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Los seguros de salud, sobre todo los de asistencia sanitaria o cuadro médico, llevan años despertando un alto interés entre la ciudadanía española, debido a las numerosas ventajas que ofrecen a sus usuarios. Mucho más tras haber vivido una pandemia de dos años recientemente, periodo en el que la sanidad pública estaba colapsada y los seguros de salud privados fueron de gran importancia para llevar a cabo tratamientos y revisiones de patologías que nada tenían que ver con el COVID-19 con -casi- normalidad dentro de lo que en aquel momento era posible.
Tener una póliza de salud es un pensamiento que ya cualquier persona tiene y, por tanto, puede darse el caso de que estemos sopesando la posibilidad de contratar uno de estos seguros con el objetivo de cuidar nuestra salud tanto a título personal como a nivel familiar.
Pues bien, tras haber analizado una comparativa de seguros de salud (se recomienda ser lo más minucioso posible) entre todas las diferentes opciones que el mercado asegurador español pone a nuestro alcance en cuanto a pólizas de salud se refiere, nos toca decidir cuál de ellas es la que mejor se adapta a nuestras necesidades. Es en este preciso momento cuando nos invaden numerosas dudas con respecto a la contratación del producto, cuestiones que, por norma general, se irán aclarando a medida que avancemos en el proceso de suscripción de la póliza de salud. Además, en El Corte Inglés Seguros estaremos encantados de resolver cualquier tipo de duda tanto en nuestros puntos físicos como a través de internet o por teléfono. Contáctanos y te ayudaremos en todo lo posible de forma personalizada, pero, mientras tanto, resolvemos en este artículo algunas de las dudas más comunes en relación al tema que tratamos.
Las entidades aseguradoras se valen del cuestionario de salud para conocer nuestro estado de salud actual y los aspectos fundamentales de nuestra historia clínica para, por ejemplo, estar al corriente de si padecemos algún tipo de enfermedad en ese momento, si presentamos alguna patología previa (preexistente) o tenemos alguna dolencia crónica. Ante un caso así, después de analizar el riesgo, la compañía contesta a nuestra solicitud indicando que acepta ofrecer la cobertura demandada o comunicando que no la asume.
En el caso de que la entidad aseguradora decida aceptar el riesgo -con el condicionante de que estemos padeciendo una enfermedad o exista una dolencia previa o crónica-, lo normal es que la compañía en cuestión establezca una serie de condiciones al respecto. Así, puede ocurrir que la entidad aseguradora acepte la suscripción de la póliza, pero excluyendo expresamente el tratamiento de las dolencias preexistentes que hayamos declarado en el cuestionario de salud. También puede darse el caso de que la compañía acepte la formalización de la póliza obviando nuestras enfermedades o patologías preexistentes o crónicas; suelen ser los menos, pero en estos casos será de gran ayuda contar con los informes médicos de nuestras patologías previas o actuales. Eso sí, el precio final del seguro se incrementará de forma notable, puesto que evidentemente el riesgo a cubrir por parte de la entidad aseguradora también crece de igual manera.
Aquí, la pelota estaría en nuestro tejado y podríamos decidir si formalizar o no la póliza. Por lo tanto, hay casos (siempre dependerá de cada aseguradora en particular) en los que sí podemos contratar una póliza de salud a pesar de estar enfermos en el momento de hacerlo o haber padecido alguna enfermedad grave.
Igual que en el caso anterior, todo depende de cada caso concreto, así como de la decisión final de las compañías de seguros. En el caso del seguro de vida, en la mayoría de casos sí se puede, aunque quizá la prima a pagar sea superior. La decisión final está siempre en manos de la compañía, ya que será la encargada de analizar el riesgo que le supone cada tomador según sus características.
Las aseguradoras analizan a través de un cuestionario médico las características de una persona antes de aceptar o no la contratación de un seguro de salud
Una vez elegido el tipo de seguro de salud y compañía de seguros con la que queremos proteger uno de nuestros bienes más preciados, el siguiente paso es trasladar nuestra intención a la entidad aseguradora escogida. Esta, una vez conocida la póliza concreta que deseamos contratar, nos facilitará una serie de documentos que debemos cumplimentar y, a continuación, remitir a la compañía en cuestión.
Dicha documentación está compuesta por la solicitud de seguro y el cuestionario de salud, ambos adaptados al producto que hayamos elegido. La información que traslademos a la entidad aseguradora, a través de estos dos documentos, será fundamental para que se pueda valorar el riesgo de la mejor manera posible, algo que irá en beneficio tanto de la compañía como del asegurado (nosotros). En la medida que vayamos cumplimentando información, se irán despejando la mayoría de las dudas que pudiéramos tener en ese momento.
Mediante este documento aportamos a la entidad aseguradora datos que tienen que aparecer en el contrato de seguro, como el nombre y los apellidos, la nacionalidad o la dirección y el lugar de residencia habitual. Además, también facilitaremos a la entidad otros aspectos como la profesión que desempeñamos o la edad que tenemos. Un dato crucial, este de la edad, puesto que dependiendo de los años que tengamos, el riesgo a asumir por parte de la compañía es diferente. Por norma general, cuanto mayor es nuestra edad, mayor es el riesgo que tendrá que aceptar cubrir la aseguradora, factor que, en la mayoría de las ocasiones, tendrá reflejo en el precio final de la póliza.
Además, con respecto a la contratación de este tipo de seguros, las entidades aseguradoras establecen, por lo general en una horquilla que va de los 65 a los 75 años, la edad máxima para poder hacerlo. Esto no quiere decir que superada esta edad no podamos seguir siendo titulares de una póliza de asistencia sanitaria, pero sí que tengamos que pagar una prima superior o renunciar al acceso a determinadas coberturas.
Podríamos calificarlo como el documento que contiene la información más valiosa para la entidad aseguradora -no en vano, se trata de una declaración firmada-, ya que mediante el mismo hacemos a la compañía conocedora, de forma detallada, de nuestro estado de salud actual, así como de nuestro historial médico-sanitario (enfermedades, intervenciones quirúrgicas…). Con esta información, la entidad aseguradora estudia nuestro caso en particular y nos ofrece una respuesta a la solicitud de seguro que hemos presentado. Respuesta que, como veremos a continuación, puede variar en función de la información aportada. En este punto, el momento de cumplimentar el documento, es fundamental subrayar que debemos ser lo más rigurosos que podamos, ya que de ello dependerá que podamos hacer uso de nuestro seguro médico con total garantía.
Visto todo lo anterior, resulta de vital importancia que seamos muy cuidadosos y sinceros a la hora de cumplimentar en el mencionado cuestionario toda la información que una aseguradora nos solicita en el momento de tramitar una póliza de salud.
Mentir, o no decir toda la verdad puede ser el origen de innumerables problemas, que además suelen presentarse en el momento más importante: cuando tenemos que hacer uso de nuestra póliza de salud. De hecho, la compañía podría anular nuestra póliza o negarse a prestarnos la asistencia relacionada con las dolencias previas no declaradas si así lo considera y, además, el asegurado tendrá que reconocer que lo hace con razón y con argumentos para demostrar que el tomador del seguro no informó de dicha dolencia en el momento en que había que hacerlo.
Si quieres que te ayudemos con la documentación que rodea a tu nuevo seguro de salud, nuestros expertos podrán aconsejarte para que los trámites sean de lo más sencillo. Llámanos y compruébalo.
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