¿Hay diferencias en el mantenimiento de un coche de gasolina o de diésel?
En este artículo podrás informarte acerca de
Ha llegado la hora de cambiar de coche, y con esta decisión viene siempre la siguiente cuestión: ¿qué tipo de coche quiero? ¿Quiero un coche de gasolina, un coche diésel, uno eléctrico completo o un híbrido?
Hoy en día, siguen siendo muy comunes los coches que montan motores de combustión; poco a poco los eléctricos e híbridos van ganando terreno, aunque la aún escasa oferta de puntos de recarga junto con el elevado precio de estos coches son factores que están ralentizando su crecimiento. Así, para muchos la duda sigue siendo la compra de un coche de gasolina o de un coche diésel.
En este artículo vamos a tratar acerca del mantenimiento que cada uno de ellos precisa; quizá al final puedas tener una idea más concreta sobre el tipo de coche que quieres. Así, a la hora de tomar decisiones, desde nuestro blog no solo te ofrecemos la comparación de seguros de coche, sino también una comparación entre los diferentes mantenimientos que cada motor precisa.
Mantenimiento del motor
Seguro que sabes que cada determinado número de kilómetros nuestros motores necesitan pasar por el taller para una sesión de mantenimiento. Y seguro que te suena la necesidad de cambiar el aceite y diferentes filtros, para asegurar que prolongamos de forma fehaciente la vida del motor.
Pues bien, en los coches diésel, a diferencia de los de gasolina, existe un filtro que es de obligado cambio continuo, que es el filtro del combustible. Los sistemas que usan estos coches para la inyección directa a alta presión del combustible son de una precisión tal que requieren evitar las impurezas que puedan llegar a este circuito de inyección. Además, si se llegase al caso de necesitar reparar o cambiar uno de estos elementos, ya fuesen las bombas de inyección o el sistema de inyección directa, el coste de dicha reparación alcanza niveles muy elevados.
Si pasamos a hablar de las bujías, debes saber que cada tipo de coche usa bujías diferentes, y para operaciones diferentes. Las bujías de un motor diésel precalientan el combustible para que el arranque del motor sea el correcto, mientras que las bujías de un coche de gasolina proporcionan la chispa necesaria para la correcta combustión de la gasolina y el funcionamiento del motor. En ambos casos, su revisión es periódica, y su sustitución necesaria si se encuentran restos de aceite o de carbonilla.
A todos nos suena un elemento cuya sustitución hace temblar los bolsillos: la correa de distribución. Pues bien, anteriormente los coches diésel necesitaban su sustitución entre los 90.000 y los 120.000 kilómetros, mientras que los coches de gasolina la sustituyen entre los 120.000 y los 150.000 kilómetros. En la actualidad, con la llegada de la tecnología Common Rail a los motores diésel, la vida de las correas de distribución se ha duplicado, por lo que ahora se puede esperar a los 200.000 o incluso a los 240.000 kilómetros para cambiarla.
En el mantenimiento de los sistemas anticontaminación es donde los motores diésel destacan sobre los motores de gasolina, ya que los motores diésel cuentan con un filtro antipartículas que ha de ser renovado de forma periódica, pues los residuos del combustible pueden terminar obturando este filtro. Algunas marcas han sacado un aditivo llamado Adblue, con el que parte de estos residuos se queman con el combustible al tiempo que tratan de limpiar el filtro.
Por otra parte, los motores diésel cuentan también con un sistema de válvulas denominadas EGR, por las siglas en inglés de Exhaust Gases Recirculation, es decir, válvulas de recirculación de los gases de escape. Parte de estos gases vuelve a entrar en la admisión y vuelven a quemarse, deshaciéndose así de parte de las partículas sólidas. Aún así, la carbonilla poco a poco se va adhiriendo a las válvulas, por lo que es un sistema que cada 100.000 kilómetros necesitará una revisión.
Mantenimiento de embragues y frenos
Los motores diésel funcionan con un par motor muy elevado, que provoca que no haya tanta necesidad de cambios de marcha como en un motor gasolina. El efecto es que el embrague se fatiga menos, por lo que su vida es mayor que en la de un motor de gasolina. Por el contrario, en aquellos motores que cuentan con los denominados motores bimasa, son los motores diésel los que debido al alto par motor con el que trabajan presentan fallos en el mismo antes que los motores de gasolina.
Respecto del equipo de frenado, es necesario tener en cuenta que los motores diésel pesan más que los motores de gasolina, por lo que la fuerza a aplicar en el momento de frenar es superior. Debido a esto, el desgaste de los frenos y de las pastillas del equipo de frenado en un coche de motor diésel es superior que en uno de gasolina.
A modo de conclusión, debes saber que existen estudios que demuestran que, a la larga, el mantenimiento de un motor diésel es más caro que el de un motor de gasolina, ya que la complejidad del motor y la existencia de un número mayor de elementos en el mismo termina requiriendo una intervención mayor.
Por otra parte, la diferencia en el precio entre el gasóleo y la gasolina ha dejado de ser tan marcada, lo cual, unido a determinadas declaraciones que apuntan hacia la extinción de los motores diésel por su alta contaminación ambiental, y a los incrementos en los impuestos asociados a este combustible, está llevando a los consumidores a volver a preferir los motores de gasolina frente a los motores diésel, una situación que es contraria a la vivida pocos años atrás.
Y existe una diferencia también cuando hablamos de los seguros para estos coches: los estudios demuestran que pese a la evolución de las tecnologías y de los sistemas, existen compañías que aplican un coste superior a los seguros a todo riesgo de los coches diésel, mientras que en otras esta característica no supone una variable que haya que tener en cuenta.