El hecho de abrir una cuenta bancaria es, para la mayoría de personas, su primer contacto con el sistema financiero. Es un trámite totalmente necesario hoy en día para funcionar en cualquier aspecto de nuestras vidas.
De hecho, son un producto indispensable para la mayoría de españoles, ya que la cuenta es el “lugar” donde domiciliamos los recibos, donde recibimos las nóminas, donde van a cargan los gastos de la tarjeta de crédito, etc. Son en definitiva, la piedra angular en la que pivotan nuestras finanzas personales y nuestro dinero.
Por eso es fundamental dedicar el tiempo necesario e informarnos convenientemente a la hora de elegir la cuenta bancaria que más se vaya a ajustar a nuestras necesidades. El primer paso para dar con la cuenta más adecuada es tener claro para qué vas a utilizar, ya que existen diferentes tipos y aunque todas funcionan de forma simular, hay pequeñas diferencias.
Lo primero que tienes que saber es que las cuentas bancarias son depósitos de dinero. Generalmente son de carácter indefinido y que puedes cancelar cuando lo desees. A través de estas centralizas una serie de gestiones financieras muy comunes que son:
Por si no lo sabías, una cuenta bancaria puede tener uno o varios titulares, de hecho si compartes esta titularidad con otro o varios individuos, la forma de disponer del dinero y de operar la cuenta, puede ser de dos maneras:
Además, como titular de una cuenta también puedes nombrar miembros autorizados, que podrán disponer del dinero en tu nombre.
Fundamentalmente existen dos grandes tipos de cuentas bancarias: las cuentas corrientes y las cuentas o libretas de ahorro. Las primeras son las más habituales y las segundas son similares a las primeras pero enfocadas al ahorro. Estas dos tienen una serie de características comunes:
Liquidez total: en ambos tipos de cuenta puedes hacer tanto ingresos como retirar tu dinero cuando quieras. Eso sí, ten en cuenta que si vas a retirar una cantidad de efectivo elevada es recomendable que avises al banco con antelación.
Facilidad de apertura: para poder abrir una cuenta solo necesitas presentar un documento identificativo como el DNI, el NIF o la tarjeta de residente. Por otro lado, los bancos solicitan otro tipo de documentación para identificar mejor a sus clientes, como una nómina para los asalariados o la declaración del IVA para los autónomos. En el caso de los menores de edad también pueden abrir una cuenta bancaria siempre que vayan acompañados de la firma del representante legal o tutor.
Remuneración: como las cuentas son un producto operativo la remuneración que ofrecen es escasa o nula y casi no da intereses.
Operativa: con este tipo de cuentas puedes disponer tanto de tarjetas de débito como de crédito asociadas a la cuenta bancaria, en la que también puedes domiciliar tu nómina y cualquier tipo de recibo. Además puedes consultar el saldo, retirar dinero de los cajeros, o realizar transferencias son otras de las operaciones posibles.
Comisiones: en este estas cuentas se suelen cobrar comisiones de administración y mantenimiento, y otras por realizar transferencias o por usar cajeros que no son de la entidad bancaria.
A estas dos grandes modalidades de cuentas se les suman otros adheridos que las entidades bancarias crean para resultar más atractivos para el cliente. Una de ellas entre las cuentas a la vista son las cuentas nómina. En estas, el requisito para contratarlas es domiciliar la nómina u otro ingreso regular, como por ejemplo la pensión. Como contrapunto, estas cuentas ofrecen ventajas, como bonificaciones en los recibos, eliminación de comisiones de mantenimiento, cierta remuneración e incluso regalos.
Por otro lado, otro tipo de cuenta corriente específica es la cuenta de valores. En estas no se deposita dinero sino valores https://seguros.elcorteingles.es/blog/economia/finanzas/que-es-inversion-sostenible-responsable-isr/, como acciones o bonos. Es un instrumento necesario para poder gestionar los títulos y debe ir vinculado a una cuenta corriente en la que se ingresará efectivo para comprar los valores. Además, en esta cuenta se cobrarán los dividendos y el dinero resultante de las operaciones de venta.
Asimismo, existen un tipo de cuentas bancarias orientadas al ahorro, como son las cuentas a la vista remuneradas. Como su propio nombre indica, este tipo de cuentas ofrecen algún tipo de remuneración, por lo que, el saldo de la cuenta te generará intereses. Eso sí, suelen tener una operatividad más limitada que en el caso de una cuenta corriente: no admiten domiciliaciones de nóminas o recibos, o que asocies una tarjeta de débito o crédito a ella, aunque esto último puede ser una ventaja pero esto puede ser visto como una ventaja si lo que quieres es ahorrar. A diferencia de un depósito a plazo, puedes disponer de tu dinero cuando lo necesites, sin penalizaciones.
Una vez conoces los tipos de cuentas que existen en el mercado bancario, debes decidir en torno a una serie de valores cual te conviene más. Para elegir la que mejor se adapte a lo que estás buscando debes tener en cuenta una serie de valores:
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