¿Incluye el seguro la operación de cataratas?

Las cataratas son una patología oftalmológica de importancia que debe corregirse lo antes posible evitando así complicaciones mayores en un futuro. Se dan cuando nuestro cristalino se vuelve opaco ya que, con el paso del tiempo, la lente que es ese cristalino pierde su transparencia de manera progresiva, de manera que impide que la luz pase correctamente, haciendo que nuestra visión sea más dificultosa.

Quienes padecen cataratas suelen tener la sensación de que miran a través de un cristal empañado, les cuesta ver bien por la noche, son muy sensibles a resplandores y luces, o ven lo que se conoce como un halo alrededor de aquello que emite luz.

Cada vez se avanza más en el campo de la oftalmología y hoy la operación de cataratas es bastante frecuente, además de sencilla cuando nos ponemos en buenas manos.

En algunos casos se pueden operar las cataratas a través de un seguro médico. La cirugía de cataratas se considera un procedimiento médico necesario para tratar una afección que puede afectar de manera significativa la visión. Por lo tanto, hay pólizas de seguros médicos que pueden cubrir la cirugía de cataratas, aunque el nivel de cobertura puede variar atendiendo a las condiciones que figuren en tu documentación de seguro de salud.

Es fundamental verificar con tu aseguradora qué cubre tu póliza específicamente y si es necesaria una autorización previa antes de realizar la cirugía. En caso de que no estuviera cubierta, con toda probabilidad podrás optar a precios especiales o descuentos en clínicas oftalmológicas concertadas, que tu especialista te indicará en caso necesario.

Entre los beneficios de la especialidad de oftalmología que encontrarás al usar un comparador de seguros médicos están las lentes intraoculares (monofocales y bifocales) para la corrección de la afaquia tras la cirugía de cataratas, aunque no se incluyen lentes tóricas, monofocales de rango extendido, lentes EDOF (de profundidad de foco extendida), trifocales y otras lentes con corrección visual añadida. 

La cirugía de cataratas es un procedimiento quirúrgico común y seguro que se realiza cada vez con más frecuencia. No es una cirugía dolorosa, ya que se utiliza anestesia local o general para desensibilizar el ojo y minimizar cualquier molestia o dolor durante el procedimiento. Además, el uso de técnicas quirúrgicas avanzadas permite practicar la cirugía de manera precisa e indolora.

Si nos referimos a la peligrosidad de la cirugía de cataratas, sabemos que, como cualquier otro procedimiento quirúrgico, conlleva algunos riesgos asociados. Sin embargo, como hemos señalado en el párrafo anterior, la cirugía de cataratas es considerada una cirugía segura, y arroja una tasa de complicaciones muy baja. Dentro de sus riesgos, como en cualquier otra operación de los ojos, podemos encontrarnos con ligeras inflamaciones, infecciones leves en casos aislados, o algo de sangrado, aunque el uso del láser evita en alto grado este problema. 

Antes de someternos a una operación de cataratas debemos hablar con nuestro oftalmólogo o cirujano sobre los riesgos y beneficios de la cirugía en nuestro caso concreto, así como plantearle cualquier duda o pregunta que tengamos antes del procedimiento. La mejora significativa en la calidad de vida de aquellos aquejados de cataratas hace que los beneficios pesen mucho más en la balanza que las molestias que nos puedan generar la cirugía.

De manera habitual se pueden experimentar ciertos síntomas o molestias que entran dentro de la normalidad tras una cirugía de cataratas, aunque evidentemente pueden variar de una persona a otra. 

Del mismo modo que la operación de cataratas no es dolorosa, su recuperación tampoco lo es, generalmente. Sentir cierto malestar es normal y común a la mayoría de los pacientes, por lo que tu oftalmólogo te recomendará guardar reposo un par de días después de la cirugía y te pedirá que no realices movimientos con brusquedad en los diez días siguientes, aproximadamente.

La operación de cataratas es segura y te ayudará a recuperar la calidad de vida que tenías antes de comenzar a perder visión

No te asustes si tardas un tiempo en recuperar la visión totalmente, porque es lo habitual. Pasarán hasta cinco semanas hasta que consigas la visión que vas a tener de entonces en adelante, ya que el ojo precisa de un tiempo de adaptación a su nuevo estado, y será cuando se considere que tu vista está estabilizada. 

Los síntomas más referidos por los pacientes sometidos a una de estas operaciones son la sensibilidad a la luz durante unos días, visión borrosa que dura desde unas horas a varios días, enrojecimiento del ojo que desaparece de forma gradual en los días siguientes, sensación de cuerpo extraño en los días posteriores que también vamos dejando de notar gradualmente, o lagrimeo.

Debemos seguir las instrucciones del oftalmólogo o cirujano de nuestro seguro de salud después de la operación para asegurarnos de que la recuperación sea la mejor posible. Si experimentamos síntomas preocupantes, como dolor intenso, que nuestra visión empeora o cualquier signo de infección, debemos informar inmediatamente a nuestro médico.

Si no se tratan, las cataratas pueden empeorar y afectar seriamente la calidad de vida del paciente. Las cataratas siguen una progresión lenta en algunos casos y más rápida en otros y, en etapas avanzadas, llegan a causar una pérdida significativa de la visión, lo que dificulta que realicemos nuestras actividades cotidianas, como conducir, leer, ver la televisión o reconocer rostros familiares, además de influir en nuestra seguridad personal al aumentar el riesgo de caídas y otros accidentes. 

Otras patologías de la vista también son susceptibles de desarrollarse y aumentar con el paso del tiempo, afectando al día a día de quienes lidian con ellas, por eso, junto con la de cataratas, cada día más pacientes se someten a una operación de miopía, la otra enfermedad que dificulta en un grado importante el día a día de quienes la padecen cuando el número de dioptrías crece.

Así que si tienes cataratas, debes saber que se recomienda esta cirugía para sustituir la lente natural de nuestro ojo por una lente intraocular artificial. Es una forma rápida y segura de restablecer tu visión y favorecer la vuelta a la calidad de vida de la que estabas disfrutando antes. No olvides las revisiones regulares con tu oftalmólogo, la mejor forma de atacar cualquier problema en etapas tempranas y de poder encontrar con él la mejor opción entre todas las que tengas a tu disposición.