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Uno de los grandes aprendizajes que hemos adquirido de los dos años de pandemia, ha sido que nunca podemos olvidarnos del valor de la libertad. Somos una sociedad desarrollada, acostumbrada a tomar decisiones y a actuar en consecuencia, dando por hecho que somos libres, porque en realidad, somos libres para decidir y para actuar.
Ahora bien, además de las muertes, la falta de contacto humano y la enfermedad, ¿qué ha sido lo peor de la pandemia? Sin duda, la falta de libertad.
Ahora que ya ha pasado lo peor y que sabemos de primera mano lo que significa no poder actuar a nuestro antojo, valoramos más la libertad, si cabe. Poco a poco, se va retomando la vida y por fin se puede volver a viajar a todos los destinos del mundo, el engranaje del turismo vuelve a retomar fuerza y los viajeros estamos deseando realizar ese viaje con el que hemos estado soñando durante tantos meses.
Tras todo lo vivido, hemos aprendido a planificar viajes con menos tiempo de antelación, nos atrevemos a organizar una escapada por España o un viaje al extranjero en apenas unos días, porque ya hemos comprobado que los planes pueden cambiar en pocas horas y, visto lo visto, con todas las medidas restrictivas y cambios de normativas que hemos vivido de un día para otro, hemos adquirido el nuevo hábito de apurar al máximo en la contratación de nuestro viajes.
Además, el seguro de viaje, producto al que antes solo dábamos importancia en cierta medida cuando salíamos fuera de las fronteras europeas, se ha convertido en un imprescindible a la hora de planificar un viaje. Ya sea por España, Europa o fuera de sus límites, la tranquilidad de moverse con un seguro para viajes nos facilita poder disfrutar sin preocupaciones de la experiencia y estar protegido ante cualquier infortunio no deseado como, por ejemplo, que el vuelo se cancele o que necesitemos asistencia médica durante el viaje.
De la misma forma, no podemos olvidar que para entrar en determinados países es obligatorio disponer de un seguro de viaje previamente.
La duración de este tipo de seguros viene determinada por la duración del propio viaje. Es decir, el tomador del seguro está protegido desde que sale de casa hasta que regresa, una vez haya finalizado el viaje.
Sí, la mayoría de las compañías aseguradoras ya tienen a disposición de los viajeros modalidades de seguros de viaje con duración anual. Este tipo de pólizas suele incluir todos los viajes que el tomador o la familia realice a lo largo de todo un año.
Las coberturas que ofrece un seguro de viaje solo tienen validez durante los días en los que se realiza el viaje, estipulados a la hora de contratar la póliza
Ahora bien, cada aseguradora o tipo de póliza tiene sus propias condiciones, pero por norma general, estos viajes no podrán exceder el plazo máximo de los 90 días consecutivos y, aunque siempre puede haber variaciones entre unas compañías y otras, es el plazo más común.
En ese caso, se necesitaría otro tipo de seguro como, por ejemplo, un seguro de salud para largas estancias en el extranjero.
El seguro de viaje de larga duración se renueva automáticamente una vez se haya cumplido el año. Por tanto, si se quiere prescindir de él es importante informar a la compañía con antelación.
Se trata de una póliza perfecta para aquellas personas que viajan mucho a lo largo del año, ya sea por motivos familiares o laborales, y en estas ocasiones, merece la pena disponer de ella y olvidarse de realizar este trámite cada vez que vamos a viajar.
Las coberturas de un seguro de viaje de larga duración son prácticamente las mismas que las de un seguro de viaje normal, aunque en muchos casos, es muy recomendable cerciorarse de que incluye coberturas relacionadas con la salud y atención médica.
Detallemos algunas que no deberían faltar en tu seguro de viaje.
Como en otro tipo de seguros, suele cubrir hasta un límite previamente fijado, aunque suele ser de una cuantía generosa. Aquí quedaría cubierto todo lo relacionado con la salud, como revisiones médicas, asistencia de urgencia, ingresos hospitalarios, envío de medicamentos, revisiones para enfermedades de carácter crónico, COVID-19…
Cuando se realiza un viaje enfocado a este tipo de actividades, es necesario informar a la compañía antes de contratar la póliza, ya que, de no hacerlo, si sucediese cualquier accidente relacionado con alguna de estas actividades, posiblemente la póliza de viajes no se hiciera cargo. Por ello, es muy importante contratar esta cobertura y dejar toda las especificaciones bien claras antes de partir.
No imaginas la cantidad de problemas que requieren de ayuda legal que pueden llegar a darse a lo largo de un gran viaje. Aunque no es habitual, sí puede darse el caso. Al final, cuantos más días estemos en un destino, más probabilidades tendremos de que nos sucedan experiencias inesperadas (y no necesariamente agradables) que requieran de la ayuda de un profesional del derecho. La Responsabilidad Civil privada en el extranjero es una cobertura fundamental, así como la reclamación de daños o conocer la responsabilidad penal en el extranjero.
Todo lo relacionado con el transporte y retorno al país de origen antes de lo previsto a causa de algún suceso poco común o por fallecimiento.
Encontrarte en un país extraño sin tus objetos personales no es un tema baladí. Disponer de una póliza relacionada con el equipaje y la documentación nos dará tranquilidad en caso de pérdida o robo. Tranquiliza saber que tendremos detrás una compañía de seguros que velará por nuestra seguridad tratando de ayudarnos durante todos los trámites que debamos realizar.
En definitiva, los seguros de viaje, sean de tipo que sean, garantizan que una posible experiencia traumática en el extranjero lo sea menos gracias a las coberturas que hayamos contratado, las encargadas de protegernos y velar por nosotros.
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