7 consejos para prevenir la deshidratación
En este artículo podrás informarte acerca de
- ¿Cómo puedes saber si estás sufriendo una deshidratación?
- ¿Qué tratamiento es adecuado para la deshidratación?
- ¿Cuáles son los consejos para prevenir la deshidratación?
- 1. No esperar a tener sed para beber agua
- 2. Reducir o evitar la ingesta de alcohol
- 3. Mantener una dieta correcta
- 4. Proteger la piel del sol con cremas adecuadas
- 5. Intentar no practicar deporte al aire libre
- 6. Utilizar ropa fresca y ligera
- 7. No salir a la calle cuando más calor hace
Desde siempre hemos oído que el agua es lo más importante para la vida; que se puede sobrevivir varios días sin comer, pero no ocurre lo mismo si nos pasamos el mismo tiempo sin ingerir agua, ya que perdemos líquidos constantemente y no tenemos reservas en nuestro organismo.
Cuando perdemos más líquidos de los que introducimos en nuestro cuerpo, y este no cuenta con suficientes fluidos (agua o de otro tipo) para realizar sus funciones como si estuviera en condiciones normales, nos deshidratamos.
¿Cómo puedes saber si estás sufriendo una deshidratación?
Si notas vómitos, mareos, algún tipo de náusea, cefaleas (dolores de cabeza) o sufres una lipotimia, tienes que estar alerta porque puedes estar ante un cuadro de deshidratación que en los casos más graves puede desembocar en un fallo multiorgánico que obligue a la hospitalización e incluso termine con la vida de una persona. En estos casos, la atención con rapidez es fundamental, y eso es algo que conseguirás si cuentas con un seguro de salud.
Lo cierto es que una hidratación correcta mantiene las funciones de nuestro cuerpo, como la respiración, la digestión o la regulación de temperatura, entre otras, además de jugar un papel importante en nuestro rendimiento, tanto mental como por supuesto físico.
Debemos tener en cuenta que en nuestro cuerpo se realizan multitud de reacciones químicas que necesitan el agua: el transporte de los nutrientes, la lubricación de los tejidos y/o articulaciones y esa termorregulación que impide excesivas variaciones térmicas en nuestro organismo que pueden llegar a perjudicarnos mucho. Si nos deshidratamos, no podremos realizar estas funciones correctamente, la respiración y frecuencia cardíaca aumentan, la tensión disminuye y nos encontramos somnolientos y con la boca seca.
Cierto es que la época veraniega es la peor para esto ya que la temperatura ambiente aumenta llegando a sumar 30º en muchas zonas de nuestro país respecto de las temperaturas con las que conviven en invierno o primavera y no recuperamos los líquidos perdidos con tanta facilidad por este motivo.
Si el balance entre pérdida y ganancia de agua no es adecuado, aparecen los síntomas de deshidratación
Cuando aprieta el calor, nuestro cuerpo comienza a funcionar para adaptarse a él. Pero hay ciertas circunstancias en las que los riesgos para nuestra salud son mayores, como cuando hay que trabajar en el exterior o se sale a hacer deporte en horas con altas temperaturas. Si el balance entre pérdida y ganancia de agua no es adecuado, aparecen los síntomas que describimos más arriba, a los que podemos añadir el vértigo. Nos pueden estar avisando de que vamos a sufrir un golpe de calor.
Considerando que nuestro cuerpo está en condiciones normales, perdemos por la respiración y a través de nuestra piel casi dos litros de agua, alcanzando esos dos litros si la temperatura sube o realizamos un esfuerzo físico considerable. Sudor, orina y respiración son las tres vías por las que perdemos estos líquidos fundamentales que, si no reponemos de algún modo, nos posicionan en un alto riesgo de sufrir deshidratación.
¿Qué tratamiento es adecuado para la deshidratación?
Los médicos promueven, sean de la especialidad que sean, la ingesta diaria de agua en las cantidades necesarias. Ya hemos visto que la falta de líquidos afecta a diversos órganos y funciones, por lo que son varios los campos de la medicina que podrían tener que intervenir en caso de necesitar ingresar por deshidratación. En un comparador de seguros de salud podrás, con toda seguridad, encontrar aquel que mejor se adecúe a tus necesidades y que te de la confianza de contar con profesionales que te aconsejarán de la mejor de las maneras.
El tratamiento que te prescribirán para esta afección se basa en aportar nuevamente los líquidos perdidos además de reponer también electrolitos. Las bebidas deportivas aportan estos últimos, por lo que, si crees que estás cerca de sufrir una deshidratación, puedes tomarlas porque te ayudarán. Los sueros de rehidratación por vía oral que podemos encontrar en farmacias ayudarán sobre todo a los más pequeños. En casos más graves, habrá que ingresar a la persona deshidratada para rehidratarla por vía intravenosa.
¿Cuáles son los consejos para prevenir la deshidratación?
Si un sesenta por ciento del peso de nuestro cuerpo es agua, podemos imaginarnos cuán importante es, como venimos diciendo. Pero si te decimos que solo hace falta perder un uno o dos por ciento de esa cantidad para que sobrevenga una deshidratación, la claridad con que vemos la importancia de los líquidos en el cuerpo es meridiana.
Para no encontrarnos en esa situación, veremos algunos consejos que nos ayudarán a no deshidratarnos.
1. No esperar a tener sed para beber agua
La sed es la manera que nuestro cuerpo tiene para alertarnos de que algo empieza a no ir bien. Y hay que beber de manera gradual, no de una vez. Ya hemos visto que no tenemos capacidad en nuestro cuerpo para hacer un almacenamiento de agua, por lo que tenemos que ir aportándola gradualmente ya que del mismo modo se va perdiendo por orina y sudor. Consumir diariamente fruta y verdura ayuda en el aporte acuoso. Si no te apetece agua, tomarte una fruta jugosa puede ser la solución.
2. Reducir o evitar la ingesta de alcohol
A mayor consumo de alcohol, mayor deshidratación corporal, y es que el alcohol a veces hace que baje la producción de una hormona cuya función es apoyar al cuerpo en la reabsorción del agua. Aumenta la frecuencia con que se orina, perdemos más líquido de lo habitual y hace aparición la sed, la sequedad en la boca y la cefalea.
3. Mantener una dieta correcta
Los alimentos que ingerimos son fundamentales ya que los cálculos médicos hablan de que aproximadamente un 20% del aporte diario de agua proviene de ellos, contando como ingesta de líquidos también. En verano, parte de nuestra alimentación es muy rica en agua de manera natural. Verduras o frutas como el pepino, la lechuga, el tomate, el melón o la sandía, tienen en su composición minerales entre los que están los electrolitos.
4. Proteger la piel del sol con cremas adecuadas
La deshidratación produce sequedad en nuestra piel, acelerando el envejecimiento y la evaporación del agua. El protector solar ayuda a evitar que la temperatura de la dermis aumente en exceso, ayudando a retener esos líquidos necesarios.
5. Intentar no practicar deporte al aire libre
Sobre todo, en las horas del día en que la intensidad del sol es mayor, realizar una actividad física que nos suponga un sobreesfuerzo puede provocarnos una insolación.
6. Utilizar ropa fresca y ligera
Este tipo de tejidos nos ayudan a soportar mejor el calor. La ropa suelta permite que circule mejor el aire y eso regula la temperatura y la mantiene estable, de modo que sudaremos menos y perderemos menos cantidad de líquido.
7. No salir a la calle cuando más calor hace
De doce de la mañana a cinco de la tarde, más o menos, es recomendable que nos mantengamos en zonas sombreadas, frescas, o locales climatizados.