¿Qué factores provocan fatiga al conducir y cómo puede afectar al seguro?

Joven bostezando al volante de su automóvil Automóvil

Un buen número de los accidentes que se registran cada año en nuestras carreteras tienen que ver con estados en los que el conductor no se encontraba ni mucho menos al 100% de sus capacidades. La DGT calcula que, alrededor de un cuarto de los siniestros que se producen, tienen que ver con factores como la fatiga, aunque otros investigadores aumentan este dato hasta un porcentaje del 40%.

Las compañías de seguros de coche también manejan análisis como los que hemos indicado en el párrafo anterior, pero por parte de algunas podemos ver cómo informan al conductor de a qué síntomas debe prestar atención para evitar llegar a un estado de fatiga que pueda poner en peligro su conducción.

¿Qué es la fatiga al volante?

La fatiga al volante es un estado de agotamiento físico y mental que aparece cuando llevas demasiado tiempo al volante sin descanso adecuado, o simplemente no has dormido lo suficiente.

La fatiga al volante equivale a conducir con alcohol en sangre, pero sin haber bebido

Este descenso en tu rendimiento se manifiesta con somnolencia, pérdida de concentración, párpados pesados, y en casos extremos, episodios de microsueños, esos segundos en los que el cuerpo se “apaga” sin que te des cuenta. También puede compararse con conducir con una alcoholemia entre 0,05 % y 0,1 % tras 17 a 24 horas despierto y, según la DGT, la fatiga está detrás del 20 - 30 % de los accidentes en España.

Por qué es tan peligrosa

Porque aparece sin avisar. No necesitas estar al borde del desmayo para que la fatiga te haga cometer errores graves al volante, basta con que tu mente divague unos segundos, que te cueste calcular una distancia o que no reacciones a tiempo ante un imprevisto.

Además, tiene algo traicionero, te hace creer que aún estás en condiciones de seguir conduciendo. Esa falsa seguridad es uno de sus mayores peligros. No hay señales claras como en otros estados (como el alcohol o una enfermedad), pero el deterioro está ahí, te vuelves más lento, menos preciso, más vulnerable.

Y lo peor es que no solo te pones en riesgo tú, sino también quienes viajan contigo y los que van en otros vehículos. Un despiste de un segundo, en carretera, puede significar una tragedia.

5 factores que provocan fatiga al conducir

Conducir con fatiga no solo es incómodo, es un riesgo real. La fatiga al volante no siempre se debe a haber dormido poco la noche anterior, hay muchos factores que la provocan o la agravan.

Aquí te dejamos cinco de los factores más importantes a tener en cuenta antes de ponerte en marcha:

Dormir poco o mal

No hace falta pasar la noche en vela; dormir menos de 6 o 7 horas ya afecta a tu concentración, reflejos y capacidad de tomar decisiones. Si llevas varios días acumulando sueño o tienes un descanso poco reparador, tu cuerpo entra en “modo ahorro” sin avisar. Y sí, eso incluye quedarse medio dormido al volante, aunque tengas los ojos abiertos.

Conducir durante demasiado tiempo seguido

Estar dos o más horas conduciendo sin parar provoca un desgaste mental progresivo. Cuanto más tiempo mantienes la misma postura, los mismos movimientos y la misma atención sostenida, más se agotan tus recursos mentales. De ahí la recomendación clara: detente cada dos horas o 200 kilómetros. Estirar las piernas y despejarte marca la diferencia.

Conducir en horarios de sueño natural

Hay momentos del día en los que el cuerpo “baja la persiana”, sobre todo entre las 2 y las 6 de la madrugada y tras el almuerzo, entre las 14 y las 16 h. Son horas en las que el ritmo biológico tiende a inducir sueño, aunque hayas dormido bien. Si a eso le sumas un trayecto largo y monótono, el riesgo de somnolencia aumenta mucho.

Estrés acumulado o estilo de vida exigente

Si vas encadenando jornadas intensas, problemas laborales o familiares, turnos cambiantes o simplemente mucha actividad sin descanso real, lo vas a notar al volante. El estrés no solo agota, sino que desconcentra. Y aunque estés despierto, tu cabeza puede estar en otro sitio, lo cual es muy peligroso cuando estás conduciendo un vehículo.

Factores del entorno y del coche

Conducir por carreteras rectas, con paisaje repetitivo o sin apenas curvas puede inducir la fatiga visual y mental. Lo mismo ocurre si el coche tiene un habitáculo muy caluroso, mal ventilado o ruidoso. Incluso las vibraciones constantes por mal estado del firme o un asiento incómodo pueden contribuir a que te sientas más cansado de lo que realmente estás.

¿Podría el seguro negarse a cubrir un accidente provocado por la fatiga?

En teoría, sí puede negarse. Aunque demostrar que quien conducía iba fatigado resulta bastante complejo, cabría argumentarlo como una negligencia grave, un conductor que no respeta su propio descanso podría estar incumpliendo sus obligaciones.

Si se consiguiera probar que la fatiga fue decisiva en el accidente, algunas aseguradoras podrían argumentar una excepción o exclusión de cobertura, que se aplicaría sin importar el tipo de seguro que tuvieras contratado, dependiendo de cómo refleje tu póliza las exclusiones relacionadas con negligencia consciente. Por eso es muy recomendable comparar seguros de coche si estás pensando en contratar uno nuevo, para poder elegir el que mejor se adapte a lo que buscas.

En la práctica resulta raro, pero no es imposible.

Las negligencias en los seguros

Un accidente relacionado con fatiga podría interpretarse como una negligencia si se considera que el conductor condujo de forma imprudente pese a ser consciente del cansancio. En ese contexto, cualquier aseguradora podría estudiar el caso para determinar si actúas como alguien razonablemente prudente.

  • Con un seguro de coche básico, que cubre lo mínimo (Responsabilidad Civil), la compañía podría rechazar la cobertura si entiende que hubo culpa personal grave en la conducción.
  • Si dispones de un seguro a terceros ampliado, que incluye coberturas extras como defensa jurídica y asistencia, la compañía aún podría plantear una negativa o reclamar posteriormente si identifica que la fatiga fue determinante.
  • Incluso con un seguro a todo riesgo, que cubre daños propios, la aseguradora analiza cláusulas específicas. Si el conductor no alcanzó unos mínimos de descanso o ignoró avisos obvios de cansancio, podrían alegar una exclusión por negligencia consciente.

¿Cómo identificar la fatiga al volante? 3 señales

Es fundamental reconocer los primeros síntomas de fatiga mientras conduces. Si actúas con rapidez ante estas señales, puedes evitar que el cansancio derive en un riesgo grave.

Ojos pesados y parpadeo frecuente

Cuando empiezas a parpadear más de lo normal, sientes los párpados pesados o te cuesta mantener los ojos abiertos, es posible que la fatiga ya esté presente. También puedes experimentar visión borrosa o dificultad para enfocar. Estos son signos claros de que tu cuerpo está intentando desconectarse del esfuerzo.

Pérdida de concentración y desconexión mental

Estás en la carretera, pero tu mente divaga. Puedes soñar despierto, olvidar los últimos kilómetros o no reconocer señales y salidas. Es una conducción automática, casi sin estar completamente despierto.

Cambios involuntarios en la conducción

Si empiezas a desviarte del carril sin darte cuenta, frenas tarde, aceleras o desaceleras sin motivo o haces maniobras erráticas, son indicios de un deterioro en tus reflejos y control. También son comunes los bostezos repetidos, movimientos nerviosos o colocarte frecuentemente en el asiento.

Descansa y conduce con responsabilidad

La fatiga al volante no se combate con actitud, sino con descanso inteligente.

Aquí te dejamos algunos consejos prácticos y muy claros para mantenerte alerta y conducir sin poner en riesgo tu seguridad ni la de los demás:

1. Planifica y descansa antes de salir

Duerme entre 7 y 8 horas la noche anterior al viaje y evita empezar un trayecto tras una jornada intensa: así estarás realmente descansado, no simplemente despierto. La falta de sueño multiplica el riesgo de fatiga en la carretera.

2. Pausas frecuentes durante el trayecto

Haz una parada cada 2 horas o tras recorrer entre 150 y 200 km. Si eres mayor o viajas con niños, hazlo con más frecuencia. En cada pausa, camina al menos 10 - 15 min, bebe agua, ventila el coche e incluso da una cabezada corta si notas síntomas de cansancio.

3. Cuidado con alimentos, bebidas y ambiente

Evita comidas pesadas antes o durante el viaje, ya que aumentan la somnolencia. Mantén el habitáculo ventilado o usa aire acondicionado si hace calor, y haz pausas activas, no escuches música relajante que te adormezca.

Sigue siempre las recomendaciones de la DGT al respecto y sé responsable y prudente para disfrutar de un buen viaje sin poner en peligro tu vida y la de otros.