¿Cómo se devuelve la fianza de un alquiler?

Alquiler

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Alquilar inmuebles -viviendas, locales comerciales o terrenos-, es una práctica común que implica el pago regular, generalmente mensual, por parte del inquilino al propietario, a cambio del derecho de usar y disfrutar el espacio arrendado. Aparejada al alquiler, la fianza juega un papel secundario, pero no menos importante en este acuerdo contractual. La fianza es un depósito inicial que entrega el inquilino al propietario y que actúa como una garantía contra posibles daños o incumplimientos del contrato firmado. Al finalizar este contrato, la fianza se devuelve al inquilino si se cumplen todas las condiciones previamente acordadas. Este sistema ofrece cierta seguridad tanto a arrendador como a arrendatario, estableciendo un marco legal para la buena convivencia y el cuidado correcto de la propiedad.

Devolución de la fianza de alquiler: cómo hacerlo correctamente

La devolución de la fianza en un contrato de alquiler debería seguir un proceso que generalmente se detalla en el propio contrato y que sigue unos pasos determinados. 

Cuando un inquilino abandona un piso, bien porque termine su contrato y hayan llegado al acuerdo de no renovarlo, o porque decide mudarse, avisando al propietario en tiempo y forma, este último tendrá que hacer una revisión final del estado en que queda el inmueble, una vez reciba las llaves de su inquilino. El inquilino también debería revisarlo antes de dejar el piso, para certificar el estado en que lo deja y poder cotejar así su propia revisión con la del propietario, en caso necesario.   

Si se encuentran daños que van más allá del desgaste normal, el arrendador puede retener parte o la totalidad de la fianza para cubrir los costes de las reparaciones necesarias para dejar el piso en un estado correcto para su próximo habitante. 

Es importante que cualquier reparación necesaria sea comunicada al inquilino, aunque estos acuerdos suelen estar especificados en los contratos de alquiler. Si tienes un seguro de alquiler, probablemente puedas recurrir a él si necesitas arreglar algún desperfecto en la casa en la que vives, si necesitas un manitas o si tienes que llamar a un cerrajero, siempre, por supuesto, que la situación se encuentre entre las reflejadas en la póliza.

Si no hay daños significativos y ambas partes están de acuerdo, el arrendador procederá a la devolución de la fianza al inquilino, que suele ir acompañada de una documentación detallada que especifica cualquier deducción económica, si la hay, y el motivo de ésta.

¿Cuál es el plazo máximo de devolución de la fianza?

Cuando alquilas un piso y firmas el contrato, se abona generalmente la primera mensualidad acompañada de la fianza. Eso sí, esta última se abonará en forma de depósito y así permanecerá hasta que finalice el contrato entre arrendador y arrendatario. 

Lo que muchas veces desconocemos es si hay un plazo estipulado para conseguir esa devolución de la fianza una vez abandonamos la vivienda en la que vivíamos alquilados o si hay algún procedimiento concreto que debamos seguir para ello.

Lo cierto es que la Ley de Arrendamientos Urbanos no reseña ningún plazo para esta devolución, aunque la práctica habitual es que se devuelva en el plazo de un mes desde que se entregan las llaves de la vivienda a su propietario. Se entiende que son suficientes días para que el arrendador pueda comprobar el estado de la casa, verifique que los suministros están pagados y al día y que no hay daños o desperfectos en el inmueble. Si cumplido este tiempo el propietario no devolviera la fianza al que fue su inquilino, empezarán a devengarse intereses, según se recoge en la ley.

Si ves que el tiempo va pasando y tu casero no te la devuelve, tendrás que iniciar un procedimiento legal para conseguir la devolución del importe que entregaste al firmar el contrato en concepto de fianza.

¿Es diferente si es un alquiler vacacional?

Cuando hablamos de un alquiler vacacional, el concepto de fianza tiene las mismas características que si se tratara de un alquiler tradicional o de larga duración. No es más que una forma de asegurar de alguna manera la tranquilidad de inquilino y propietario. El inquilino tiene la certeza de que si deja la propiedad en el mismo estado en que se la entregaron recibirá su dinero de nuevo y el propietario se asegura de que los inquilinos cuidarán lo máximo posible la casa durante su estancia, para conseguir recuperar el importe entregado como fianza. 

La fianza debe devolverse, como en el caso de cualquier otro alquiler, al término de la estancia de los inquilinos temporales, una vez comprobado que no existen daños por los que se pudiera retener para así costear los gastos de las reparaciones.

No me devuelven la fianza, ¿qué puedo hacer?

Una de las cosas que debes tener en cuenta es no perder de vista el estado de la fianza que entregas al alquilar una vivienda. El propietario debe depositarla tal y como prevé cada comunidad autónoma y, si no lo hace así, podría recibir una sanción. Esto es importante porque si no existe ese depósito, tú no podrás deducirte ese importe en tu declaración de la renta. Además, si no la guarda en ese depósito aparte, corres el riesgo de que emplee ese dinero en cualquier otra cosa y llegado el momento de devolvértelo, no disponga de él.
 

El desgaste producido por el uso normal de una vivienda no se considera un motivo para no devolver la fianza
 

Si el arrendador de tu vivienda continúa sin devolverte la fianza una vez se la has solicitado, tendrás que pasar al envío de un burofax. Esta es una solicitud formal que debería tomarse como un paso previo a la entrada en escena de acciones legales. La siguiente parada en este viaje hacia la recuperación de tu dinero será en un juzgado, aunque si la cantidad que reclamas no alcanza los 2.000 euros, podrás hacerlo sin necesidad de contratar abogado y procurador. 

Si vives de alquiler, un seguro de vivienda para inquilinos puede ser tu tabla de salvación. Además de que te brinda coberturas para situaciones del día a día en las que muchas veces no sabes a quién llamar para que te eche una mano, como la pérdida de alimentos o medicamentos en la nevera por un corte de suministro eléctrico -hasta los límites reflejados en la póliza- o la reposición de llaves si las pierdes o te las roban, también está a tu lado para asesorarte gracias a la garantía de Protección Legal si así lo necesitas.

¿Qué motivos justifican la no devolución de la fianza?

Algunas veces, al propietario de un piso alquilado se le cae el alma a los pies el día que le entregan las llaves y entra en su vivienda de nuevo. Si quienes han vivido en tu casa no la dejan en las mismas condiciones en las que tú la pusiste en alquiler, tienes bastantes papeletas para no devolver la fianza que en su día acompañó a la firma del contrato. 

Si el inmueble presenta daños que no sean motivados por el desgaste del uso habitual y normal, puedes retener el importe de la fianza o una parte de él, para reparar lo que sea necesario si encuentras las paredes agujereadas, roturas en las puertas o la tarima del suelo levantada, por ejemplo.

Si hacen obras sin tu consentimiento, también podrías no devolver la fianza, sobre todo si específicamente se recoge en el contrato de alquiler que no autorizas a ello; si no pagan la mensualidad del alquiler o los suministros, si no hacen un mantenimiento adecuado de la casa y al finalizar el arrendamiento es necesario realizar una limpieza importante y profunda, la fianza podrá retenerse para cubrir todos estos gastos con los que el propietario de la vivienda no contaba. Además, si tu inquilino se va de la casa antes de la fecha de finalización del contrato, también podrías quedarte la fianza para compensar de alguna manera la pérdida de ingresos que este cambio te supondría. 

Si tienes un piso o una casa que pones en alquiler no está de más que tengas un seguro de hogar para propietarios y ganes así en tranquilidad. Estarás bien asesorado gracias a la garantía de Protección Legal y seguramente podrás hacer uso de muchas de sus coberturas. Además, Hogar Arrendador El Corte Inglés te protege contra los actos vandálicos de tus inquilinos, si los hubiera, o te ayuda en los procesos de impago de rentas o desahucios. Así de fácil es que cierres la puerta de tu casa y la pongas en alquiler sin darle muchas vueltas a la cabeza.