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Cuando contratamos un seguro de hogar lo hacemos para garantizar que en caso de que suceda un siniestro tengamos protegida nuestra vivienda, así como una serie de objetos que pueden resultar de valor y que se encuentran en su interior.
En caso de que suceda un siniestro, como por ejemplo la rotura de una tubería, deberemos notificarlo a nuestra compañía de seguros para que abra un parte, es decir, comience a elaborar la documentación necesaria para el seguimiento del siniestro, avise a un perito para que examine los daños producidos por el mismo y pueda enviar al profesional correspondiente a arreglarlo. En el caso de la rotura de una tubería, tras la valoración del perito, el fontanero acudirá a arreglar la tubería en la que se ha producido la rotura, después acudirá un albañil a arreglar los desperfectos que haya ocasionado el fontanero en la pared para arreglar la tubería y, por último, será el pintor el que acuda a nuestra vivienda a pintar la pared que el agua ha dañado. En caso de que el siniestro haya producido daños en alguna de las viviendas o locales vecinos, el seguro, mediante la garantía de responsabilidad civil, también se verá obligado a arreglarlas.
Por lo tanto, como vemos, la obligación de la compañía de seguros frente al asegurado es hacer efectivo el pago de las indemnizaciones o llevar a cabo la subsanación de las prestaciones aseguradas acordadas en la póliza de seguros una vez haya finalizado la peritación requerida.
El pago de las prestaciones aseguradas puede realizarse de diferentes formas según sea la naturaleza del bien asegurado.
Primero, deberemos distinguir entre el continente de la vivienda y el contenido. El continente es la estructura de la vivienda, fachada, paredes, suelos y techos (además de los elementos fijos como pueden ser los sanitarios). El valor del continente suele venir establecido por el valor catastral de la vivienda. El contenido es todo lo que tenemos en su interior, todos los objetos: mobiliario, electrodomésticos u objetos de valor como por ejemplo obras de arte o joyas. Es muy importante tener siempre actualizado el valor económico del continente y contenido en nuestra póliza de seguros ya que de ello dependerá la cobertura efectiva del seguro en caso de siniestro.
Además, según el uso que le demos a nuestra vivienda asegurada y los bienes que tengamos en su interior, deberemos contratar un seguro que cubra unas garantías u otras. Sabemos que no es igual contratar un seguro para nuestra vivienda habitual -en la que residimos normalmente y en la que tenemos todos nuestros enseres personales- como contratarlo para una segunda residencia -esa casa de la playa, normalmente más pequeña y en la que únicamente tenemos los objetos necesarios para el día a día, sin acumular nada de valor-.
Tomando estas dos premisas como base, podremos comenzar a elegir la póliza de seguro que más se adecúe a nuestras necesidades y descartar las que no cumplan con aquello que buscamos. Hay ciertas coberturas que son necesarias para poder vivir con la tranquilidad de saber que nuestra vivienda, sea la que sea, está protegida ante los siniestros más comunes. Entre estas coberturas se encuentran las de incendio, robo, daños por agua, daños eléctricos o responsabilidad civil. Esta última garantía es muy importante porque es la que nos cubre ante los daños y desperfectos que hayamos podido causar a un tercero. Por ejemplo, el daño en las paredes del que hablábamos anteriormente como consecuencia de la rotura de una tubería. Con la cobertura de responsabilidad civil contratada no tendremos que preocuparnos por el daño que hayamos podido causar a nuestros vecinos como consecuencia del siniestro ocurrido en nuestro hogar ya que nuestro seguro de hogar se hará cargo de todo.
Estas coberturas podrían ser suficientes para nuestra segunda vivienda, esta a la que no damos un uso habitual.
Por un poco de dinero más al mes podemos tener un seguro más completo para nuestra vivienda habitual, que incluya roturas de objetos del hogar, como cristales, la vitrocerámica de la cocina o los sanitarios del baño y que hará que nuestro hogar se encuentre mucho más protegido desde el principio.
Además, si utilizamos nuestro hogar como oficina para trabajar o teletrabajar, seguro que tenemos una serie de aparatos tecnológicos de cierto valor que nuestro seguro podría cubrir si contratamos la garantía adecuada.
También hemos de evaluar si tenemos obras de arte como cuadros o esculturas, o joyas de alto valor económico. Hay muchos seguros de hogar que cuentan con garantías específicas que cubren el robo de estos objetos o el daño que puedan sufrir. Lo importante es siempre tener actualizada nuestra póliza de seguro para tener incluido todo lo que queramos o necesitemos.
Por ello, teniendo en cuenta todo lo que hemos comentado a lo largo del texto y para que, en caso de siniestro, podamos contar con las coberturas adecuadas, debemos pensar minuciosamente qué uso damos a nuestra casa, qué es lo que contiene y qué valor tienen esos objetos. Sólo de esta forma contrataremos la póliza que más se ajuste a nuestras necesidades y a las de nuestra vivienda, y sólo así podremos contar con la mejor cobertura en caso de ocurra algún accidente o siniestro.
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