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¿Hay cobertura en el extranjero en un seguro de decesos?

¿Qué sucede si se fallece fuera de nuestras fronteras?

Te contamos cómo actúa un seguro de decesos en este caso

Como sabemos, un seguro de decesos está diseñado para cubrir los gastos derivados del fallecimiento, pero también para encargarse de muchos de los trámites que son necesarios en el momento de la defunción.

Lo que muchas veces ocurre es que se trata de seguros que, al pasar de padres a hijos, nos llegan “heredados” y no prestamos demasiada atención a los límites y coberturas que están estipulados en nuestro contrato con la compañía aseguradora. Con el fin de evitar posibles contratiempos en el momento de necesitar la cobertura del seguro de decesos, lo más recomendable es comprobar que sus límites alcanzan las cantidades y situaciones que de forma particular necesite nuestra familia.

Una de las situaciones que más preocupan a la hora de tratar de no dejar “problemas” a familiares o amigos en el momento de nuestro fallecimiento es el miedo a que este momento llegue cuando estemos lejos de nuestro hogar y alguien deba hacerse cargo de que nuestros restos regresen a casa. Quizá hace años se tratase de algo menos frecuente pero hoy por hoy es muy habitual que personas de todas las clases sociales viajen, ya sea por vacaciones, estudios, trabajo, etc… a destinos ubicados en cualquier rincón del mundo. 

Si de manera normal es más que recomendable contar con el mejor seguro de decesos, en el caso de que exista riesgo de fallecer lejos de nuestro hogar, la necesidad de disponer de una buena cobertura de decesos se hace imprescindible.

¿Con qué coberturas cuentan los seguros de decesos en el extranjero?

En el caso de hablar de la cobertura en el extranjero siempre deberíamos distinguir dos situaciones completamente diferentes dentro de los seguros de decesos: por una parte, repatriación y, por otra parte, el traslado nacional e internacional. 

Aunque aparentemente pueden parecer la misma cobertura, no lo es en absoluto. Sus características principales son:

  • Seguro de decesos con repatriación:

Existen dos tipos de repatriación en función de si el país de origen es España y se reside fuera, o si se trata de un extranjero residente en España. En cualquiera de los casos el asegurado deberá comunicar esta situación a la compañía aseguradora con el fin de que todo quede bien especificado en su seguro.

En este caso podemos hablar de la cobertura que contratarán las personas que sean de otro país, pero residan de forma habitual en España. Esta cobertura lo que garantiza es que los restos mortales del asegurado volverán a su país de origen y que será la compañía la que corra con los gastos que genere su sepelio o su repatriación siempre que estén dentro de los límites establecidos en la póliza. También suele incluir las gestiones administrativas y la asistencia jurídica, y también los gastos del traslado de un acompañante que viaje con los restos mortales del asegurado.

Dentro de los seguros de decesos con repatriación también encontramos una modalidad creada para españoles que vivan de forma habitual fuera de nuestro país. Si se da esta situación se debe contar con un seguro que cumpla estas características y esté informado del domicilio habitual de la persona asegurada. En este caso, además de hacerse cargo de repatriar el cuerpo del asegurado, costear el viaje del acompañante y encargarse de gestiones administrativas, lo normal es que cubran también los gastos de sepelio en territorio español

  • Seguros de decesos con cobertura para el traslado nacional e internacional

Al contrario que con la modalidad de pólizas que acabamos de ver, en este caso se trata de una cobertura que prácticamente cualquier seguro de estas características hoy en día cubre sin necesidad de ninguna ampliación ni nada similar.

Esta es la cobertura que debería tener cualquier persona que cuente con uno de estos seguros y que resida en territorio español y quiera que su sepelio sea en nuestro país.

Pero, ¿qué cubre entonces el traslado nacional e internacional? Como su propia descripción nos dice, cubre los gastos y la gestión de traer de vuelta a casa al asegurado se encuentre donde se encuentre, siendo este lugar parte del territorio español o cualquier país extranjero. 

Por ejemplo, una persona cuya residencia habitual esté establecida en Madrid, pero en el momento de su defunción se encuentre en París. Esta persona deberá ser trasladada a Madrid, a menos que la familia designe otro lugar para el sepelio. Pero si la persona fallecida se encuentra en cualquier lugar del territorio español distinto al elegido para efectuar su sepelio, también se encargará el seguro sin tener coste adicional para los allegados del fallecido. 

Otra ventaja con la que además cuenta es que también cubre los desplazamientos de una persona para que acompañe los restos mortales del asegurado.

Una vez que estos lleguen a su destino, el seguro cubrirá allí tanto los gastos de sepelio, tanatorio, flores, etc., siempre en función del capital asegurado elegido, así como las gestiones administrativas necesarias. 

Una vez diferenciados estos dos tipos de cobertura en el extranjero, debemos hablar también de una tercera cobertura con la que cuentan muchos seguros de decesos, la cobertura de asistencia en viaje. Con ella, el asegurado cuenta con un límite establecido de gastos que se pueden destinar a los traslados que tenga que realizar en caso de accidente o enfermedad, la repatriación de enfermos y acompañantes, asistencia telefónica, envío de medicamentos, gastos médicos en el extranjero, etc…

¿Se puede contar con las coberturas en el extranjero desde el momento que se contrate un seguro de decesos?

Por normal general, la respuesta es no. Esto se debe a que los seguros de decesos, así como otros seguros asociados al fallecimiento del asegurado cuentan con un plazo en el que no se dispone de la cobertura. Este plazo se conoce como periodo de carencia

La duración del periodo de carencia varía de unas compañías a otras, así que contar con el mejor asesoramiento es indispensable con el fin de no encontrarnos por sorpresa en situaciones que quizá no hubiéramos previsto.

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