El agua con gas es una bebida antigua pero que está muy de moda. Son muchos los que la toman como una alternativa más saludable a los refrescos o bien para darle al agua un toque especial.
Pero alrededor de esta bebida existen algunos mitos, algunos ciertos y otros no, que vamos a explicar.
El agua con gas es, simplemente agua con anhídrido carbónico añadido, que es el responsable de sus burbujas.
De hecho, este gas es el que se le añade a todo lo que lleva burbujas, las bebidas conocidas como carbonatadas. No obstante, en el caso del agua con gas puede estar presente de forma natural, ya que existen manantiales que producen este tipo de aguas, o bien se añade posteriormente inyectado a presión.
Ten en cuenta que los ingredientes de ambas aguas, la natural y la artificial, son los mismos por lo que tienen beneficios parecidos, aunque las primeras tienen un sabor más mucho más suave.
Ciertamente, beber agua con gas mejora la digestión. Esto es debido al ácido carbónico que aporta este tipo de bebida que sumado al pH del estómago que ya es ácido, provoca que aumente la segregación de jugos gástricos y, por tanto, nos ayuda a digerir las proteínas de los alimentos.
Es decir, que beber agua con gas ayuda a que nuestro cuerpo procese mejor las proteínas.
Pues sí, y es debido a una reacción química concreta: como hemos explicado, al beber agua con gas, el pH ácido del estómago -entre 3 y 4 debido a los jugos gástricos- convierte el anhídrido carbónico (el gas) en dióxido de carbono. Esta reacción provoca que 'apriete' contra las paredes del estómago, lo cual genera cierta sensación de hinchazón.
Por tanto, cuando ingerimos este tipo de agua durante la comida, estamos originando en nuestro estómago una sensación de saciedad que nos hace comer menos cantidad de comida.
Este es otro de los mitos que existen en torno al agua con gas y la respuesta es NO. Mucha gente piensa que el agua con gas engorda porque asocian el hecho de ingerir gas al aumento de peso. Lo que si ocasiona es distensión abdominal, es decir hinchazón, pero no tiene nada que ver con el aumento de la grasa corporal.
Otra cosa distinta es que el gas ingerido puede causar flatulencias en ciertas personas, pero ni el agua con gas ni el agua sin gas aportan calorías, por lo cual no inciden en el peso corporal.
Existen determinadas situaciones en las que no está indicado beber agua con gas:
Si comes rápido. Si eres de esos que en vez de comer engulle, es muy posible que mastiques poco y tragues más aire del debido. De hecho, este mal hábito ocasiona la distensión abdominal. En estos casos no se recomienda la ingesta de gas porque incrementaría aún más la hinchazón.
Si padeces gases. Si por desgracia tienes flatulencias, debido a que acumulas gases y te cuesta expulsarlos es conveniente no añadir más gas al aparato digestivo.
Si eres celiaco, tienes enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa o intestino irritable. A las personas que tienen problemas de salud y padecen alguna enfermedad que afecta al intestino no se les recomienda beber agua con gas porque puede incrementar las molestias digestivas por mayor distensión abdominal a nivel del intestino grueso.
Si sufres acidez o reflujo. En estos casos no se aconseja el consumo de agua con gas porque el pH de estas personas es más ácido (entre 5 y 6) que las normales (pH 7), con lo cual su toma sería contraproducente ya que estaríamos aumentando aún más la acidez de estómago y el reflujo gastroesofágico.
Si padeces EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Esta dolencia es la causante de la insuficiencia respiratoria. Por este motivo beber agua con gas está contraindicado ya que hinchar el abdomen bebiendo agua con gas podría presionar el pulmón y dificultar todavía más una respiración ya deficiente.
El agua con gas se suele ingerir en cantidades más pequeñas que el agua normal, debido a sus burbujas y su sabor un poco amargo. No es perjudicial tomarla todos los días salvo que tengas problemas digestivos.
De hecho, es una buena forma de complementar las cantidades de agua recomendadas si te cuesta beber agua normal o no te gustan las infusiones. Además, una buena forma de complementarla es añadiendo unas rodajas de limón o de naranja.
Asimismo, es una buena alternativa a los refrescos. De hecho, es una opción mucho más saludable si sales y te vas a tomar un refresco, incluso es mejor que tomar un zumo de naranja, que además aporta bastante fructosa y glucosa porque se necesitan 3 naranjas para hacer un zumo y, además, se le quita la pulpa, con lo que no lleva fibra.
No hay ningún problema en tomar dos o tres vasos de agua con gas a lo largo de todo el día.
En lo referente a los minerales, el agua con gas tiene el mismo contenido de sodio, potasio o magnesio que la normal.