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El asegurado es la persona a quien protege el seguro que se contrata, pero no debe confundirse con la figura del tomador, que es quien firma la póliza. Por ejemplo, en un coche de empresa, la sociedad contrata la póliza y la paga, por tanto es el tomador, y el conductor, es el asegurado a quien cubre la póliza.
Hay que tener muy claros los conceptos de tomador del seguro y de asegurado, porque ambos no tienen que responder de la misma manera. Así, en un contrato de seguros, como es una póliza de cualquier modalidad y ramo, son figuras que no son iguales, aunque si complementarias, y que pueden coincidir en una única persona.
La póliza de seguros se suscribe con un entidad aseguradora que se compromete a indemnizar por los daños materiales o personales que pueda sufrir el asegurado, con el consiguiente abono de una indemnización en el caso de ocurrencia de un siniestro.
Todo lo que nos cubre una compañía aseguradora queda descrito detalladamente en la póliza que firmamos con ella, donde se especifican las coberturas y garantías, y las condiciones en las que de indemnizaría cada caso, si ocurriera un siniestro.
Como contrapartida, el tomador de la póliza del automóvil tiene que pagar a la aseguradora una prima, generalmente de carácter anual, aunque cada vez se están generalizando más el fraccionamiento del abono de la prima en cuotas semestrales, trimestrales o incluso mensuales.
El tomador es la persona o empresa que firma el contrato y que, por lo tanto, está en la obligación de abonar la prima del seguro, cosa que no implica al asegurado. Además, es el tomador el que debe informar a la aseguradora si hay un siniestro.
Asimismo, el tomador, como suscriptor del contrato, puede informarse sobre todas las partes que le implican, especialmente en lo que concierne a las garantías que incluye la póliza y a la manera en que la aseguradora atenderá los siniestros (en el caso de la asistencia en carretera) o pagará las indemnizaciones (en casos de siniestros)
Además, el tomador también puede indicar a la entidad que quiere hacer algún tipo de cambio en el contrato. Por ejemplo, ampliar los límites dinerarios de algunas cláusulas, como los de la responsabilidad civil, asumiendo que tendrá que pagar una prima mayor para estar mejor protegido.
Y el tomador puede también rescindir el contrato con la aseguradora, así como informar a la aseguradora de los cambios en la valoración del riesgo en las pólizas. Por ejemplo, el que a partir de ahora el coche esté dentro de un garaje y no en la vía pública reduce el riesgo de robo y de otros siniestros, por lo que la póliza puede ser más barata.
Por lo tanto, el asegurado es la persona a la que protegen las coberturas que están fijadas en la póliza.
No obstante, lo más normal en los seguros de coche es que coincidan las figuras del tomador y del asegurado, por lo que la misma persona asume los derechos y obligaciones.
En los casos de los seguros de empresas, por ejemplo, en las empresas de alquiler de coches, la empresa contrata un seguro colectivo para todos sus conductores, ya sean habituales o temporales. Este es un caso muy ilustrativo de la diferencia entre tomador (la empresa de alquilar de vehículos) y asegurados (los que alquilan los automóviles).
Algo parecido ocurre con las empresas de logística que tienen flotas de camiones o con las empresas de ambulancias que poseen varios vehículos.
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