6 cotos de caza en Málaga

Si quieres pasar unos días en Málaga y aprovechar para cazar, lee con atención lo que tenemos que contarte. Caza

En este artículo podrás informarte acerca de

En Málaga se pueden encontrar varios cotos de caza para practicar este deporte, tanto en la modalidad de caza menor como de caza mayor. Hoy queremos ofreceros la historia de alguno de ellos mientras explicamos qué podremos encontrar allí, a qué se dedican o porqué se convirtieron en lo que son hoy. 

Antes de comenzar, porque se te hará la boca agua viendo dónde puedes ir a cazar en Málaga, comprueba la vigencia de tu seguro de cazador, que debe acompañarte siempre.

En Málaga está la Asociación Federada de Cazadores, que administra tres cotos. 

Coto Cerrado de Jaboneros: acotado, con una superficie de más de 550 hectáreas, con una vegetación formada por retamas y pastizales, además de bolinas. Existe una zona donde la predominante es la compuesta por pinos carrascos. Realizan un mínimo de dos batidas de jabalí cada temporada.

Coto El Pastor: con más de 370 hectáreas, su vegetación más notable se forma de pino canario y monte bajo. En este coto se ubican los alojamientos para los perros de caza, cuenta con un campo de tiro permanente y un escenario de caza.

Coto Jotrón y Lomillas: es el mayor coto de los que lleva la Asociación, con más de 1.200 hectáreas de monte bajo, y nuevamente bolinas, zarzas y retamas. Este es el elegido para la caza menor y los aguardos, tanto nocturnos como diurnos.

Otros cotos de caza en la provincia de Málaga

En Alozaina, municipio situado a unos 50 km de Málaga, encontramos la Asociación de Cazadores que lleva el nombre de la localidad. Se crea para acotar ciertos terrenos de la zona por el aumento de cazadores en terrenos sin cercar. Corrían los años 70 cuando un grupo de cazadores del pueblo quisieron salvaguardar la riqueza de la fauna en esa zona. Fueron unos pioneros en lo que se dio en llamar caza sostenible, ya que no se cazó allí durante un par de años.

Entre las zonas acotadas se encontraban El Valentín, que engloba la mayor parte de los terrenos destinados a la caza, Los Peñones y unas tierras pertenecientes al ayuntamiento denominadas Pinar de Jorox. Hoy, Los Peñones y el Pinar se han unido para aprovechar mejor la caza mayor y juntos ostentan el nombre de Los Peñones. Los miembros de esta asociación abonan una cuota anual y pueden practicar las distintas modalidades de caza durante unas cincuenta jornadas cada año.

Al ser esta una zona que se sitúa en una ruta de migración de muchas aves, podemos cazar en sus terrenos codornices, palomas y tórtolas en la época estival, y zorzales en otoño e invierno. Desde siempre, ha abundado la población de conejo, liebre y perdiz, aunque se ha disminuido su caza porque la agricultura ha sido agresiva con estas especies y ahora se caza muy pocos días al año y en unas horas determinadas. En determinadas zonas también se puede practicar la caza de la perdiz con reclamo.

La cabra montesa se caza siempre bajo la modalidad de rececho, que es una de las más exigentes para con el cazador, pero de las que ofrece mayor gratificación.

Se ha comenzado con la caza en mano de los jabalíes, aunque la especie es novedosa por la zona y no hay gran cantidad, pero las jornadas que se organizan con este motivo sirven también para controlar la población de zorros, muy abundantes en estos parajes.

Los Peñoncillos

A poco más de 5 kilómetros de Ronda se erige el Coto de Los Peñoncillos. Ronda es conocida internacionalmente por su belleza y forma parte de los llamados pueblos blancos de Andalucía. Por su fantástica localización, a menos de una hora del aeropuerto internacional de Málaga, atrae a muchos turistas que desean, a la vez que conocer las maravillas paisajísticas y arquitectónicas de la zona, practicar el deporte de la caza. Jabalí, cabra montesa, corzo y venado se encuentran entre las especies que podemos encontrar en esta finca, magníficamente equipada para que los cazadores salgan de allí con un recuerdo inolvidable.

Antes, esta finca se destinaba a la ganadería, llegando a contar con medio centenar de cabezas de vacuno que se alimentaban de sus pastos.

Para transformarla en un coto para la caza mayor, se acondicionó y planificó un desarrollo que consiguiera el fin que se perseguía. De este modo, se reformaron por completo dos viviendas de que disponía, quedando dos casas adosadas e independientes, como vivienda para los guardeses que se ocupan de la vigilancia y mantenimiento de la finca. Se restauró totalmente la casa principal, se cerró con malla cinegética toda la propiedad, cambiando la malla para ganadería que tenía antiguamente. Se hizo una ampliación de la red viaria de servicio y ahora es posible cobrar las piezas que se cacen en cualquiera de las manchas de la propiedad. Se levantó una zona de matadero, se colocaron cámaras frigoríficas y congeladores industriales que cumplen con los requerimientos sanitarios. 

Asimismo, se realizó una importación de animales procedentes de otras fincas que son reconocidas por la calidad que atesoran. Se comenzó con corzo y venado, más en menor número, con gamo y muflón para acabar destinando la propiedad principalmente al venado y corzo, además de jabalí y cabra montesa existentes en la zona.

Finalmente, el coto de caza mayor cuenta con casi 1.200 hectáreas de terreno, donde podrás disfrutar de descastes, recechos y caza de todas las especies en la época que corresponda, lo que incluye a machos monteses y la famosa berrea de los venados.

Se puede practicar también caza menor, de perdices autóctonas que la propiedad explota en muy pequeña medida.

Aunque la finca provee de alimento para mayor número de las cabezas que atesora, se prima la calidad del animal frente a la cantidad. Se podría redondear las cifras de animales que contiene en unos 650 ciervas y venados, en proporción 1:1, sin alimentación artificial; unos 70 corzos con una veintena de comederos a su disposición, unas 80 cabras montesas e incontables jabalíes cuya población aumenta en la época de la bellota, abatiendo unos 120 ejemplares por temporada.

Y es que el pasto que abunda en la finca cuenta con unos nutrientes excepcionales por la riqueza de su suelo y la altitud del lugar, gracias a la que prácticamente se evita la existencia de parásitos. El par de nevadas que se pueden contemplar anualmente, aunque breves, también ayudan a la eliminación de esos parásitos y de los insectos.