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Cuando hablamos de prima, hablamos del dinero necesario para obtener respaldo a la hora de que se produzca un siniestro; es el coste o aportación económica que exige la compañía de seguros a cambio de la contraprestación de las coberturas contenidas en la póliza.
La prima del seguro es su precio, el coste que se acuerda entre las partes y que debe afrontar el tomador del seguro para obtener las garantías y coberturas que le ofrece la aseguradora y que cubren su riesgo y el del resto de asegurados. Se trata de un elemento esencial del contrato de seguro, pues fija la principal obligación del tomador y posibilita que pueda darse la mutualización del riesgo.
La prima del seguro la establecen las compañías aseguradoras y está determinada por cuatro factores principales:
Normalmente, las compañías calculan la prima según el cociente entre la probabilidad de ocurrencia del riesgo (es decir, el número de siniestros dividido por el número total de asegurados) y el coste medio (coste de todos los siniestros partido por el número de siniestros).
Dependiendo de cómo queramos enfocar la prima de un seguro, podremos clasificarlas según dos criterios principales: según el pago de la prima, o según su naturaleza.
Las pólizas de seguro se podrán abonar de diferentes maneras:
En el mundo de los seguros existen muchas variables que obligan a las compañías a definir distintos tipos de primas según la situación:
Existen muchos tipos de prima, que se aplican en distintas situaciones y en función de las diferentes modalidades de seguros
El valor neto del riesgo o prima pura constituye la base del precio que paga el tomador del seguro a cambio de su interés asegurado. Pero se trata de la base de la prima, la parte nuclear de la prima total.
A la prima pura deben sumársele los gastos de administración de la compañía aseguradora, obteniendo la llamada prima de inventario. Asimismo, a la prima de inventario se le suman los gastos de gestión, gastos comerciales (comisiones de los agentes de seguros, por ejemplo) y su beneficio, obteniendo la prima de tarifa o comercial.
Finalmente, a la prima de tarifa se le añaden los impuestos, la parte del Consorcio de Compensación de Seguros y la Comisión Liquidadora de Entidades Aseguradoras para obtener la prima total, que es la que finalmente abona el tomador del seguro.
Que el tomador cumpla con el pago de la prima en el seguro de hogar (sirva este como ejemplo, pero sucede en cualquier otro tipo de seguro) es imprescindible para que pueda disfrutar de las coberturas incluidas en el contrato del seguro cuando se produce un siniestro.
Si se produce un impago de la prima única, o de la primera prima periódica, la entidad aseguradora puede resolver el contrato, en cuyo caso éste sería nulo, o exigir el pago comprometido por el tomador, de manera que hasta que no se produzca, la entidad no está obligada a afrontar un siniestro pagando la indemnización pactada.
Si el impago es de una de las primas periódicas posteriores a la primera, quedan suspendidas las coberturas durante un mes de gracia que se le ofrece al cliente para hacer frente al pago pendiente, pero quedan en suspenso las coberturas durante ese mes.
Si transcurridos otros cinco meses, esto es, si seis meses después de la prima periódica impagada, el cliente no ha hecho efectivo el pago y la aseguradora no ha rescindido el contrato, este se resuelve automáticamente. Si lo hace, en cambio, recuperará sus coberturas desde un día después de satisfecho el pago o pagos pendientes.
El tomador del seguro es la parte encargada de abonar la prima del seguro a la compañía, de acuerdo con las cláusulas contenidas en la póliza de seguro.
De manera muy resumida, los factores con los que se calcula la prima de un seguro son los riesgos que conlleva asegurar cierto bien. Si las condiciones que determinan esos factores de riesgo cambian, en este caso aumentando el riesgo de sufrir un siniestro, la prima aumentará.
La prima del seguro puede subir si aumenta el riesgo de sufrir un siniestro
Otra cosa que puede ocurrir es que aumentase la siniestralidad (generalmente pasa con el seguro de coche o el seguro de moto), y la compañía nos penalizará con un aumento de la prima el siguiente año.
También existen factores externos a las compañías de seguros que podrían alterar el precio de la prima de un seguro, como podría ser una subida del Impuesto Sobre Primas de Seguros (IPS).
La prima de un seguro de hogar (o de otro tipo) que no consumamos, por ejemplo, por vender la vivienda a mitad de año, podría ser devuelta, pero la norma que existe (impuesta por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones), es que la prima de un seguro es indivisible, por lo que deberemos abonarla por completo.
Es bastante frecuente a día de hoy encontrar que las aseguradoras devuelvan las primas no consumidas o que te permitan usarla para asegurar otro bien y, aunque cambie el contrato de seguro, se pueda descontar el importe restante de la póliza antigua en la nueva.
El hecho más habitual por el que los asegurados no pagan la prima es porque cambian de aseguradora sin avisar a su compañía actual. En vez de realizar la petición de anulación de renovación de la póliza con un mes de antelación y por las vías correctas (un escrito por correo certificado), la mayoría de los usuarios cree que con no pagar la prima de renovación están cancelando el seguro; pero esto no es así ya que pasado un mes de cortesía, la compañía puede anular las coberturas por impago e incluso rescindir el contrato de seguro, dejando al tomador sin la protección de las coberturas de la póliza hasta que este restituya el importe o negocie la salida de la compañía.
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