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Cuidar de nuestra salud no siempre significa esperar a ponernos enfermos. A veces, se trata de adelantarse, de tener un respaldo que nos dé tranquilidad y nos evite imprevistos. Ahí es donde entra en juego un buen seguro de salud.
Hoy en día, contratar uno no es solo cosa de quienes buscan rapidez en las consultas o evitar las listas de espera; es una forma de cuidar también nuestra economía, con acceso directo a especialistas, pruebas diagnósticas y hospitalización privada.
Al final, tener un seguro médico no es un lujo, sino una decisión práctica; porque, cuando surgen problemas de salud, lo importante es poder ocuparse de ellos sin preocuparse por el resto.
Dejar de pagar la prima del seguro de salud no es una decisión que se pueda tomar a la ligera. Aunque algunas personas piensan que basta con dejar de pagar para dar por cancelada la póliza, la realidad es más compleja. En primer lugar, la aseguradora puede reclamarte las cuotas pendientes hasta el final del contrato, ya que la prima suele ser anual, aunque tú la abones mes a mes.
Sin embargo, en cuanto dejas de pagar, pierdes de forma inmediata el acceso a todas las coberturas del seguro: consultas, pruebas, tratamientos, hospitalización, medicamentos… Todo corre por tu cuenta mientras no se regularice la situación. En otras palabras, si necesitas atención médica durante ese tiempo, tendrás que pagarla de tu bolsillo o recurrir a la sanidad pública, que no siempre ofrece la misma rapidez ni acceso directo a especialistas.
Aunque dejes de pagar, el contrato sigue activo y la aseguradora puede reclamarte lo que debes
Eso sí, no se trata de una ruptura automática: el contrato sigue vigente hasta que la compañía te notifique la resolución. Mientras tanto, acumularás deuda, pero también tienes la opción de ponerte al día. Ignorar el impago solo complica las cosas, porque además de quedarte sin cobertura, podrías acabar recibiendo una reclamación legal o en una lista de morosos.
Si resulta que un mes no puedes pagar la prima del seguro de salud a tiempo, no todo está perdido. Existe lo que se conoce como periodo de gracia, que es un plazo legal de 30 días tras el vencimiento del recibo durante el cual el seguro mantiene sus coberturas activas, aunque no se haya abonado todavía la prima.
Durante ese tiempo, puedes seguir accediendo a consultas, pruebas o tratamientos como siempre. Eso sí, este margen no implica que el seguro salga gratis: la compañía esperará a que regularices el pago pendiente, y si no lo haces antes de que acabe ese mes, podrá resolver el contrato y dejar sin efecto la póliza.
En caso de que pagues dentro del periodo de gracia, la cobertura se reactiva normalmente en un plazo de 24 horas. Es una oportunidad para ponerse al día sin perder los beneficios contratados, pero conviene no confiarse demasiado: pasado ese plazo, podrías enfrentarte a consecuencias más serias, desde la pérdida de cobertura hasta la imposibilidad de volver a contratar en condiciones beneficiosas.
Si se retrasa el pago de la prima del seguro de salud, no se pierde la protección en el momento exacto en que se produce el impago, ya que la ley marca que la cobertura debe seguir activa hasta un mes después del vencimiento del recibo. Es decir, durante 30 días tu seguro está “en modo de suspensión”, pero seguirás teniendo cobertura, salvo que hayas incumplido alguna particularidad de tu póliza.
Sin embargo, pasado ese mes, si no regularizas el pago, la aseguradora puede suspender oficialmente el contrato y dejar de cubrir cualquier gasto relacionado con esa fecha de vencimiento o posteriores. Desde ese instante, todas las consultas, pruebas o tratamientos no estarán cubiertos, y tendrás que abonarlos tú mismo.
Aunque hayas dejado de usar tu seguro de salud, eso no significa que puedas dejar de pagarlo sin más. Cuando contratas una póliza médica, lo habitual es que el compromiso sea anual, aunque el pago se fraccione en mensualidades. Es decir, firmas por un año completo, no por meses sueltos.
Por tanto, si decides no usar más el seguro y simplemente dejas de pagar, la compañía puede reclamarte el importe pendiente hasta completar ese periodo contratado. No sirve de excusa el clásico “como ya no voy al médico, no lo necesito”, porque el contrato sigue vigente hasta su vencimiento, salvo que lo canceles formalmente en plazo. Si crees que ya no lo necesitas, lo mejor es comunicarlo por escrito dentro del plazo legal. Así evitas problemas y puedes cancelarlo sin complicaciones.
Aunque no lo uses, el seguro hay que pagarlo hasta que lo canceles de manera correcta
Además, dejar de pagar sin avisar puede traer consecuencias: te quedarías sin cobertura en caso de necesitarla, acumularías deuda, y podrías tener dificultades para volver a contratar en el futuro.
Es fundamental que si quieres cancelar el seguro lo comuniques con al menos un mes de antelación a la fecha de vencimiento de tu póliza. Según la Ley de Contrato de Seguro si no avisas con ese margen, tu seguro se renueva automáticamente por otro año.
Lo ideal es enviar una comunicación fehaciente, como un correo certificado, burofax o incluso email si figura en tu póliza, incluyendo tus datos, el número de póliza y la fecha de finalización. Además, asegúrate de guardar siempre el acuse de recibo: es la prueba de que lo notificaste correctamente.
Además, la aseguradora está obligada a informarte de cualquier cambio en la póliza, como subidas de precio o modificación de coberturas, al menos dos meses antes del vencimiento y si no recibes ese aviso, tienes derecho a cancelar el seguro incluso fuera de plazo sin penalización. En ese caso, la ley te da un pequeño respiro extra.
Si estás pensando en cambiar de seguro de salud y quieres explorar otras opciones, en Seguros El Corte Inglés te ofrecemos varias vías para hacerlo de forma muy sencilla.
Puedes usar nuestro comparador de seguros médicos online, en el que en menos de un minuto tendrás una simulación personalizada según tu edad, dónde vives y qué necesidades tienes. Ahí podrás comparar precios y coberturas —con o sin copago, cobertura dental, asistencia internacional…— y descubrir si hay una póliza que encaje mejor con tu perfil.
Aun así, si prefieres que un experto te ayude, puedes solicitar que te llamen. Solo dejas tus datos (nombre, teléfono, email) y uno de nuestros expertos contactará contigo para revisar contigo tus opciones, explicarte ventajas y resolver dudas.
Otra opción es llamar al teléfono de atención al cliente o acudir a una de nuestras oficinas, donde podrás recibir asesoramiento presencial y comparar directamente las pólizas disponibles.
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