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Aunque pueda parecer que cuando se suscribe un seguro simplemente intervienen el cliente y la entidad aseguradora, en realidad cabe hablar de varias figuras más, algunas de las cuales pueden coincidir en el mismo sujeto o no.
Por un lado, está el tomador, que es aquella persona que suscribe la póliza, siendo el responsable principal de que se abonen las primas acordadas con la aseguradora. Otras figuras clave son el asegurado (que es el sujeto que se expone a los potenciales riesgos, tanto personalmente como en relación a sus bienes y activos) y el beneficiario, la figura que recibirá las indemnizaciones estipuladas. Tomador, beneficiario y asegurado pueden ser la misma persona o no, dado que en muchas ocasiones no coinciden.
Por otra parte, encontramos otras figuras necesarias para el buen funcionamiento de un seguro como pueden ser el perito, los corredores, agentes, reparadores o los abogados (entre otros).
Todos ellos forman parte de un todo que es el seguro, pero lo cierto es que no existiría sin la figura de asegurador. Comprender cuáles son sus funciones, obligaciones y derechos podrá ayudarnos a saber qué derechos tenemos y qué podemos esperar como clientes de una aseguradora, independientemente de que se suscriba un seguro de coche, de moto, de vida o de cualquier ramo.
Asegurador es la persona jurídica que, a cambio del pago de una prima y mediante unas condiciones firmadas por contrato, asume las consecuencias y los daños producidos por el riesgo o los riesgos especificados en la póliza de seguro.
La figura del asegurador es completamente necesaria en nuestra sociedad, puesto que protege frente a hechos inesperados que requieren de reparaciones e indemnizaciones que, de forma independiente, no todas las personas podrían hacer frente con sus ahorros. Un buen ejemplo para ello son los seguros de hogar. Por ellos se paga una prima mínima comparada con la enorme suma asegurada que se necesita para reconstruir una vivienda, sus enseres o los daños que pueda causar, por ejemplo, un incendio sobre terceras personas.
Tener contratada una póliza de seguro puede salvar una economía familiar de la quiebra después de un siniestro
La manera que tiene el asegurador de dar cobertura a muchas personas y riesgos a la vez es recaudar las primas de cada uno de los seguros que se contratan con él para poder hacer frente a los costes de los siniestros que puedan ocurrir. Al no suceder todos los siniestros a la vez, esto permite que haya un equilibrio y siempre se pueda responder a las coberturas contratadas.
La principal diferencia esencial entre asegurador y asegurado es que el primero es siempre una persona jurídica que cuenta con una autorización oficial en vigor para la gestión profesional de los riesgos recogidos en una póliza de seguro. Por regla general, los aseguradores son las compañías del sector, es decir, las aseguradoras, aunque también existen otras, como las mutuas o las cooperativas. Por el contrario, el asegurado puede ser cualquier persona física o jurídica, o el bien sobre el que recae la cobertura de la póliza.
Por ejemplo, en un seguro de salud, el asegurador es la compañía con la que se contrata, el tomador en este ejemplo es el padre o madre de una familia numerosa y los asegurados son el mismo tomador, su cónyuge y sus tres hijos (quienes tendrán cobertura sanitaria en las clínicas que recoja el cuadro médico de la compañía).
De acuerdo a la legislación vigente, dentro de las diversas obligaciones que tiene el asegurador destacan las siguientes:
Por otro lado, el asegurador posee una serie de derechos entre los que se pueden destacar los siguientes:
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