Es un impreso que contiene un cuestionario: el cual facilita a la entidad aseguradora, una vez cumplimentado por el posible tomador, información que ésta necesita para decidir si el riesgo que se quiere asegurar es aceptable o no, bajo qué condiciones y a qué precio o prima.
Obedece a la obligación que prescribe la Ley de Contrato de Seguro de que el Tomador del seguro tiene el deber, antes de la firma del contrato de seguro, de declarar al asegurador, de acuerdo con el cuestionario (solicitud) que éste le someta, todas las circunstancias por él conocidas que pueden influir en la valoración del riesgo.
La solicitud de seguro no vincula al solicitante, es decir, al posible tomador.
La buena fe del tomador es necesaria, pues en base a la declaración del solicitante se van a establecer las garantías y la prima del seguro.
No es obligatorio para celebrar un contrato de seguro pasar por el trámite de rellenar una solicitud de seguro, sino que es posible contratar la póliza directamente, declarando el asegurado en la propia póliza las circunstancias que puedan influir en la valoración del riesgo. De hecho, en la actualidad para riesgos sencillos como los hogares se prescinde en la mayoría de los casos de la solicitud.
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