Lesiones de rodilla y tu seguro médico

Si tus rodillas son tu talón de aquiles, un seguro médico puede hacer mucho por ti. No te lo pierdas. Vida Saludable

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La rodilla es una de las articulaciones más complejas de nuestro cuerpo, compuesta por varios huesos, músculos, tendones y ligamentos que trabajan juntos para conseguir tanto el movimiento como la estabilidad de la pierna. Debido a esta complejidad y su uso continuo, esta articulación es susceptible de sufrir lesiones que pueden terminar afectando a nuestra movilidad y calidad de vida.

Traumatismos, esfuerzos excesivos, malas posturas, lesiones deportivas o enfermedades crónicas son algunas de las causas de las lesiones más habituales de la rodilla.

¿En qué casos me cubre el seguro una lesión en la rodilla?

Las coberturas de un seguro médico para las lesiones de rodilla dependen del tipo de póliza que tengas y de sus condiciones específicas. En general, los seguros de salud cubren los tratamientos médicos necesarios y apropiados para curar la lesión y restaurar las funciones normales de la rodilla.

Si ya cuentas con un seguro médico, es importante que revises el condicionado de tu póliza para saber cuáles son exactamente las coberturas y también las exclusiones. Lo que vas a encontrar cubierto en la gran mayoría de los seguros de salud son consultas con un especialista, exámenes de diagnóstico, fisioterapia o cirugía.

Es muy importante recordar que casi todos los seguros médicos tienen exclusiones concretas para ciertas lesiones de rodilla, como lesiones preexistentes o las que se producen como resultado de algunas actividades deportivas o de alto riesgo, de ahí la necesidad de leer con atención la documentación de tu póliza para conocer qué está cubierto y qué no.

¿Me puede ayudar con la rehabilitación?

Cada lesión y cada persona son únicas, por lo que su tratamiento y rehabilitación pueden variar atendiendo a la gravedad y tipo de la lesión, entre otros factores.

La rehabilitación de lesiones de rodilla incluye habitualmente la fisioterapia para recuperar la movilidad, la fuerza y el funcionamiento normal de la articulación. Los ejercicios suelen basarse en estiramientos suaves, ejercicios para fortalecer los músculos de pierna y rodilla, junto con ejercicios de coordinación y equilibrio.

A veces tendrás que utilizar rodilleras o férulas para dar soporte y estabilidad a la rodilla durante el proceso de rehabilitación y te recetarán alguna medicación para controlar el dolor y la inflamación, aunque en los casos más graves puede ser necesaria una intervención quirúrgica.

Es fundamental seguir a rajatabla el plan de rehabilitación y comunicar cualquier dolor o molestia que notes durante el proceso. Quizá tengas que hacer cambios en tu estilo de vida o tus rutinas diarias para evitar que la lesión se agrave o sufras una recaída. Lo más normal es que, con tiempo y siguiendo la rehabilitación indicada, te recuperes perfectamente de tu dolencia y vuelvas a hacer vida normal.

¿Cuándo debo acudir a un especialista?

En el momento en que un dolor en la rodilla te impida realizar tus actividades cotidianas y no remita con los analgésicos recetados por tu médico de familia, debes pedir cita con un especialista para que te evalúe y emita un diagnóstico que permita iniciar un tratamiento adecuado. 

Acudir a un traumatólogo que pueda diagnosticar correctamente tu lesión será clave de cara a su recuperación

Por supuesto, si te lesionas mientras realizas algún movimiento y temes que sea de gravedad, no esperes y acude inmediatamente a una clínica concertada con tu seguro donde atiendan urgencias y puedan verte con rapidez. 

Si aún no tienes una póliza que puedas utilizar en caso de verte en una de estas situaciones, te ayudará usar un comparador de seguros de salud para informarte de qué coberturas te ofrece cada uno de ellos y elegir el que más se adapte a tus necesidades.

Lesiones más comunes en la rodilla

Las lesiones de rodilla qué más se diagnostican son esguinces, distensiones de músculos o tendones, roturas de menisco o fracturas, entre otras.

Lesión en el cartílago de la rodilla

Este tipo de lesiones pueden ser muy dolorosas e incapacitantes. El cartílago es un tejido suave y flexible que cubre los extremos de los huesos de nuestra rodilla y ayuda a amortiguar los impactos y el desgaste de la propia articulación. Las lesiones en el cartílago pueden ser fruto de un episodio agudo, como una fractura, o bien pueden desarrollarse con el tiempo por degeneración natural y van desde pequeñas fisuras o desgarros en el cartílago hasta la pérdida total del mismo, lo que puede derivar en osteoartritis

Si presentas dolor, hinchazón, rigidez o dificultad para mover la rodilla, pide cita con tu especialista, porque son los síntomas habituales de una lesión en el cartílago de la rodilla

Si no reviste la gravedad suficiente para pasar por quirófano, con algunas sesiones de fisioterapia que fortalezcan tus músculos y mejoren la movilidad de la rodilla, podrás recuperar tu estado anterior. En casos como microfracturas o si hubiera necesidad incluso de hacer un trasplante de cartílago, habría que considerar realizar una cirugía.

Lo que sí tendrás que hacer siempre es rehabilitación. Tras una lesión en el cartílago, esta puede ser lenta y tendrás que tener paciencia y seguir las indicaciones de quienes traten tu rodilla. Será la manera en que recuperes la funcionalidad de tu articulación, desaparezca el dolor y además te enseñarán a prevenir lesiones futuras.

Lesión osteocondral

Una lesión osteocondral implica daño en el hueso y el cartílago de la rodilla. Se puede producir por un golpe fuerte en la rodilla o una caída, aunque como las anteriores, también pueden ser fruto del desgaste debido al paso del tiempo y los síntomas son muy parecidos a los descritos en el caso anterior.

Este tipo de lesión necesita un tratamiento cuando los mencionados síntomas son continuos o cuando la extensión de la propia lesión indica que podría aparecer una artrosis secundaria que hiciera que el paciente acabara necesitando una prótesis con el tiempo. Clásicamente, se intenta reparar el cartílago mediante maniobras de regeneración naturales, como abrasiones, desbridamientos o microfracturas. También se puede trasplantar cartílago de otras zonas del cuerpo a la zona afectada.

Las lesiones osteocondrales presentan una escala de gravedad que va desde pequeñas fisuras hasta la pérdida completa de cartílago y hueso. 

Dolor en las rodillas al doblarlas

El dolor que aparece cuando doblamos las rodillas puede ocurrir por varias razones. Lesiones en tejidos blandos, como ligamentos y músculos, pueden provocar dolor al doblar las rodillas. También podemos tener una lesión en el cartílago articular o la superficie del hueso. La osteoartritis es otra posible causa de dolor cuando se doblan las rodillas, especialmente si hablamos de personas mayores o que hayan sufrido lesiones de rodilla previas.

Es necesario consultar a un médico especialista si notas dolor en las rodillas al doblarlas. Te realizará un examen físico y evaluará cualquier lesión o condición subyacente que pueda estar provocando ese dolor. Gracias a las pruebas de imagen, como radiografías o resonancias magnéticas, obtendrá más información acerca de la causa del dolor y podrá indicar un tratamiento adecuado. 

Debemos tomar medidas si notamos dolor al doblar las rodillas para prevenir lesiones o agravar una ya existente. Usando calzado adecuado, realizando ejercicios que fortalezcan nuestros músculos e intentando reducir el impacto en la rodilla si practicamos una actividad física intensa, estaremos dando un paso importante en la prevención de este tipo de dolores.

Contusión en la rodilla

Una contusión en la rodilla se produce cuando hay un golpe o impacto directo en la rodilla que provoca un daño en los tejidos blandos. Generalmente son bastante dolorosas y llegan a impedir la movilidad normal de la rodilla. Tras una contusión aparecerá hinchazón, dolor, hematomas y si ha sido importante, probablemente tengas dificultad para andar o mover tu rodilla.

Tendrás que hacer reposo, ponerte hielo y elevar la rodilla afectada, lo que ayudará a que sientas menos dolor y se reduzca la inflamación. Si además de seguir estas pautas no notas mejoría, consulta con tu traumatólogo para que te explore, te de un plan de recuperación y te recete medicación si es necesario.

Las contusiones en la rodilla sanan por sí solas casi siempre, con el tiempo y los cuidados adecuados. Recuerda no forzar la rodilla lesionada y permitir que se recupere adecuadamente antes de retomar la práctica de algún deporte.

Hiperextensión de rodilla

La hiperextensión de la rodilla ocurre cuando la rodilla se estira más allá de su posición recta. Puede pasar por un traumatismo como una caída, un accidente o un incidente en un deporte de contacto.

Cuando esto sucede, los síntomas habituales son dolor, inflamación, sensación de debilidad en la rodilla, dificultad para caminar o apoyar el peso en la pierna afectada, y en algunos casos, oirás un chasquido.

Esta hiperextensión de la rodilla puede causar una lesión en los ligamentos, como el conocido ligamento cruzado, pero también puede provocar una lesión en el cartílago o en la superficie del hueso.

Son bastante frecuentes las lesiones de rodilla en mujeres, hecho que viene dado por tener fisiológicamente la cadera más ancha que los varones, lo que incide en las piernas y articulaciones de las rodillas. La mujer presenta generalmente una mayor laxitud ligamentosa y anatómicamente, el espacio en que se aloja el ligamento es más estrecho en la rodilla femenina, incrementando la posibilidad de sufrir una rotura o lesión de otro tipo.

Como vimos con las contusiones, aplicar hielo y mantener en reposo y en alto la rodilla afectada, teniendo cuidado unos días, será suficiente, aunque en casos más graves puede ser necesario usar muletas o férulas para ayudar a estabilizar la rodilla afectada o incluso hacer una cirugía para reparar la lesión. Posteriormente, la fisioterapia será muy útil para acabar de fortalecer los músculos de la rodilla y mejorar la movilidad.