Seguros de Decesos

Existen diferentes seguros de decesos en el mercado: pudiendo éstos variar por la forma de pago, único o periódico, las coberturas básicas incluidas, las opcionales de contratación voluntaria, y las exclusiones, siendo algunos más restrictivos que otros en cuanto al alcance de garantías y límites. No obstante, las necesidades de cada persona y de cada familia son diferentes en cada caso, por eso el mejor seguro de decesos es aquel que cumpla con los requisitos para garantizar tu tranquilidad y la de los tuyos.

Porque llegado ese momento, lo más importante es estar con nuestros seres queridos y necesitamos estar centrados en nuestra familia. En situaciones tan complicadas no es agradable realizar todos estos trámites y gestiones –que, por otro lado, son totalmente necesarios–. Nuestro estado de ánimo no es el más apropiado para lidiar con todo el proceso. El seguro de decesos aporta tranquilidad y se encarga de todo. Se pone en marcha todo un procedimiento para que no tengas que ocuparte de nada… y mucho menos de pagar los costes de un entierro o incineración que pueden llegar a ser muy elevados.

Podemos establecer dos criterios de clasificación:

En función de la edad del asegurado y de la forma de pago, los seguros de decesos pueden ser de prima periódica o de prima única. 

Los seguros de prima periódica, normalmente para asegurados de hasta 70 años de edad, son aquellos que se pagan de forma anual, pudiendo fraccionarse semestral, trimestral o (incluso) mensualmente, mientras que los seguros de prima única, están pensados para asegurados de más de 70 años (normalmente) y su pago se hace de una sola vez (en cierta forma, se “anticipa” el importe del sepelio, dejando todo preparado para que los familiares no tengan que ocuparse de nada y a un coste inferior al que tendría que abonar sin seguro).

En función del tipo de prima, existen en el mercado seguros de prima nivelada, natural, mixta o seminatural.

En los seguros de prima nivelada, se paga una prima constante a lo largo de la vida de la póliza (solo sube anualmente por las revalorizaciones del capital contratado, por lo que dichos incrementos son suaves). La prima que se paga en el momento de la contratación es muy superior a la que correspondería por el riesgo de fallecimiento, equilibrándose con el paso del tiempo.

En los seguros de prima natural, cada año se paga en función del riesgo de fallecimiento, según la edad, por lo que la prima siempre es creciente, pagando muy poco en los primeros años del seguro, llegando a ser muy elevados en los últimos años.

Como combinación de las dos modalidades anteriores, las primas mixtas ofrecen una tarifa creciente, hasta una edad de nivelación (entre los 60 y los 70 años, normalmente), donde la prima deja de crecer, pasando a ser constante. En diversas variantes, esta es la modalidad más extendida actualmente.

Por último, la prima seminatural, presenta una tarifa por tramos o “escalones”, nivelándose a una determinada edad (60-70 años).

Es posible que no seamos conscientes de lo que cuesta un entierro y de todos los conceptos que incluye. La terminología funeraria es muy prolija y específica (inhumación, incineración, nicho, lápida, sudario, féretro, tanatorio, temporalidad…). Pero todos y cada uno de estos conceptos implica un coste que forma parte de los elementos de un servicio, a los que hay que añadir costes como el traslado al cementerio elegido por los familiares, el traslado desde el país donde se haya producido el fallecimiento –si el fallecimiento ha ocurrido en el transcurso de un viaje–, o incluso la repatriación al país de origen (en caso de que el fallecido sea extranjero). Por lo tanto, dependiendo de la situación, la suma de todos los conceptos sitúa el coste total de un entierro en España entre los 3.000 y los 12.000 euros.

Como decimos, el coste total de un entierro puede situarse entre los 3.000 y los 12.000 euros. Estos importes están estimados desde el punto de vista de la compañía de seguros; es decir: lo que las compañías de decesos pagan a las empresas funerarias por los servicios prestados. Si no hay seguro de decesos, trataremos directamente con estas empresas y tendremos que pagar la factura de los servicios que contratemos con ellas –y el coste para un particular, suele ser bastante superior al que tienen establecido por lo general con las compañías de seguros–. 

Y esto no es lo más importante. Por ejemplo, ¿sabrías qué hacer si un familiar fallece en un país extranjero? ¿O qué trámites son necesarios para decidir el lugar dónde es el entierro? Sin seguro de decesos, el proceso puede ser largo, complejo e incluso angustioso.

Un seguro de vida protege económicamente a las personas que el asegurado decida en los casos de enfermedad grave, invalidez o fallecimiento. Por ejemplo, en relación a una hipoteca, una póliza de vida puede cubrirla para que no tengan que ser responsables de la deuda terceros en el caso de que le ocurra algo al asegurado. Es decir, tiene una naturaleza indemnizatoria, ya que cubre la necesidad económica que se genera para la familia tras el fallecimiento o la invalidez de un miembro de la misma. 

El seguro de decesos es de servicio: sirve para el momento preciso del fallecimiento. Además de la cuestión económica (ya hemos visto que un entierro puede llegar a tener unos costes realmente elevados, sobre todo si el fallecimiento ocurre en el transcurso de un viaje o incluso más si este ocurre el extranjero), lo que ofrece este seguro es tranquilidad. La tranquilidad de que en el momento más difícil, no tendremos que preocuparnos de nada más que de estar con nuestros seres queridos. De todo lo demás, se encarga el seguro de decesos.

El seguro de decesos se prorrogará automáticamente año a año, siendo facultad exclusiva del tomador del seguro rescindir el contrato a los vencimientos anuales. Por tanto, la compañía de seguros está obligada a la prórroga del contrato, siempre que la póliza se encuentre al corriente del pago de la prima.

La respuesta es no. Los usos y costumbres funerarios de cada localidad y los costes y tasas que establece cada ayuntamiento, influyen de forma determinante en el coste total de un sepelio.

Los familiares tienen libertad de elección de cementerio en cualquier localidad de la geografía española. Si disponemos de un seguro de decesos, por regla general el traslado hasta dicho cementerio está incluido.

Todo seguro de deceso debe incluir las siguientes garantías fundamentales: servicio funerario (con todos los elementos necesarios, ya sea incineración o inhumación y adaptándose a los usos y costumbres de la localidad donde se vaya a realizar el sepelio), traslado completo, asistencia en viaje y asistencia en el fallecimiento (incluyendo todas las gestiones y trámites). Estos tres elementos son la base de un seguro de decesos.

Pero hay otras garantías que enriquecen y complementan este seguro. Algunas están relacionadas con la garantía principal (la cobertura del deceso) y otras, no. Además, pueden figurar como garantías obligatorias u optativas, según criterio de cada compañía. Nos referimos a la asistencia jurídica (en el ámbito doméstico), la elaboración del testamento, el borrado de la vida digital, la asistencia psicológica, la repatriación del fallecido a su país de origen, la cobertura para españoles que residen en el extranjero, servicios domésticos para familiares después del fallecimiento de un miembro de la familia… Las compañías cada vez incluyen más servicios que complementan a la garantía principal (aunque en ocasiones no tengan relación con el sepelio).

Incluso, muchas pólizas de decesos incorporan otros seguros de forma complementaria con coberturas muy limitadas: vida, accidentes, responsabilidad civil…

Las pólizas de decesos suelen incluir la cobertura de traslado internacional en caso de fallecimiento, por lo que, en el caso de producirse en el transcurso de un viaje (normalmente con el límite de 60 o 90 días), el asegurado tiene garantizado dicho traslado hasta el cementerio indicado en las condiciones particulares del seguro o, en su caso, en el que decidan sus familiares en el territorio nacional. 

Incluso, si no se produce el fallecimiento, hay cobertura en caso de accidente en el extranjero, a través de la garantía de asistencia en viaje (envío de medicamentos, repatriación del enfermo o accidentado…)

Sí, siempre y cuando en el momento de la contratación el asegurado esté bien de salud y conteste al cuestionario que todas las compañías de decesos tienen en su solicitud de adhesión al seguro.