La protección de nuestra salud mental depende, en gran parte, de nosotros mismos, a pesar de las circunstancias adversas que nos rodeen.
Cuando sentimos que ya no podemos más y que tenemos que tirar la toalla, una de las cualidades más valiosas que poseemos los seres humanos es la perseverancia como arma de fortaleza para el día a día.
Las personas perseverantes no se rinden, lo intentan una y otra vez, nunca dejan nada a medias y son capaces de sortear todos los obstáculos que se encuentran en el camino.
Ser perseverante es una cuestión de actitud que conlleva cierto esfuerzo y compromiso con uno mismo y con los demás. No es sencillo ser perseverante. Lo fácil es rendirse ante la primera dificultad. Por eso, la perseverancia logra que desarrollemos una fuerza mental que nos será de gran utilidad para sortear los momentos difíciles durante toda nuestra vida.
La perseverancia requiere de cierto entrenamiento mental y se cultiva a base de fijarnos retos y tratar de conseguirlos cada día.
Una de las mayores recompensas que puede tener una persona perseverante, es la de poder disfrutar del sentimiento de satisfacción que produce ese reto logrado tras tiempo de empeño, esfuerzo y trabajo. Esta sensación protege la salud mental de sentimientos negativos como la depresión, la tristeza, la frustración y la irritabilidad.
El camino de la perseverancia puede llegar a ser duro, es un pulso constante con uno mismo, la lucha de nuestro ángel con nuestro demonio. El mayor placer que brinda es, poder comprobar cómo, tras el esfuerzo, llega la recompensa y asoman los resultados.
La perseverancia nos hace fuertes y nos enseña a vencer ese sentimiento de desánimo que provocan los fracasos.
Te proponemos un reto. Prueba durante un mes a aplicar la perseverancia en aquellos momentos que sientas que no puedes más, ya sea realizando un trabajo, haciendo ejercicio, cumpliendo con una dieta estricta, cuidando a un ser querido, etc. No importa en qué situación tengas que aplicar la perseverancia. Hazlo. Te aseguramos que en cuatro semanas comenzarás a notar resultados positivos. También dentro de ti.
Una vida saludable no sólo depende de nuestro buen estado físico, sino también del mental. Si desechas sentimientos y pensamientos negativos, tu salud mental y tu salud física lo agradecerán. Sin duda, la perseverancia te va a ayudar a conseguirlo.
Nadie dijo que el camino sería fácil ¿Te vas a rendir?
LORENTE ANDÍA
06-06-2016 11:39:27
En el transcurso de nuestra existencia, los seres humanos tenemos ilusiones, ambiciones, retos y metas a conseguir en mayor o menor medida. Pero, ¿logramos los propósitos que nos marcamos?. ¿Nos quedamos a veces en el intento de alcanzarlos?. ¿Desistimos fácilmente en lograrlos y los abandonamos a mitad del camino? Todo objetivo requiere del diseño de un plan, una estrategia e ideas para su definición. Unidas a unas aptitudes y conocimientos que son el valor añadido para poder emprender y trazar el camino en su consecución. Cuando comenzamos cualquier actividad, las personas tenemos unos comportamientos en la forma de ser y hacer las cosas. Estas capacidades propias nos afectan ante las vicisitudes de la vida, marcando la diferencia en las decisiones para afrontar una circunstancia o situación. Los procederes de los individuos varían en función de los estímulos y la relación de nuestro entorno. Asimismo, las acciones humanas y los hechos en su desarrollo diario tienen una equivalencia entre sí. Como consecuencia, su conducta ante la obtención de un logro, desafío o finalidad adquieren la fuerza que determinan a un individuo en sus quehaceres diarios y lo implican mediante: la constancia, la tenacidad y el empeño para alcanzar el éxito (capacidades innatas y personales). La perseverancia es la mejor aliada ante las dificultades, las interferencias, las contrariedades y el desaliento que nos aparezca. La dedicación y la firmeza ante las actitudes e ideas definen la ejecución de las aspiraciones y las resoluciones del camino a seguir para su conquista. Creer en uno mismo nos impulsa el ánimo ante los contratiempos, actuando de vacuna y manteniéndonos constantes y firmes ante las opiniones negativas de cualquier proyecto emprendido. Esta tenacidad nos marca los objetivos y nos transmite estar motivados y optimistas. Es el impulso enérgico de la persistencia. Una aportación de confianza interior y defensa ante las adversidades externas. Para no caer en el fracaso, debemos alejarnos del desanimo, las vacilaciones y los pesimismos. Aprovechar la cualidad humana de la perseverancia es una aportación a nuestros valores y principios innegable. Apostar por un objetivo deseado ha de marcarnos una perspectiva positiva que contenga esfuerzos y sacrificios para conseguirlos ante las oposiciones externas que encontremos. Una virtud fundamental e indispensable en nuestro quehacer diario. Una fortaleza que nos genera estabilidad y confianza, despojándonos del miedo ante las dudas y manteniendo vivas e intactas nuestras convicciones. La obstinación que conlleva la perseverancia es un valor humano fundamental e irrenunciable que propicia la estabilidad física y mental potenciando las habilidades frente a una resolución y desenlace que se nos presente. Una fuerza interna que nos hace crecer personalmente, da sentido a nuestra vida ante lo que soñamos, creemos y luchamos por ganar. Un aliento en nuestro caminar y lucha. Una motivación de compromiso y animo profundo de trabajo y disciplina que no nos amilana ante lo desconocido haciendo inquebrantable nuestra fuerza de voluntad. El mayor vinculo de unión de la perseverancia es cuando va acompañada de la paciencia, que es su mejor socia y compañera de viaje. Verdaderos estímulos que nos dotan del entusiasmo necesario en las relaciones humanas ordinarias de convivencia. Es un autentico incentivo para seguir creyendo en nosotros mismos y en nuestras creencias personales, que nos hacen seguir sintiéndonos vivos y nos hacen reaccionar ante los impedimentos y trabas. Es un estímulo personal de consistencia ante nuestras ideas y proyectos, aumentándonos la capacidad de superación en los conflictos y situaciones difíciles sin alejarnos de nuestros intereses a seguir. Si nada es fácil y todo necesita de un esfuerzo, la perseverancia es el elemento imprescindible para que lo llevemos consigo nuestro como especial partidario. La solidez en nuestras opiniones e ideales marcan el destino de nuestros pensamientos y esperanzas de conquista. Los anhelos y la culminación de nuestros deseos son el acicate que nos reconforta en el empeño de lucha que es la palanca para el alcance de nuestros logros como fuente de estímulo y compromiso personal de superación y crecimiento. Por tal motivo, la perseverancia nos hace fuertes, nos aporta energía vital y la tenacidad compacta y resistente frente a las contingencias que desarrollamos diariamente. El valor y la entereza son principios que nos orientan para poder seguir creyendo firmemente en nuestras convicciones sin decaer ni desfallecer en el intento. Son el camino para que nuestras deseos, ilusiones y aspiraciones puedan ver la luz y se hagan realidad. Lo importante no solo es conseguir que nuestros propósitos puedan llevarse a cabo, sino tener el afán, el estímulo y la lucha para ir en su búsqueda. Cuando alejamos de nuestra mente el “no” como respuesta estamos más cerca de cualquier desafío, de poder materializarlo y de seguir apostando por nuestros juicios y fundamentos, independientemente de la circunstancia de actuación personal que conforman nuestra doctrina inequívoca propia y singular. Ya lo decía el filósofo romano Séneca: “Persevera y triunfarás”.