¿El seguro de hogar cubre la rotura del radiador?
En este artículo podrás informarte acerca de
Muchas veces cuando damos vueltas a las coberturas de nuestro seguro de hogar no solemos tener en cuenta ciertos aspectos. Y es que hasta que no se presentan las incidencias o las averías, no reparamos en que no están cubiertas por nuestro seguro o que podrían haberlo estado si hubiéramos contratado unas coberturas un poco más amplias por un pequeño aumento de la prima. De ahí que la asesoría por parte de expertos sea tan importante a la hora de contratar un seguro de hogar.
Entre estas roturas o averías fortuitas de las que hablamos se podría encontrar la rotura del radiador. Sobre si el seguro de hogar cubre o no la rotura del radiador vamos a hablar a lo largo de las siguientes líneas.
¿El radiador está cubierto por el seguro?
Las pólizas de hogar suelen incluir la cobertura de daños por agua, que ampara los daños que pueda sufrir la vivienda asegurada a consecuencia de, por ejemplo, una rotura accidental de tuberías, grifos o dispositivos de calefacción. Pero hay que profundizar en esta cobertura porque tiene sus exclusiones, que conviene conocer, y que, por norma general, son comunes en la mayoría de los seguros; aunque lo mejor es que compruebes las de tu póliza en particular.
En primer lugar, hay que apuntar que es responsabilidad del propietario de la vivienda mantener tanto esta como el mobiliario en perfectas condiciones, ya que, si se produce la rotura de una tubería, el seguro, con carácter general, no la cubrirá si ha sido por falta de mantenimiento.
Los seguros de hogar normalmente cubren tanto la rotura accidental de una tubería que está empotrada en la pared –aquella que no vemos– como los daños ocasionados por dicha rotura en la vivienda y los que sean necesarios para su reparación: rotura de pared, reparación de la tubería en sí, reconstrucción y pintura. También estarán cubiertos los daños que hayamos podido ocasionar a terceros si contamos con la garantía de Responsabilidad Civil.
Ahora vamos con la rotura de los radiadores y la cobertura de los daños que dicha rotura pueda ocasionar. Debemos tener en cuenta que existen diferentes tipos de radiadores que provocan también diferentes daños.
Los seguros de hogar generalmente cubren los daños que se generan por la pérdida de agua de un radiador, si el mantenimiento que ha tenido es el correcto
Hablamos primero de los radiadores de agua, aquellos que van instalados en la pared y conectados al circuito cerrado de calefacción de una vivienda. Cuando se rompe un radiador de estas características y se produce una fuga de agua se pueden producir ciertos daños tanto en nuestra vivienda como en las casas o locales colindantes. Si tenemos contratada la cobertura de daños por agua, nuestro seguro nos cubrirá los daños por agua derivados de la rotura, bien en la pared, en el suelo, etc. Y por la garantía de Responsabilidad Civil, el seguro cubrirá los daños que con esa fuga de agua hayamos podido provocar a nuestros vecinos. Ahora bien, los seguros de hogar suelen cubrir los daños en la vivienda, pero no suelen cubrir la rotura propiamente dicha del radiador. Normalmente, tanto la reparación del radiador como la sustitución en caso de que no haya reparación posible, corresponde al propietario de la vivienda.
Lo mismo ocurre con las llaves de paso, contenedores de agua, etc. Los seguros suelen cubrir los daños ocasionados por las roturas de estos dispositivos, pero normalmente no cubren la reparación del origen en sí, siendo la reparación responsabilidad del propietario.
En cuanto a los radiadores eléctricos, los que van enchufados a la corriente, las roturas suelen tener que ver con subidas de tensión o con el uso y desgaste del propio aparato. Los daños que pueden provocar este tipo de radiadores en la vivienda también son diferentes y suelen tener que ver con incendios derivados de dichas subidas de tensión, de un mal uso del radiador –como la colocación de ropa encima o su cercanía a una fuente inflamable– o derivados de un mantenimiento defectuoso del dispositivo.
En este caso la reparación de los daños dependerá de las coberturas que tengamos contratadas. Normalmente, si se trata de un incendio provocado por un cortocircuito, los seguros cubren tanto los daños provocados por el incendio como la reparación o reemplazo del aparato. En cambio, si el daño se deriva de un mal uso o un mantenimiento deficitario intencionado, el seguro puede que no cubra ni los daños ni, por supuesto, el aparato en sí.
Ahora bien, cuando el radiador se rompe y no provoca daños, es decir es una avería fortuita sin más del propio radiador, su reparación dependerá de lo que incluya o no nuestra póliza de hogar. Algunos seguros ofrecen la cobertura de daños eléctricos en aparatos eléctricos, pero si queremos contratarla debemos asegurarnos de que incluye los aparatos que nos interesan –en este caso, los radiadores eléctricos–.
El radiador gotea, ¿lo cubre el seguro?
Cuando te das cuenta de que un radiador gotea, es importante solucionar el problema antes de que vaya a más y pueda dañar suelo o pared. Llevar un buen mantenimiento es fundamental si queremos que nuestros radiadores funcionen correctamente y no surjan problemas como este. La presión que guardan en su interior y el calor al que son sometidos terminan por dañar los radiadores, además de que, con el paso del tiempo, se desgastan sus componentes de forma normal, puede aparecer la temida corrosión o las llaves de paso o juntas pierden estanqueidad.
Quizá simplemente alguna tuerca se ha aflojado y por eso tu radiador está goteando. Si puedes arreglarlo apretándola un poco con una llave inglesa, en pocos minutos habrás acabado con el problema.
Si el problema no viene dado por una falta de mantenimiento o un mal uso del aparato, puedes llamar a tu seguro de hogar e indicar lo que te ha sucedido. Incluso si no cubriese la propia avería del radiador, podrán ayudarte si con esa pérdida de agua se ha estropeado algún elemento de tu casa.
Purgar el radiador, ¿cómo lo hacemos de forma segura?
Generalmente, deberíamos purgar nuestros radiadores anualmente si queremos que no acumulen aire en su interior, dificultando así su funcionamiento. Hacerlo antes de que comience el frío nos ayudará a pasar la estación invernal con nuestra casa caldeada y la calefacción trabajando como se espera.
Los radiadores pueden hacer ruidos de vez en cuando que no necesariamente significan que no funcionen correctamente
Los radiadores tienen habitualmente una válvula en el lateral o la parte superior, que podremos girar fácilmente con un destornillador plano o simplemente una moneda. Pon un recipiente bajo la válvula para recoger el agua que saldrá cuando la gires, y una vez deje de salir agua, cierra bien la válvula de nuevo. Repite la operación en todos los radiadores de tu casa.
Puede que tengas radiadores con válvulas de purgado automático, que se encargan de hacer el trabajo por ti y no tendrás que hacerlo de manera manual.
Cómo cerrar el radiador de forma correcta
Aunque podrás encontrar distintas formas de cerrar un radiador, la adecuada es cerrar la maneta que permite la entrada de agua en él. Suele estar en la parte superior del radiador y se puede accionar directamente con la mano, sin herramientas. Simplemente girándola, cortamos el paso del agua que fluye por los conductos en ese radiador en concreto. No toques los detentores porque generalmente vienen equilibrados y podrías alterar el buen funcionamiento de los mismos. Estos se sitúan en la parte baja del radiador y normalmente necesitaríamos algún utensilio para poder manipularlos, por lo que rápidamente te darás cuenta de cuál es la llave de paso que debes accionar para cerrar tu radiador de forma correcta.
¿Por qué suena un radiador?
Aquellos que tienen sistemas de calefacción de gas, estarán habituados a escuchar algún ruido en los radiadores de vez en cuando. Generalmente, la causa es el aire que entra y circula con el agua por los conductos y no tiene mayor importancia, pero como hay distintos sonidos que puedes escuchar, detallaremos qué significan los más comunes.
Si tu radiador:
- Cruje, suena por efecto del calor que se produce cuando la temperatura va subiendo y los tubos empiezan a dilatarse después de haber estado contraídos durante el tiempo que la calefacción no ha estado funcionando y los tubos estaban fríos.
- Borbotea, es porque hay demasiado aire en su interior. Púrgalo, para que salga el aire y consigas así que el radiador rinda con normalidad evitando que alguna de sus zonas se quede fría porque el agua no pueda llegar a ella. Un radiador en estas condiciones, tendrá además un mayor consumo, repercutiendo en nuestra factura.
- Silba, también tiene que ver con el agua cuando el caudal es excesivo. En esta ocasión, debes purgar el radiador, como en la situación anterior, pero si no consigues que el sonido cese, lo mejor es contactar con un profesional que venga a revisarlo.
- Golpetea, se debe, como en la primera descripción, al ruido generado por la dilatación de los conductos al paso del agua caliente, o a la descomposición del agua cuando entra en contacto con el aluminio de los tubos, pero no reviste mayor importancia y no afecta en absoluto a su mantenimiento.