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Seguramente muy poca gente conocerá este término cuando se utiliza en materia de seguros y alguno se estará preguntando si tiene que ver con las acepciones más comunes que nos presentan los diccionarios y se utilizan en el lenguaje habitual. Lo cierto es que de algún modo sí podemos encontrar un lazo en lo que se refiere al lado emocional de las cosas y, si sigues leyendo, entenderás por qué.
La Real Academia Española habla de la afección como sinónimo de dolencia o enfermedad, aunque también de afecto, apego o inclinación por algo o alguien. Si tomamos la segunda acepción y ahondamos un poco más en el tema, encontraremos que el valor de afección está definido como un plus con el que se aumenta el valor venal (eso sí nos suena más) de un vehículo tras un accidente en el que se declara siniestro total y cuando corresponde una indemnización en lugar de la reparación.
Por tanto, el valor de afección es ciertamente subjetivo, al ser el valor que le da a algo la persona que lo asegura. Por este lado es por donde antes lo enlazábamos con un valor emocional o sentimental más que económico, ya que, en la mayoría de las ocasiones, poco tienen que ver el uno con el otro.
Lo interesante del tema es que no puede ser un valor garantizado, precisamente por la subjetividad de su naturaleza, y son los valores objetivos los que pueden garantizarse.
En lo relativo a los seguros de coche, si tenemos asegurado un vehículo y lo declaran siniestro total tras sufrir un accidente, tu aseguradora podría añadir al importe de la indemnización correspondiente una cantidad extra, que se refleja a modo porcentual sobre el valor calculado total. Esta cantidad adicional está pactada previamente, depende de cada compañía y probablemente lo hayas visto en las condiciones de tu póliza bajo el nombre de valor venal mejorado.
Estos dos conceptos están íntimamente ligados, ya que el valor de afección pisa el escenario cuando ha habido un siniestro total.
En el caso de un vehículo, cuando las reparaciones que se precisan para que recobre el estado que tenía anteriormente no son económicamente viables, ya que costarían más que el propio vehículo, se declara el siniestro total. Quede claro que no tiene que ver con el punto de vista de la mecánica, ya que muchas veces un coche que ha sido dado como siniestro total sí podría repararse y continuar funcionando, pero si el importe de esta reparación supera el límite que la compañía de seguros tiene marcado como máximo, que suele oscilar entre un 70 y un 100 % del valor venal (aunque cada aseguradora fija sus propias cifras), no será viable para la compañía de seguros reparar ese vehículo, y recibirás una indemnización pecuniaria en lugar de la reparación.
Si el valor de afección se añade al valor venal tras un siniestro total, aparece la figura del valor venal mejorado
Y es aquí cuando entra en escena el valor venal mejorado, que no es otro que el resultante de sumar el valor de afección al valor venal de tu vehículo siniestrado. Eso sí, dependerá de la modalidad de póliza que hayas elegido para tu coche o de tu seguro de moto, ya que hemos visto que los porcentajes pueden variar según las condiciones de cada aseguradora y, además, a veces puedes quedarte el vehículo que se ha declarado siniestro total y pueden descontarte el valor de los restos o puedes encontrarte con que la compañía proceda a su retirada y gestión de los mismos.
Teniendo claro lo que es el valor venal, que sabemos que es aquel que se considera tiene el objeto que se asegura justo antes de que se produzca el siniestro en cuestión; que es un término que aparece en todas las pólizas de seguro y que, además, está fijado en unas tablas elaboradas por técnicos en la materia, se diferencia principalmente del valor de afección en su objetividad y flexibilidad.
El valor de afección es más subjetivo, dependerá del estado que presentara el bien asegurado antes del siniestro y atenderá a un porcentaje que está dentro de una horquilla, pudiendo ser menor o mayor, aunque siempre dentro de los rangos fijados por tu compañía de seguros.
Y como hemos estado hablando de la figura del siniestro total, os diremos a modo de curiosidad que en el seguro de hogar también podría darse, como un incendio que asole el total de la vivienda, en cuyo caso nos estaríamos refiriendo al concepto de continente o una inundación o daños eléctricos que estropeasen el mobiliario de la casa, considerando en este caso el contenido. Aquí también existe el valor de reposición y funciona como en el seguro de vehículos: si supera el valor venal, se recibirá una indemnización que equivaldrá a su precio en el momento anterior al siniestro o al precio que tenga en el mercado comprar ese objeto o uno similar, aunque pormenores de este tipo siempre deben comprobarse en las condiciones generales y particulares de nuestras pólizas, para estar seguros de lo que contratamos.
Si lo que buscas es un buen seguro, con buenas coberturas, buenas garantías y buen precio, no pierdas el tiempo y habla con uno de nuestros expertos, que podrá informarte en mayor profundidad de cualquier duda que puedas tener al respecto de tu próxima póliza de seguros.
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