Qué es un implante coclear

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En ocasiones los audífonos no son una solución eficaz para aquellas personas que sufren cierto grado de sordera. El implante coclear está diseñado para los individuos que padecen una hipoacusia severo-profunda, que con el uso de otro tipo de aparatos no han alcanzado la amplificación suficiente para hacer una vida normal.

El implante coclear es un dispositivo de alta tecnología que está formado por dos partes: una, que se implanta en el oído interno y la otra, en el cráneo. Este aparato funciona como un transductor, es decir, que transforma en sonido las señales eléctricas que llegan al nervio auditivo. Y gracias a esto, las personas sordas o que padecen hipoacusia severa pueden oír.

Es importante dejar muy claro que el funcionamiento de estos aparatos no tiene nada que ver con el de un audífono, ya que este se limita a amplificar sonidos, en cambio el implante es una prótesis que sustituye a la cóclea (de ahí su nombre) más conocido como “caracol” por característica forma de espiral y que es donde realmente residen el sentido del oído.

Para los que lo desconozcan, este tipo de dispositivo está compuesto por dos partes: una interna que se integra en el cráneo y otra externa, que es la que permite procesar el sonido. Esta segunda, se coloca en el exterior, aproximadamente un mes después de la primera, cuya implantación se realiza mediante cirugía y con anestesia general.

La parte operable, que va en el cráneo, consta de un dispositivo que se coloca en el hueso temporal, del que salen dos hilos: uno es el de masa, que se inserta en el músculo temporal, y el otro lleva uno o dos electrodos en su extremo que se introducen en la cóclea.

La parte externa del dispositivo, que se coloca habitualmente en la parte posterior del pabellón auditivo y consta de un procesador de sonidos y una bobina. El primero capta la información sonora del entorno y luego selecciona los sonidos útiles y los codifica en señales eléctricas que se envían a la bobina. De ahí, pasa mediante radiofrecuencia a la parte interna del dispositivo, que será la encargada de estimular el nervio auditivo mediante el o los electrodos ubicados en la cóclea.

Cómo se coloca un implante

Se trata de una operación sencilla, que tiene que ser obra de manos expertas y es un proceso que no excede de más de 2 o 3 horas. Por lo general, tras la cirugía de inserción, el paciente suele recibir el alta al día siguiente de la intervención.

Una vez culminada esta primera fase satisfactoriamente, se comienza con la rehabilitación se aproveche el implante coclear al máximo. Este periodo de tratamiento se hace con ayuda de un logopeda que “entrenará” al usuario con este nuevo dispositivo. En el caso de un adulto, el objetivo de este especialista es ayudarle a que reconozca los patrones del habla, mientras que, en el caso de un niño, su labor principal se centrará en que que se produzca el desarrollo del lenguaje de forma correcta y adecuada a la edad del menor.

En el caso de niños que nacen sordos, el implante coclear les permite poder escuchar los sonidos y aprender a hablar de forma “natural”. Pero cuando se le coloca a una persona que ya sabía hablar, y que ha perdido la audición, gracias al dispositivo coclear esta vuelve a ser un oyente. Para asegurar lo máximo posible el éxito de esta solución auditiva y alcanzar el resultado más óptimo, es importante actuar rápidamente cuando se nace sordo.

Candidatos para ponerse un implante coclear

Para ser candidato a un implante coclear se hace una selección de las personas a las que se va a implantar muy rigurosa y se deben cumplir una serie de requisitos. Los pacientes deber ser:

  1. Niños menores de cinco años con sordera o hipoacusia severa. Generalmente, aunque no siempre, se excluye a los hijos de padres sordos que se comunican mediante el lenguaje de signos.
  2. Adultos que hayan utilizado previamente un audífono y que, por tanto, puedan hablar y tengan memoria auditiva.
  3. El receptor del implante coclear debe estar vacunado de meningitis y no puede padecer otras enfermedades que impidan la cirugía y que no puedan administrarles anestesia general.

La recuperación de la operación quirúrgica para la colocación del implante dura entre tres y cinco semanas. A partir de este momento es cuando se puede conectar a la parte exterior del dispositivo y proceder a su calibrado utilizando un programa individualizado. En este punto se inicia el largo proceso de rehabilitación que empieza con el aprendizaje, para distinguir por separado el sonido del silencio, luego a diferenciar los sonidos y finalmente a identificarlos, reconocerlos y comprenderlos.

Los resultados finales dependen de cada paciente, pero, en general, todos obtienen un claro beneficio: se recupera la sensación auditiva, se distinguen sonidos diferentes, se identifican los más cotidianos lo cual facilita la comprensión de las conversaciones apoyándose en la lectura de los labios y además ayuda a mejorar el control de la propia voz. 

Su colocación supone una mejora considerable para la vida de las personas que lo llevan.

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