condiciones de nuestra póliza para saber qué tipo de indemnización podemos esperar
Se evaluará el siniestro y los daños ocasionados y se procederá a indemnizar en función del seguro de que disponga el asegurado. Si se ha dado un siniestro total y se contaba con un seguro a todo riesgo, corresponderá indemnizar con el valor del vehículo (teniendo en cuenta la antigüedad del vehículo, este será el valor a nuevo o el valor venal) mientras que, si el siniestro es parcial, se tomará el valor de reposición si el coche es nuevo o se cubrirán los importes de la reparación y las piezas necesarias para ello si el vehículo ya cuenta con unos años.
Pero siempre es necesario conocer bien las condiciones generales y particulares de nuestra póliza, ya que dada la gran personalización de los seguros que se hace hoy en día, puede haber detalles que se contraten de manera adicional y que supongan una variación respecto a cómo indemnizaría esa aseguradora a otro asegurado con una póliza distinta. Hablando con nuestros expertos podrás informarte en profundidad de este y otros aspectos relativos a la póliza de tu vehículo, calcular tu seguro de coche si prefieres conocer otras modalidades que puedan ofrecerte ventajas de las que ahora no disfrutas o saber de primera mano cómo sería tu indemnización en caso de sufrir un hipotético siniestro.
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