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La distorsión del riesgo en el ámbito asegurador es una circunstancia que se produce cuando el asegurado o el tomador del seguro intenta manipular la información que proporcionan a la compañía de seguros con el fin de conseguir primas más bajas o beneficios que no le corresponden. Este tipo de prácticas puede tener consecuencias indeseadas tanto para los asegurados como para las propias compañías y el sistema asegurador en general.
Puede manifestarse de diferentes maneras. Una de las más habituales es omitir información relevante cuando se rellena la solicitud de un seguro (por ejemplo, quien esté solicitando un seguro de coche podría no dar a conocer su historial de accidentes o infracciones de tráfico esperando así que la prima resultante sea más baja), o en el seguro de salud, el asegurado potencial podría no mencionar una preexistencia médica queriendo evitar así una evaluación de riesgo más alta.
La distorsión del riesgo acarrea consecuencias para todas las partes involucradas en un seguro
Como adelantábamos, manipular la información de esta manera acarrea consecuencias incluso graves en algunos casos. Por un lado, las compañías de seguros se basan en la información que proporcionan los asegurados para calcular sus primas de seguro y evaluar los riesgos correspondientes. Cuando esta información no es correcta o está incompleta, la prima que resulta del cálculo no refleja con exactitud el riesgo real al que se enfrenta la aseguradora, lo que puede conducir a primas por debajo de lo necesario para esos asegurados, lo que redunda en que la aseguradora no estará recibiendo el suficiente dinero como para cubrir los eventuales siniestros, lo que perjudica al sistema de los seguros en su conjunto. Si las aseguradoras advierten que existe un alto grado de manipulación de la información, podría surgir la necesidad de endurecer sus políticas de evaluación de riesgos y aumentar las restricciones para dar cobertura, lo que a su vez podría influir en que los seguros fueran menos accesibles o asequibles para aquellos que los necesitan realmente (esto es, toda la población en general, ya que, para unas cosas u otras, todos necesitamos un seguro en algún momento de nuestra vida).
Con esta finalidad, las aseguradoras están introduciendo diferentes estrategias como verificar los antecedentes y revisar la información que proporcionan los asegurados más exhaustivamente. Además, ya hay compañías que recurren a las tecnologías, como el análisis de Big Data, que le ayudan a identificar comportamientos y patrones que puedan levantar sospechas.
En última instancia, la prevención de la distorsión del riesgo necesita de la colaboración de las aseguradoras, sus asegurados y los organismos competentes. Los asegurados tienen que comprender la importancia de ofrecer una información precisa y completa; las compañías de seguros deben garantizar que los procesos utilizados para evaluar el riesgo sean rigurosos y justos y, por su parte, los organismos del mundo asegurador desempeñan un papel fundamental estableciendo estándares y posibles sanciones para fomentar el abandono de la manipulación de la información.
Resolver este problema requiere una combinación de factores por parte de todos los interesados para garantizar el buen funcionamiento del sistema asegurador.
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