La kale es un tipo de col rizada, similar a otras verduras crucíferas como el brócoli, la coliflor o las coles de Bruselas. Su consumo es muy recomendable porque no aporta apenas calorías y nos proporciona múltiples beneficios.
Esta verdura es una importante fuente de calcio y otros minerales como el hierro, vitaminas C y K, el betacaroteno (precursor de la vitamina A), la fibra y antioxidantes como la quercetina y el kaempferol, entre otros nutrientes, que son necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Además, contribuyen a la prevención de enfermedades.
Al kale también se la conoce como Col crespa o col rizada, aunque su nombre científico exacto es Brassica oleracea var. sabellica. Esta variedad de col pertenece al grupo de cultivares de la berza (B. oleracea var. acephala). La planta llega a alcanzar entre 30 y 40 cm de altura y posee unas hojas verdes características muy rizadas.
La kale se comenzó a consumir sobre todo en Alemania donde se utiliza especialmente para elaborar platos navideños. Pero por sus grandes propiedades su uso se empezó a popularizar en otros países europeos, Estados Unidos y Japón. Aunque en España es comúnmente conocida como col rizada.
Algunos de los beneficios que aporta esta verdura a nuestra salud son los siguientes:
Obviamente no todos los alimentos son aptos para todas las personas y el Kale también tiene sus contraindicaciones, sobre todo si padeces algún problema de salud.
Es importante que antes de cocinarlo lo laves bien y lo limpies para eliminar cualquier clase de bacteria o patógeno que pueda contener.
Puedes incluir de forma sencilla para tus ensaladas sustituyendo la lechuga de por Kale o utilizarlo para hacer zumos o batidos.
También se utiliza para hacer caldos o purés cuando las hojas del kale están muy tiernas.
Una forma muy sana y rica de consumir kale, es haciendo unas ricas chips que tomar como aperitivo. Te dejamos la receta a continuación para que los pruebes.
Para comenzar, lava y escurre bien las hojas de kale. Corta el tallo duro del centro, haz trocitos con las hojas con la ayuda de un cuchillo o con las manos.
Extiéndelos en una bandeja de horno cubierta papel vegetal. Pon todas las hojas bien extendidas, procurando no amontonarlas mucho unas encima de otras, para que se hagan bien.
Es probable que tengas que hacer varias tandas si quieres hacer todo un manojo.
Puedes cocinarlas condimentadas con un poco de sal y pulverizando un poco de aceite de oliva virgen extra, o si lo prefieres, puedes condimentarla con algunas especias al gusto. Nosotros te proponemos como ideas: Ajo en polvo; piel de limón rallada; guindilla en polvo; pimienta negra recién molida.
Precalienta el horno a 180º C con calor arriba y abajo. Cuando esté listo el horno, introduce la bandeja y hornea durante 8-9 minutos.
Procura controlar los tiempos, especialmente en los últimos minutos, para evitar que los chips se quemen. No deben ponerse marrones, tan sólo tostarse un poco.
Cuando saques la bandeja del horno, puedes pasar los chips a una rejilla para que se enfríen y después colócalos en un recipiente con tapa hermética para intentar mantenerlos crujientes.
Si los vas a degustar en el momento pásalos a un cuenco o bandeja y a disfrutar.
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