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Antes de empezar, diremos que la prima del seguro es aquella cantidad que debe abonar quien figura como tomador a su aseguradora por los servicios y garantías que le prestará esta. Es un acuerdo contractual por el que se paga una cuantía económica por el hecho de que en caso de que se produzca un siniestro de los que figuran en la póliza, la aseguradora se haga cargo de los daños, o se abone cierta cantidad al beneficiario explícitamente designado en el caso de un seguro de vida, por ejemplo.
Como es una cantidad que está proporcionalmente asociada al riesgo asumido, puede ser muy variable y, además, hay otra serie de factores que dependen del coste del bien asegurado o la posibilidad de que el siniestro se llegue a producir.
Para efectuar el cálculo de la prima debemos comenzar estimando el riesgo que se asegura, y se la conoce como prima pura (inicial o de base). Se consigue hallando la posibilidad (en teoría) media de que un siniestro X tenga lugar y estimando qué impacto monetario tendría. Gracias a este cálculo, conseguimos saber la cantidad media que se pagaría por un siniestro determinado. A este importe hay que añadirle otras cantidades por diferentes conceptos para llegar a la prima final, es decir el monto total que pagaremos por nuestra póliza. Entre los gastos que se adicionan están los de administración o gestión, que se refieren a lo que cuesta que la compañía de seguros “funcione”. Hay otra parte que correspondería a una horquilla de seguridad que se incluye por si se diera la situación de que el estimado que se ha hecho varíe de manera llamativa, los márgenes de carácter comercial, por los que recibirá unos beneficios, como cualquier otra empresa, más los gastos que corresponderían a distribuir los riesgos que se aseguran, reaseguros y coaseguros que afectan a la aseguradora por la actividad que desarrolla.
La prima que debemos pagar depende de una serie de factores, por lo que para saber a cuánto asciende tenemos que tenerlos todos en cuenta
La prima del seguro, una vez hallado su cálculo, se paga por el tomador a la aseguradora, de manera directa o mediante un agente. Este acto tiene lugar a la firma del contrato. También se puede abonar a la firma del contrato a un agente exclusivo de la firma.
Lo más fácil y habitual es domiciliar el pago de la prima en el banco, aunque hay casos en los que, si no se comunica de manera expresa, puede entenderse que se abonará en el propio domicilio del que sea el tomador del seguro.
Si la prima no se paga, será causa de suspensión del seguro en el quinto mes y se rescindirá el contrato al sexto. En este momento, la aseguradora puede si lo desea, emprender camino legal contra quien le debe ese dinero.
Hay distintos tipos de prima: la única, en la que el pacto es abonar la prima de una vez en el periodo en que la póliza está vigente; la periódica, cuando se paga mensualmente como por ejemplo en un seguro de salud; o la prima llamada fraccionaria, que se paga tomando como base un período anual, pero cuya vigencia es inferior, como el seguro de accidentes que puedes contratar para una experiencia determinada, y cuya prima se abona de una sola vez pero proporcionalmente al tiempo que durará la experiencia.
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