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El de los seguros de Salud, en España, es uno de los segmentos aseguradores que mejor evolución está registrando en las últimas décadas. Un aspecto a tener muy en cuenta, ya que todos los ciudadanos españoles tienen acceso al Sistema Nacional de Salud (SNS), que se distingue por universalizar la atención médica, estar descentralizado y tener en la atención primaria su base. Sin duda, las numerosas ventajas que ofrecen a los asegurados este tipo de pólizas, en cualquiera de sus diferentes modalidades -Asistencia Sanitaria, Reembolso de Gastos, Indemnización o Subsidio y Dental-, están detrás de su excelente evolución. Por ejemplo, evitar las largas listas de espera que soporta la sanidad pública para determinadas pruebas e intervenciones quirúrgicas o, en caso de hospitalización, disponer de una habitación individual son algunas de las cualidades que despiertan el interés de los clientes por estas soluciones aseguradoras.
Se trata de seguros, los de Salud, con un gran atractivo para el cliente; no en vano, más de once millones de españoles son titulares de una de estas pólizas. Por lo que, en el caso de que estemos barajando la posibilidad de contratar un seguro de Salud, debemos tener presentes que, una vez elegida la póliza que más se adapta a nuestras necesidades, antes de formalizar el contrato de seguro, estaremos obligados a cumplir con los requisitos y demandas que en ese sentido imponga cada entidad aseguradora en particular; conocidas, en el ámbito asegurador, como condiciones de asegurabilidad.
Aunque, tal y como se ha comentado líneas atrás, los requisitos para poder acceder a uno de estos seguros de Salud (Asistencia Sanitaria, Reembolso de Gastos, Indemnización o Subsidio y Dental) no serán los mismos en todas las entidades aseguradoras, algunos de ellos son similares en la mayoría de ellas. Así, el futuro asegurado deberá seguir las normas de suscripción marcadas por la compañía. Lo habitual, en estos casos, es trasladar a la entidad aseguradora la solicitud de seguro. Para completar este proceso, tendremos que facilitar a la compañía toda la información que por su parte nos sea requerida; datos que, sin duda, son de gran valor para las entidades aseguradoras puesto que les ayudan tanto a valorar los riesgos como a decidir si se les presta cobertura o no y, en caso de hacerlo, en qué condiciones.
En otros, en cualquier solicitud de seguro de Salud, además de nuestro nombre y apellidos, un dato fundamental que una entidad aseguradora siempre nos solicitará será la edad. Por un lado, para ser titular de una póliza de Salud en España hay que ser mayor de edad (los ciudadanos menores de edad solo pueden figurar como beneficiarios). Y, por otro, a la hora de contratar un seguro de Salud (Asistencia Sanitaria, Reembolso de Gastos o Subsidio), la mayoría de compañías que operan en el ramo establecen una edad máxima que varía desde los 65 hasta los 75, en función de cada póliza y entidad aseguradora. Esto no quiere decir que las personas que superen estas edades no puedan disfrutar de las ventajas que supone contar con un seguro de Salud (aunque lo normal es que el precio del mismo sea mayor, dado que el riesgo que asume la aseguradora es mayor); pero tampoco que las pólizas de Salud tengan carácter vitalicio.
Además de los recientemente mencionados, las entidades aseguradoras que distribuyen productos de Salud requieren de más datos para poder analizar este tipo de riesgos y así valorar la posibilidad de asegurarlo. Para obtenerlos, las compañías cuentan con el ‘Cuestionario de Salud’. En particular, se trata de un documento -declaración firmada- que acompaña la solicitud de seguro y que deberemos cumplimentar, así nos lo exigirá la entidad aseguradora, siendo lo más rigurosos que nos sea posible. Las cuestiones que se incluyen en este “test” se encuentran relacionadas fundamentalmente con nuestro estado de salud, así como con el del resto de personas que queramos incorporar a la póliza (por ejemplo, en el caso de los beneficiarios).
El ‘Cuestionario de Salud’ es una herramienta de gran valor para las entidades aseguradoras ya que no solo obtienen datos acerca de nuestro estado de salud actual, sino que también les aporta otros sobre su historial médico, los cuales son fundamentales para conocer, por ejemplo, con cuanta frecuencia acudimos al médico o al especialista o la preexistencia de enfermedades, congénitas o crónicas.
Por ello, tal y como comentábamos líneas atrás, es tan importante ser lo más rigurosos que podamos al cumplimentar el ‘Cuestionario de Salud’. Si padecemos o hemos padecido alguna enfermedad grave, la entidad aseguradora debe tener conocimiento de este hecho, ya que así podrá realizar una valoración del riesgo lo más ajustada que le sea posible y, en consecuencia, decidir si nos ofrece cobertura o no y, en caso de facilitárnosla, con qué condicionantes. Puede ser que la entidad aseguradora acepte nuestra solicitud de seguro pero excluyendo el tratamiento de las dolencias o enfermedades preexistentes que hayamos mencionado en el test. Asimismo, en el caso de hacerlo, por norma general, el precio del seguro tiende a incrementarse (dependerá de cada caso en particular); por lo que, en caso de estar interesados en suscribir un seguro de Salud, es totalmente recomendable tener acceso a nuestro historial médico, ya que las entidad aseguradora podría solicitárnoslo. Eso sí, en este instante, seremos nosotros quienes decidamos si nos interesa la oferta que en ese sentido nos proponen o no.
En el caso de no haber sido sinceros o todo lo precisos que hayamos podido ser a la hora de completar el “test” de salud, estaremos expuestos a que la compañía anule nuestra póliza o nos denegará el acceso a determinados tratamientos o servicios asistenciales. Por lo tanto, no es muy buena idea mentir o no decir toda la verdad cuando facilitamos a la entidad aseguradora este tipo de información.
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