Si hace ya más de cinco años que compraste tu casa, y te la encontraste con esos tonos limpios que recuerdan la sensación de hogar, quizá estás ya en ese margen de tiempo en el que empiezan a aparecer manchas, zonas más oscuras, alguna grieta, algún agujero. Es el momento de darle un lavado de cara a la casa, y ¡qué mejor que una mano de pintura para lograrlo!
Por suerte, esta vez no ha habido un daño que reparar, no hay rastros de humedad que haya salido en la pared, no hay unas manchas significativas de humo que justifiquen la llamada a nuestro seguro de hogar. Nuestra decisión es tratar de renovar la pintura del interior de la casa, y desde aquí vamos a darte unos cuantos trucos para aplicar en tu hogar.
Podemos pensar que la operación de pintura de una casa pequeña puede llevarnos poco tiempo, será fácil, me pongo a ello. Antes de eso, hay que dar un paso inicial: planificar el orden, por qué habitación vamos a comenzar, si podemos dejar los muebles de esta estancia en otra que será por tanto la siguiente o la última en pintarse.
Debes dedicar también un tiempo a preparar la habitación, tanto en su interior como en su contenido. Las paredes deben ser revisadas y si existe algún agujero de un taco que pusimos en su día, habrá que usar masilla para rellenarlo y dejar que se seque, para luego lijar. También habrá que desmontar los interruptores, o en su defecto, cubrirlos con cinta de carrocero, al igual que los enchufes y los zócalos.
Si no hemos conseguido sacar los muebles, por lo menos debemos ponerlos en el centro de la habitación y protegerlos con plástico o con unas sábanas viejas. Lo mismo haremos con el suelo, protegerlo con papel de pintor, diseñado precisamente para no dejar pasar la pintura cuando cae al suelo. Cuando acabemos y veamos que no es necesario ponerse a retirar gotas agradeceremos este esfuerzo inicial.
Es posible que ya te hayas decidido por un color, y quizá tienes claro que el color vainilla es el que mejor le va a este salón. Pinta un recuadro de medio metro y comprueba cómo le afecta la luz que recibe el salón en cada momento del día. Piensa que al secarse las pinturas tienden a oscurecer su tono, por lo que deberás decidirte por un tono algo más claro del que te gusta en principio.
La luz natural que recibe la estancia en cada hora del día es también fundamental a la hora de decidir el color. Una estancia que recibe poca luz natural pide tonos más claros, mientras que una con mucha luz puede tener tonos más intensos. Las estancias que están orientadas al norte suelen recibir menos luz natural que las que se orientan al sur o al este.
Calcula los metros cuadrados que tienes de pared, alto por ancho, y haz una estimación de los botes de pintura que vas a necesitar. Los botes suelen mostrar los metros cuadrados que podrás pintar con cada uno, por lo fíjate en este dato, y calcula como para que sobre un poco; piensa que puede que necesites algo más si quieres dar un retoque aquí, o solucionar un cambio de tono allá.
Y antes de que llegue el día, comprueba el tiempo. Consulta la previsión meteorológica. Este es un truco en el que no se suele pensar, pero no se debe pintar en días de humedad alta, ni en días de mucho calor, ya que la pintura tardará más en secarse. Elige un día de temperaturas medias, y a ello.
Otro truco que merece la pena recordar. Ya hemos planificado cuál será la primera habitación, ya hemos tapado y protegido superficies, enchufes y muebles, y comprado todo el material necesario. Es el momento de mirar hacia arriba, y empezar.
Comienza por el techo. De esta manera, las gotas que puedan caer sobre las paredes no te supondrán un problema, ya que son lo siguiente que vas a pintar. Una vez empieces las paredes, mueve tu rodillo de arriba hacia abajo, en tramos como de medio metro. Pintar en este sentido te ayudará a evitar goteos que luego puedan convertirse en tiempo de limpieza.
Abre bien las ventanas de la estancia, para que no se quede demasiado olor, y deja pasar seis horas para que se seque bien. Confirma este dato en el bote de pintura que hayas comprado. Pasado este tiempo, debes proceder a dar una segunda capa, y de nuevo, dejarlo secar bien. Una vez tengamos la habitación bien seca, es el momento de buscar errores en la pintura que debamos corregir, como esquinas o zonas a las que nuestro rodillo recién comprado no haya sido capaz de llegar, y usar una brocha.
Y por último, calcula que aunque se trate de una casa pequeña, no vas a poder hacerla entera en un solo día. Este es otro truco, no intentes correr o terminar antes de lo que sea necesario. Hay un tiempo de preparación, un tiempo de aplicación y un tiempo de secado, que además puede variar de acuerdo a temperaturas y pinturas, por lo que hay que vencer ese sentimiento de querer terminar lo antes posible.
Con estos trucos que te hemos indicado, ya estás preparado para ahorrar ese 70% estimado sobre el presupuesto de un profesional. ¡A por ello!
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