Diccionario de seguros

Daño a terceros

Definimos los daños a terceros como los daños que son causados por una persona física a otra persona o entidad. Estos daños pueden ser tanto materiales (un golpe a un vehículo o una humedad en la casa del vecino) como físicos hacia otra persona (si en el golpe con un vehículo el otro conductor o alguno de sus pasajeros resultase herido).

Cuando una persona produce este tipo de daños -ya sean físicos o materiales- a otra persona, tiene la responsabilidad de arreglarlos o indemnizar a la persona que recibe el daño.

Es muy importante que el seguro cubra los daños a terceros para asegurarnos de que en caso de que haya algún accidente, los daños estén cubiertos en su totalidad

Es importante a la hora de contratar un seguro tener en cuenta la cobertura a terceros. Cuando el seguro es para un vehículo, o tenemos una mascota que entra dentro de la categoría PPP (perro potencialmente peligroso) es obligatorio por ley tener un seguro que cubra los daños a terceros. 

Hay otros tipos de seguros que no son obligatorios, pero que pueden ser de gran ayuda frente al elevado gasto que puede acarrear una situación en la que accidentalmente ocurriera un daño o perjuicio físico o material hacia un tercero.

Algunos ejemplos donde se puede producir un daño a terceros

  • Si una persona perdiera el control de su coche mientras circula por una vía urbana, choca con un árbol y ocasiona daños a una farola o semáforo, se estaría dañando mobiliario urbano. Por lo general este mobiliario pertenece al ayuntamiento y su reparación puede suponer un elevado coste; como ya hemos comentado que en los seguros de coche es obligatorio que se cubran los daños a terceros como mínimo, dependiendo del tipo de póliza contratada, los daños causados en el mobiliario urbano podrían estar cubiertos en su totalidad o hasta cierto importe.
  • Si se rompiera una tubería, provocando una inundación en el hogar y humedades en el piso de abajo, el dueño de la vivienda tendrá que reparar los desperfectos causados en la vivienda del vecino; si la persona responsable de los daños tiene contratado un seguro de hogar con cobertura a terceros, los daños en la vivienda del vecino podrían estar, como en el ejemplo anterior, cubiertos en su totalidad o hasta cierto importe.
  • Si una persona estuviera en su casa con unos amigos, y uno de estos, jugando con la mascota familiar, recibiera un mordisco accidentalmente y necesitara atención sanitaria, el dueño de la mascota tendría que hacerse cargo de los costes sanitarios. Si el dueño de la mascota tiene contratado un seguro de mascota con cobertura a terceros, los gastos sanitarios podrían estar cubiertos, como antes, en su totalidad o hasta cierto importe.

Después de mencionar estos ejemplos de daños a terceros, cabe destacar la importancia de tener un seguro con una amplia cobertura, que puede ser muy útil a la hora de sufragar los gastos producidos por un daño o perjuicio a terceros. Cuanto más alta sea la cobertura de daños a terceros de nuestro seguro, en cualquier tipo de seguro, mayor será el importe que cubra a la hora de tener que hacerse cargo de una indemnización por daño o perjuicio.