¿Cómo puede afectar la depresión durante la conducción?

Hay múltiples factores que pueden afectar al hecho de conducir un vehículo. De hecho, hay situaciones en las que se recomienda encarecidamente no hacerlo. ¿Es la depresión una de ellas? Enfermedades

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La depresión, junto con la ansiedad, es una de las patologías relacionadas con la salud mental que a más porcentaje de población afecta en todo el mundo. Es más, especialistas y profesionales de índole psicológica, psiquiátrica e incluso médicos de familia, están alertando sobre el pico tan alto de casos de depresión que se está comenzando a ver a mediados de 2021, sobre todo en los más jóvenes. Posiblemente, la principal causa sea el parón que todos hemos sufrido en nuestra vida durante el año 2020 a causa de la pandemia. Ahora, un año y medio más tarde, comienzan a verse las primeras consecuencias, sobre todo, a nivel psicológico. Los meses encerrados en casa sin disponer de libertad, la práctica de teletrabajo o las clases desde casa y, a fin de cuentas, la reducción total durante unos meses y parcial a posteriori, de la vida social. Los seres humanos somos animales sociales por naturaleza, no somos individualistas, en nuestro ADN reside la necesidad de convivir con los demás. Esto último, en España puede agravarse más, debido a nuestro carácter marcadamente social.  

Hablando de depresión y ansiedad, ¿sabrías diferenciar entre una y otra patología? Te invitamos a leer este artículo que escribimos hace tiempo donde podrás ver de forma sencilla las diferencias entre ambas. 

Volviendo al tema que nos concierne, la depresión es una patología que puede presentarse en distintos niveles dependiendo de cada persona y, al igual que el estrés, puede derivar en consecuencias que impidan la práctica normal de cualquier actividad cotidiana o incluso la posibilidad de realizarla. 

Si en muchos casos severos levantarse cada mañana se convierte en todo un reto, cuesta imaginar lo que supondrá para una persona con depresión enfrentarse a, por ejemplo, la conducción de un vehículo. ¿Es conveniente conducir si se padece depresión? A priori, no tiene por qué suponer un problema en los casos que no sean graves pero ¿qué sucede en otro tipo de casos? ¿Qué hay que tener en cuenta?

Consejos a tener en cuenta antes de conducir si sufres depresión

  • La propia sintomatología causada por la depresión puede influir negativamente en la conducción. Sueño, déficit de atención, temblores, vértigo, desgana, debilidad muscular…
  • Es conveniente que durante las primeras semanas del tratamiento recomendado por el psiquiatra (recordemos que el psicólogo no puede recetar medicamentos; para este cometido se requiere la prescripción de un facultativo psiquiatra), se evite conducir, ya que el organismo ha de acostumbrarse a los posibles efectos secundarios que dichos medicamentos suelen provocar (aunque no tienen porqué aparecer en todos los pacientes). A veces, suelen causar somnolencia, déficit de atención o excesivo cansancio. Con el tiempo, el paciente sabrá diferenciar cuando se encuentra estable o cuando se encuentra bajo los efectos de la medicación; en ese caso, lo conveniente es esperar.  En algunos casos, dependiendo del medicamento, estará prohibido conducir un vehículo mientras dure el tratamiento.
  • Disponer de un seguro de coche a todo riesgo que cubra tanto el vehículo como a los ocupantes y a terceros en caso de cualquier siniestro. En estos casos es sumamente necesario. 
  • No dejar de tomar la medicación o hacerlo de forma intermitente. Parar un tratamiento de forma temporal no es nada beneficioso para alcanzar el objetivo final. 
  • No ingerir sustancias nocivas para la salud como drogas o alcohol. Además, si se combina con el tratamiento, la mezcla puede derivar en un gran susto como, por ejemplo, una intoxicación que requiera de ingreso hospitalario, o algo peor… 
  • Solicitar una cita con un especialista en psicología o psiquiatría cuanto antes si notas cambios repentinos tanto en tu estado de ánimo como en los efectos secundarios, ya que puede que necesites un cambio. 

Tras este punto, conviene señalar que los seguros de salud disponen de coberturas relacionadas con la salud mental y, además, en España son de las más demandadas, ya que son dos campos de la medicina bastante olvidados hasta el momento por la sanidad pública. En El Corte Inglés Seguros, puedes encontrar el seguro de salud y la compañía aseguradora que más se adapte a tus necesidades y, además, disponemos atención personalizada tanto vía telefónica como a través de la página web o en los centros físicos. En ocasiones, es necesario hablar con un especialista, ya que no todos los seguros de salud son iguales u ofrecen las mismas coberturas; todo depende de la compañía y el tipo de seguro. Además, las coberturas relacionadas con la salud mental no tienen porqué estar incluidas entre las coberturas básicas y, posiblemente, se tengan que añadir a la póliza. Cada caso requiere especial atención y asesoramiento para que el paquete contratado sea el mejor para cada individuo.

¿Cuáles son los síntomas más comunes de la depresión?

La depresión no se presenta de igual forma en todas las personas, es más, al principio, suele tener una sintomatología tan silenciosa que, poco a poco, va minando al individuo hasta que llega el punto en el que es necesaria la atención de un especialista. En España, cada vez quedan menos tabúes relacionados con la salud mental, hace apenas unas décadas -a diferencia de otros países como por ejemplo, Estados Unidos- y acudir al psicólogo no estaba del todo bien visto. Ahora, gracias al avance de la sociedad y la educación, las cosas han cambiado mucho. 

Aunque no tienen porqué darse en todos los casos, algunos de los síntomas más comunes de la depresión son: 

  • Sensación de vacío, decaimiento o tristeza que perdura en el tiempo. En esta patología, el tiempo es vital, todos tenemos derecho a sentir cualquiera de los síntomas que hemos detallado. Por ejemplo, la muerte de un familiar, un despido o cualquier otra situación que puede hacernos sentir mal durante un tiempo; eso es totalmente normal, somos humanos. El peligro llega cuando estos perduran en el tiempo, durante meses.
  • Pesimismo exacerbado y desesperanza unida a falta de motivación por hacer cosas que antes sí motivaban.  
  • Desgana y cansancio físico y mental
  • Cambios bruscos en el estado de ánimo. De repente se puede estar irritable y, más tarde, estar en plenitud. 
  • La concentración y la memoria se ven también muy afectadas. De ahí, que conducir no sea una actividad muy recomendada. 
  • Cansancio y trastornos relacionados con el sueño. Dormir mucho o dormir poco son dos situaciones igual de perjudiciales.

En definitiva, no se es capaz de llevar la misma vida que se llevaba en otras épocas. Si todo esto se alarga en el tiempo, debemos acudir a un profesional. Es un proceso duro pero con terapia cognitivo conductual y la medicación necesaria, se puede mejorar y salir de esta situación.