¿Los seguros de accidentes cubren un infarto?

Las consultas de los psicólogos están llenas y es que este mundo nos altera, nos frustra, tenemos ansiedad... ¿Cuánto cuesta estar preparado para afrontar todo eso? Pólizas

Un accidente, según suele aparecer estipulado en los condicionados de la mayoría de las pólizas, se entiende como aquella lesión corporal que viene derivada de causas violentas, repentinas, externas y ajenas a la intención del asegurado y que, además, ocurra durante el periodo en que el seguro se encuentra vigente, circunstancia que puede dar origen a recibir una indemnización por alguna de las garantías que se encuentran incluidas en el contrato de seguro.

Una vez aclarado este concepto, hay que saber qué cubre un seguro de accidentes. Seguros El Corte Inglés, en su póliza Accidentes Devolución, contempla el pago de una indemnización por fallecimiento, invalidez permanente absoluta, invalidez permanente parcial (todas ellas por accidente, evidentemente), devolución de primas (descontando impuestos y tasas) y asistencia en viaje, mientras que en su póliza Accidentes Global III se cubre el fallecimiento o la invalidez permanente absoluta por accidente, más la asistencia en viaje. Todo ello siempre con ciertas limitaciones y condiciones que debemos comprobar en nuestra póliza, como siempre recomendamos. De esta manera, estaremos seguros de todo lo que podemos solicitar en caso de tener que echar mano de nuestro seguro de accidentes.

Aunque hay quien se puede escudar en que un infarto pueda estar englobado dentro de lo que se llaman accidentes cardiovasculares, nos vemos en la obligación de recordar que hace ya tiempo que existe jurisprudencia a este respecto, y es que hay sentencias que han desestimado la petición de familiares de asegurados fallecidos a causa de un infarto, al considerar que es una enfermedad y no un accidente. Otro caso distinto sería que en el desarrollo de una actividad profesional, por utilización de una fuerza desmedida o similar, sobreviniera un infarto, pero hay muchas interpretaciones posibles. De todas formas, en el mercado asegurador español se pueden encontrar pólizas de accidentes que incluyen el infarto de manera opcional; es decir, el cliente cuenta con la opción de contratar esa garantía de manera adicional.

Un infarto

Si lo que te preocupa es que puedas sufrir un infarto que deje a tu familia desprotegida, una de las cosas que podemos empezar a trabajar es como estar preparados ante ello e intentar tener siempre cierta anticipación a ese evento cardiaco.

Nos referimos por “infarto” a lo que en el ámbito médico se conoce como infarto agudo de miocardio –que es el corazón o músculo cardíaco– aunque podría sucedernos en cualquier órgano. Se produce por la muerte celular en un órgano (completa o parcialmente) cuando cesa o disminuye el riego sanguíneo por causa de la obstrucción de la arteria que llega a dicho órgano.

Para que se produzca un infarto de miocardio, deben estrecharse las arterias coronarias, con lo que el oxígeno que viaja en la sangre no alcanza a llegar al corazón. Sin este oxígeno, el corazón no es capaz de producir energía que necesita para efectuar la sístole y diástole y mueren las células que componen el tejido que no llega a recibir esa sangre.

Posibles causas

El estrechamiento de las arterias que van al corazón puede suceder por distintos motivos, aunque las más normales son la aparición de un coágulo y una enfermedad llamada aterosclerosis, que se da cuando se deposita e infiltra la grasa en las paredes de las arterias. Esto último se produce de manera progresiva cuando existen factores de riesgo, como podrían ser:

  • Tabaquismo
  • Hipertensión
  • Obesidad
  • Alcanzar avanzada edad
  • Niveles altos de colesterol
  • Sedentarismo

Qué hacer si crees que estás sufriendo un infarto

Si lo que sientes es que te está dando un infarto, lo primordial es llamar a los servicios de emergencia (si puedes hacerlo) o que lo haga quien esté contigo. Los síntomas más habituales de que esto te está pasando son un dolor en la zona media del pecho, a la altura del esternón, que no cambia con la respiración o con el movimiento. Este dolor es intenso y a veces puede irradiarse hacia el brazo izquierdo (también podría hacerlo hacia el derecho), hacia la espalda, el cuello o incluso la zona mandibular. También pueden presentarse mareos o sudor frío. Otras veces hay dolor en la zona abdominal alta, respiración muy dificultosa, náuseas o incluso se puede perder el conocimiento.

No suelen presentarse todos estos síntomas a la vez, sino que lo normal en alguien que está atravesando un infarto es que sufra una combinación de algunos de ellos.

¿Cómo será tu vida después?

Aunque hay casos en los que el ataque al corazón acaba con la vida de quien lo sufre, te diremos que si es pequeño, afectando a una zona no muy extensa, es posible continuar llevando una vida normal aunque habrás de controlar todos los factores de riesgo ya que podrías volver a sufrir otro. Si ha sido más grave, puede derivar en una insuficiencia cardiaca para el resto de tu vida.  

A veces aparecen arritmias que pueden controlarse colocando desfibriladores y marcapasos, de manera que si se producen nuevamente, estos dispositivos podrán hacer su trabajo y tratar de controlarlas adecuadamente.

Muy importante: la prevención

Si queremos prevenir estas situaciones, debemos hacernos revisiones cuando nuestro médico lo considere oportuno, para lo que puede ayudarnos un buen seguro de salud. Máxime cuando en ocasiones tenemos antecedentes familiares que sabemos que pueden permanecer latentes o llegar a desarrollarse en algún momento de nuestras vidas. Además, llevar una vida saludable es altamente recomendable para mantenerte sano. 

Algunas pautas que puedes seguir si quieres ponérselo difícil al infarto, son:

  • Controla tu colesterol: es muy importante mantenerlo bajo, dentro de los baremos indicados, lo que podemos conseguir haciendo ejercicio y llevando una dieta sana, que incluya pocas grasas. Si estás afectado de hipercolesterolemia, quizá necesites además tomar medicación.
  • Ojo a la hipertensión: poca sal en tu dieta y nuevamente, ser constante en la práctica del ejercicio.
  • Abandonar el hábito tabáquico: en edades relativamente jóvenes, este se considera el factor de riesgo principal.
  • Si tienes diabetes: contrólala con tu medicación pautada, sigue una dieta adecuada y haz ejercicio para ayudar a mantenerla en niveles seguros.

Practica algún deporte: es primordial que realices algún tipo de ejercicio, el que sea. Como habrás leído, está presente en tres de las cuatro indicaciones que damos, por lo que puedes intuir cuán importante es. Ayuda al control de todos los factores de riesgo y para conseguirlo, se recomienda que se realice al menos cinco de los siete días de la semana y durante un mínimo de media hora. Pero cuidado, tampoco te machaques, sobre todo si no estás habituado y has decidido empezar mientras lees este post.