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La prima del seguro es su precio, el coste pactado entre las partes que debe afrontar el tomador del seguro para disfrutar de las coberturas y garantías que le ofrece la aseguradora y que cubren su riesgo y el del resto de asegurados.
Se trata de un elemento esencial del contrato de seguro, pues fija la principal obligación del tomador y posibilita que pueda darse la mutualización, ya que la prima fija el precio del riesgo asegurable, que financian todas las personas aseguradas en el mismo riesgo y permite a las compañías aseguradoras hacerse cargo de las garantías de cualquiera de ellas que sufra un siniestro.
La prima del seguro la establecen las compañías aseguradoras y está determinada por cuatro factores principales:
En la medida que estos factores, que determinan lo que se conoce como prima pura, son objetivos, de hecho se expresan en una fórmula que es común a todas las aseguradoras para fijar el valor del riesgo: el cociente entre la probabilidad de ocurrencia del riesgo (es decir, el número de siniestros dividido por el número total de asegurados) y el coste medio (coste de todos los siniestros partido por el número de siniestros).
El big data o análisis masivo de grandes colecciones de datos, tanto estructurados como desestructurados, ayuda a objetivar aún más la prima pura, pues permite estimar el número de eventos futuros en función de los siniestros pasados y de los condicionantes que intervinieron o coadyuvaron para su ocurrencia.
Si bien es imposible predecir el futuro, por lo que no está exento de azar, el propósito de las aseguradoras al fijar la prima pura es reducir al máximo éste, de forma que solo riesgos extraños de alto impacto, difíciles de predecir y fuera del ámbito de las expectativas normales, llamados “cisnes negros”, como por ejemplo el 11-S, queden fuera de la predicción. Ese tipo de riesgos los cubren las reaseguradoras.
El valor neto del riesgo o prima pura constituye la base del precio que paga el tomador del seguro a cambio de su interés asegurado. Pero se trata de la base de la prima, la parte nuclear de la prima total.
A la prima pura deben sumársele los gastos de admisistración de la compañía aseguradora, obteniendo la llamada prima de inventario.
Asimismo, a la prima de inventario se le suman los gastos de gestión, gastos comerciales (comisiones de los agentes de seguros, por ejemplo) y su beneficio, obteniendo la prima de tarifa o comercial.
Finalmente, a la prima de tarifa se le añaden los impuestos, el Consorcio de Compensación de Seguros, la Comisión Liquidadora de Entidades Aseguradoras para obtener la prima total, que es la que finalmente abona el tomador del seguro.
En función de la forma de pago de la prima total, establecida en el contrato de seguros, hay distintos tipos de primas:
En función de la naturaleza jurídica de la entidad aseguradora, la prima puede ser fija o variable. Prima fija es la que se establece por adelantado en el contrato para toda la vigencia del seguro por entidades con personalidad jurídica de sociedades anónimas, y por algunas mutuas o cooperativas, concretamente las que se denominan “a prima fija”.
Prima variable es la aplicada por el resto de mutuas y cooperativas, y se paga mediante derramas posteriormente a los siniestros, si bien previamente los mutualistas o cooperativistas pagan una cuota de entrada para afrontar los gastos de la entidad.
El pago de la prima por parte del tomador es imprescindible para que pueda disfrutar de las coberturas incluidas en el contrato del seguro cuando se produce un siniestro.
Si se produce un impago de la prima única, o de la primera prima periódica, la entidad aseguradora puede resolver el contrato, en cuyo caso éste sería nulo, o exigir el pago comprometido por el tomador, de manera que hasta que éste no se produzca, la entidad no está obligada a afrontar un siniestro pagando la indemnización pactada.
Si el impago es de una de las primas periódicas posteriores a la primera, quedan suspendidas las coberturas durante un mes de gracia que se le ofrece al cliente para hacer frente al pago pendiente, si bien quedan suspendidas las coberturas durante ese mes.
Si transcurridos otros cinco meses, esto es, seis meses después de la prima periódica impagada, el cliente no ha hecho efectivo el pago y la aseguradora no ha rescindido el contrato, éste se resuelve automáticamente. Si lo hace, en cambio, recuperará sus coberturas desde un día después de satisfecho el pago o pagos pendientes.
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