¿Qué es la elasticidad de la demanda?

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Es algo común a todos los consumidores: el bolsillo nos duele cuando suben los precios de los productos que consumimos. ¿Y qué hacemos entonces? Las respuestas a esta pregunta son varias; dejamos de comprar este producto, buscamos un producto que pueda sustituir al que le han subido el precio o solo nos queda el remedio de asumir la subida de precio. 

Todas estas respuestas forman parte de los estudios que se realizan por parte de economistas para valorar hasta qué punto se pueden subir o bajar determinados precios y el impacto que dichas alteraciones puedan tener sobre la cantidad de producto que los consumidores seguirán queriendo comprar. Definamos ahora el concepto de elasticidad de la demanda

Concepto de elasticidad de la demanda

La elasticidad de la demanda es un concepto que se encarga de medir la variación en la cantidad demandada de un bien o de un servicio frente a los cambios que se producen en su precio. Como en principio a mayor precio de un bien menor es su demanda, y viceversa, la elasticidad de la demanda cuantifica en qué medida un cambio en el precio produce un cambio en la demanda de dicho bien. 

La fórmula para el cálculo del porcentaje de elasticidad de la demanda de un bien es la siguiente:

(tercera Imagen) Formula Elasticidad Demanda

La interpretación de la fórmula es sencilla: se trata de dividir el cambio porcentual en la cantidad demandada de un bien por el cambio porcentual en su precio. El resultado se reduce a valores absolutos, es decir, sin tener en cuenta dimensiones negativas o positivas. El resultado que se obtiene de esta operación mostrará en qué porcentaje es sensible la cantidad demandada de un bien respecto de los cambios en su precio. 

Un ejemplo sacado de nuestra compra: supongamos un producto tipo como una botella de vino de determinada marca a un precio determinado. Supongamos ahora que una subida de un 5% en el precio supone una bajada de un 10% en la demanda de ese precio. Así, tendríamos un 10% negativo dividido por un 5%, que nos daría un valor absoluto de un 2%.

Tipos de elasticidad de la demanda

Como bien sabemos los sufridos consumidores, hay determinados productos que, pese a sufrir alteraciones en su precio, mantienen estable su demanda. Este es el caso de los productos de primera necesidad, como puede ser nuestra barra de pan diaria, o como puede ser, en estos últimos meses, la luz.

Así, pese a que hemos visto alteraciones en el precio de la electricidad que llegan a ser noticia, la demanda se ha mantenido en niveles muy similares a los anteriores. Suponiendo un porcentaje de variación de la demanda igual a 0, dividido por un porcentaje cualquiera de variación del precio, llegaríamos a un coeficiente de elasticidad igual a 0. Este extremo se conoce como elasticidad perfectamente inelástica o rígida. 

Como todos hemos tratado de adecuar el consumo de electricidad a horas pico y valle, vamos a suponer una variación porcentual de un 7% en la cantidad de electricidad demandada, y dividamos por una variación porcentual de un 12% en el precio: el resultado en valor absoluto es un porcentaje del 0.58%, lo cual supone definir su elasticidad como inelástica, ya que se encuentra por debajo del 1%

Cuando se alcanza el 1%, sin llegar a rebasarlo, es decir, un cambio en el precio de un bien produce el mismo cambio en su cantidad demandada, hablamos de una elasticidad unitaria

Si el resultado de la operación es superior al 1% se habla de que la elasticidad del bien es elástica. Volviendo al producto anterior, nuestra botella de vino sería un producto elástico, ya que su elasticidad alcanza un coeficiente de un 2%. 

En el extremo contrario a la elasticidad perfectamente inelástica se encuentra el producto cuya demanda se ve alterada, pero sin sufrir cambio porcentual alguno en su precio. Como sabemos, cualquier número dividido por cero da un valor infinito; este sería el caso de una elasticidad que se denomina perfectamente elástica

Factores que influyen en la elasticidad de la demanda

Uno de los factores principales es la existencia o no de bienes sustitutivos del bien que sufre la variación del precio. Cuando en nuestra lista de la compra observamos una subida del precio de la mantequilla que nos parece excesiva, siempre podremos sustituirla por la margarina, provocando así una disminución porcentual mayor en la cantidad de mantequilla demandada. 

Dos factores con un peso alto en la elasticidad de la demanda son también la naturaleza del bien, y el periodo de tiempo que usemos para su estudio. Un producto como la gasolina va sufriendo variaciones en el precio, sin que la demanda sufra un cambio porcentual de notoriedad. Así, podemos decir que la gasolina es inelástica en su demanda, ya que el consumidor lo que hace es adecuar su consumo en el tiempo al nuevo precio, sin dejar de consumir este bien. 

Otros dos factores con relación entre sí son el volumen de renta que dedicamos a la adquisición de un producto, y el precio del mismo en relación a esta renta. Así, un producto con poca repercusión en la renta del consumidor tenderá a tener una elasticidad inelástica, en la que un cambio en el precio no supone un cambio notable en su demanda. 

El concepto es aplicable también a productos de ahorro e inversión, si bien necesita de una explicación en su traslado, ya que muchos de estos productos no son productos de compra como tal. 

Así, por ejemplo, la rentabilidad de los planes de pensiones ha sufrido variaciones con la entrada en vigor de los últimos Presupuestos Generales del Estado, que han reducido las cantidades a incluir en la declaración de la renta, así como el porcentaje de reducción al que se podía tener acceso por la dedicación a estos productos. Esto puede conllevar un traslado de clientes desde el producto de plan de pensiones u otro producto como un fondo de inversión, que pueda ofrecer una rentabilidad mayor en un periodo de tiempo similar, o incluso inferior.