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Los seguros de Salud -sobre todo los de Asistencia Sanitaria (Cuadro Médico)- llevan años despertando un alto interés entre la ciudadanía española debido a las numerosas ventajas que ofrecen a sus usuarios. Por lo que, perfectamente, puede darse el caso de que estemos sopesando la posibilidad de contratar uno de estos seguros con el objetivo de cuidar de nuestra salud, así como de la de nuestros familiares. Pues bien, tras haber analizado (se recomienda ser lo más minuciosos que nos sea posible) las diferentes opciones que el mercado asegurador español pone a nuestro alcance en cuanto a pólizas de Salud se refiere, nos toca decidir cuál de ellas es la que mejor se adapta a nuestras necesidades. Es, en este preciso momento, cuando nos invaden numerosas dudas con respecto a la contratación del producto. Cuestiones que, por norma general, se irán aclarando a medida que avancemos en el proceso de suscripción de la póliza de Salud.
Como comentábamos líneas atrás, una vez elegido el producto asegurador con el que queremos proteger nuestro bien más preciado -la salud-, el siguiente paso será trasladar nuestra intención a la entidad aseguradora escogida. Ésta, una vez conocida la póliza concreta que deseamos contratar, nos facilitará una serie de documentos que deberemos cumplimentar y, a continuación, remitir a la compañía en cuestión. La mencionada documentación está compuesta, principalmente, por la Solicitud de Seguro y el Cuestionario de Salud, ambos adaptados al producto que hayamos elegido. La información que traslademos a la entidad aseguradora, a través de estos dos documentos, será fundamental para que ésta pueda valorar el riesgo de la mejor manera posible, algo que irá en beneficio tanto de la compañía como del nuestro (asegurado). En la medida que vayamos cumplimentando ambos se irán despejando la mayoría de las dudas que pudiéramos tener en ese momento.
Una vez que hemos visto los pasos a seguir para formalizar un seguro de Salud, podemos retomar la cuestión inicial: ¿puedo contratar uno de estos seguros si tengo una enfermedad o lesión en el momento de hacerlo? Pues bien, como explicábamos en el punto anterior, las entidades aseguradoras se valen del Cuestionario de Salud para conocer nuestro estado de salud actual y los aspectos fundamentales de nuestra historia clínica para, por ejemplo, estar al corriente de si padecemos algún tipo de enfermedad en ese momento o de si presentamos alguna patología previa (preexistente) o dolencia crónica. Ante un caso así, después de analizar el riesgo, la compañía contestará a nuestra solicitud indicando que acepta ofrecer la cobertura demandada o señalando que no la asume.
En el caso de que la entidad aseguradora decida aceptar el riesgo -con el condicionante de que estemos padeciendo una enfermedad o exista una dolencia previa o crónica-, lo normal es la compañía en cuestión establezca una serie de condiciones al respecto. Así, puede ocurrir que la entidad aseguradora acepte la suscripción de la póliza pero excluyendo expresamente el tratamiento de las dolencias preexistentes que hayamos declarado en el Cuestionario de Salud. Pero, también puede darse el caso de que la compañía acepte la formalización de la póliza obviando nuestras enfermedades o patologías preexistentes o crónicas; suelen ser las menos, pero en estos casos será de gran ayuda contar con los informes médicos de nuestras patologías previas o actuales. Eso sí, el precio final del seguro se incrementará de forma notable, puesto que evidentemente el riesgo a cubrir por parte de la entidad aseguradora también crece de igual manera. Aquí, la pelota estaría en nuestro tejado y podríamos decidir si formalizar o no la póliza. Por lo tanto, hay casos (siempre dependerá de cada aseguradora en particular) en los que si podemos contratar una póliza de Salud a pesar de estar enfermos en el momento de hacerlo o haber padecido alguna enfermedad grave.
Por todo lo anterior, como subrayábamos también anteriormente, resulta crítico que seamos muy cuidadosos y sinceros a la hora cumplimentar el mencionado “test”. Mentir o no decir toda la verdad puede ser el origen de innumerables problemas, que además suelen presentarse en el momento más importante: cuando tenemos que hacer uso de nuestra póliza de Salud. De hecho, la compañía podría anular nuestra póliza o negarse a prestarnos la asistencia relacionada con las dolencias previas no declaradas.