Normalmente los calambres musculares no suelen tener mucha gravedad, aunque si pueden ser dolorosos. Aun así, conviene prestar atención a ciertos dolores por si pudieran referir alguna enfermedad.
Un calambre muscular es una contracción repentina e involuntaria que se produce en uno o más músculos. Suelen ser bastante dolorosos, y seguro que alguna vez los has sentido. Es probable que en alguna ocasión te hayas despertado a causa de algún calambre repentino.
Generalmente se suelen producir cuando estamos haciendo ejercicio, alguna actividad física intensa o cuando hemos acabado de entrenar.
Hacer mucho ejercicio o un trabajo físico de manera prolongada, especialmente si hace calor, puede provocar calambres musculares. También los pueden producir algunos medicamentos y enfermedades. Normalmente los calambres se pueden tratar en casa con algunas medidas.
Cuando tienes un calambre provocado por la actividad física o a un gran esfuerzo generalmente se suelen producir en la musculatura de las piernas:
Cuando se produce el calambre, la zona afectada se contrae y se endurece de forma llamativa e incluso visible. Puedes incluso apreciar un bulto bajo la piel que no cede a la palpación.
También son frecuentes los calambres musculares cuando se está en reposo, concretamente durante el sueño. Por lo general, afectan a los gemelos o a los dedos de los pies.
Los más propensos a sufrirlos son las personas mayores debido a que el deterioro de la masa muscular es mayor debido al paso de los años.
También son más propensos a sufrirlos las embarazadas, algunos pacientes crónicos o las personas muy deportistas que los padecen con cierta frecuencia.
Normalmente los calambres musculares desaparecen por sí solos y rara vez son lo suficientemente graves como para requerir la atención médica. Pero si tienes los siguientes síntomas no debes dudar en consultar a tu médico:
Cuando te da un calambre lo más efectivo suele ser masajear y estirar el grupo muscular afectado. Es posible que en determinadas ocasiones necesites la ayuda de alguien para poder calmar el dolor para sostener y estirar la zona afectada.
Aplicar calor sobre la zona afectada también contribuye a relajar y a estirar la musculatura que se ha tensado. Para los casos más severos habrá que aplicar frío en vez de calor para calmar el dolor.
Con frecuencia los calambres musculares están relacionados con la deshidratación, por lo que se recomienda incrementar el aporte de líquidos y muy especialmente si se van a realizar esfuerzos físicos.
Para evitar sufrir calambres musculares, los especialistas recomiendan no saltarse los estiramientos antes y después de hacer ejercicio. De igual manera, es conveniente trabajar la elasticidad regularmente para reducir la posibilidad de sufrir estas molestias.
En cuanto a las personas que realizan mucho deporte es importante que tengan especial precaución de reponer líquidos y sales minerales con bebidas que aporten electrolitos, especialmente si entrenan en días muy calurosos. También es muy recomendable comer algo de fruta para asegurarse un aporte rápido de hidratos de carbono. Para la población general suele ser suficiente con beber agua.
Y recuerda que para llevar una vida saludable es importante hacer ejercicio físico y llevar una dieta equilibrada.
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