¿El seguro médico puede cubrir una rinoplastia?

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La nariz, además de cumplir una función indispensable para nuestra vida ya que se encarga de introducir y expulsar el aire que nos permite respirar, nos permite distinguir los distintos olores que la naturaleza nos ofrece, unos más agradables que otros, pero nos avisa de qué elementos pueden resultar negativos o peligrosos para nuestra salud. Pero, ¿es la nariz un órgano que cumple meramente una función vital? La respuesta es no, nuestra nariz puede ser uno de los rasgos más característicos de nuestra fisonomía facial y por ello, un santo y seña de nuestro rostro e incluso, según algunos, puede llegar a influir en nuestra personalidad.
Bien sea por causas funcionales que nos impiden respirar, oler, dormir con normalidad o ya por causas estéticas que afectan a nuestra autoestima, en muchas ocasiones podemos valorar realizarnos una cirugía estética en nuestra nariz, conocida como rinoplastia. A continuación, vamos a ver: ¿en qué consiste esta operación?, si la cubren los seguros de salud, y, en caso de que fuera así, en qué circunstancias.
Qué es una rinoplastia
La cirugía de la nariz es una intervención en la que se modifica tanto la forma como la funcionalidad de este apéndice. Los cambios pueden afectar tanto a su aspecto externo como al interior, por lo tanto podemos estrechar, ensanchar, aumentar o disminuir tanto la nariz como los orificios de entrada de aire. Se puede modificar el cartílago interior para corregir su ángulo y por supuesto, corregir problemas congénitos o derivados de lesiones y traumatismos, especialmente en los casos en los que nuestra salud física y psicológica se vea seriamente afectada.
Por norma general, lo primero a lo que nos someteremos será a un estudio del problema que nos aqueja y de nuestra salud en general. El cirujano debe determinar, en función de los resultados que espera el paciente, si la operación es viable y las posibles consecuencias de esta. Si todo es favorable, la cirugía se realizará –si lo permite la complejidad del problema– con anestesia local y sedación, lo cual puede permitir que el paciente sea dado de alta al día siguiente, tras una noche de hospitalización para ver su evolución. El tiempo de duración de la operación suele oscilar entre una o dos horas para casos sencillos, incluso puede realizarse a través de los orificios nasales, con lo que las marcas externas serán mínimas. Si es necesario reconstruir el tabique nasal, se realiza con rinoplastia abierta, despejando la piel para que el resultado sea lo más óptimo posible, recuperando su posición original al finalizar. El paciente tendrá que llevar una escayola o un soporte rígido apropiado que ayudará a dar la forma definitiva a la nariz y tapones en los orificios para evitar sangrados.
El postoperatorio, como en la mayoría de las cirugías, es molesto para el paciente, ya que sentirá molestias e hinchazón en la zona, incluso dolor, que será tratado con la medicación correspondiente. Se debe permanecer el mayor tiempo posible con la cabeza elevada y tumbado al menos durante las primeras 24 horas. Los días posteriores puede aumentar la hinchazón, incluso aparecer hematomas alrededor de la zona operada, sobre los que se deben aplicar compresas frías para aliviarlos lo antes posible.
Tras un par de días, más o menos, se retiran los tapones de la nariz con lo que la mejoría se nota de forma inmediata. Alrededor de una semana después los tejidos estarán más cicatrizados, aunque el paciente aún no debe sonarse o realizar movimientos bruscos. A partir de ese momento y en máximo de 15 días se retiran los puntos y la escayola, si se tenían. La hinchazón más visible habrá desaparecido y el paciente puede ir realizando una vida normal teniendo siempre que tener precauciones para evitar golpes: no realizar actividades físicas como natación, correr o que pongan en peligro la nariz. Si se usan gafas, hay que tener cuidado a la hora de colocarlas y en los dos meses siguientes a la operación es importante que el sol no dé directamente en la zona afectada. Asimismo, hay que tener en cuenta que hasta que no pase aproximadamente un año, los resultados no serán totalmente definitivos.
Características del paciente
El paciente que se va a someter a la cirugía debe de tener, salvo casos excepcionales, una edad mínima de entre 14 y 15 años para asegurar que los rasgos faciales tienen la madurez suficiente para no tirar por tierra la operación con su futuro crecimiento, aunque se recomienda, si la situación lo permite, esperar a la mayoría de edad para que aquellos adolescentes de crecimiento tardío lo completen casi totalmente. En la mayoría de las ocasiones se le realizará un reconocimiento psicológico para comprobar que el paciente tiene unas expectativas realistas respecto a la cirugía y, obviamente, un examen físico para comprobar que su salud es correcta.
Posibles riesgos
La rinoplastia es una operación que, por regla general, no suele implicar complicaciones graves pero como toda cirugía conlleva una serie de riesgos y unas posibles consecuencias que debemos conocer: las más frecuentes son las reacciones a la anestesia, sangrado abundante de nariz e infecciones. En algunos casos pueden romperse ciertos capilares que podrían dejar su marca sobre la zona de forma temporal o incluso permanente; en otros, la operación podría necesitar de futuros retoques para conseguir poco a poco el resultado deseado, lo que se conoce como rinoplastia de revisión.
Cobertura de la rinoplastia por el seguro médico
La cirugía de nariz podría incluirse dentro de las pólizas de asistencia sanitaria, más conocidas comúnmente como seguros de salud, pero esto dependerá tanto de la compañía aseguradora que elijas a la hora de contratar tu seguro de salud como de los motivos por los que debas realizarte esta rinoplastia. Si la operación deriva de motivos estéticos, aunque podamos considerar que es importante para nuestra salud mental, pues puede que nuestro nivel de autoestima esté bajo debido a la forma/tamaño de nuestra nariz, como norma general, las intervenciones estéticas, tanto ésta como otras, están expresamente excluidas en la pólizas de salud. Por tanto, aunque para nosotros pueda resultar esencial modificar la forma de nuestra nariz, los motivos estéticos no son de cobertura ya que se entiende que este “defecto de forma y/o tamaño” no es una “patología” a tratar, ya que no impide que nuestro cuerpo realice sus funciones fisiológicas de manera correcta.
Si por el contrario, no se debe a motivos estéticos si no de salud, y la intervención es prescrita por un especialista del cuadro médico de la aseguradora y autorizado por la misma, se realizará según el alcance y limitaciones de la póliza de salud que hayas contratado, es decir, aplicación de periodo carencia, aplicación de copagos, revisiones, curas etc.
En ese sentido, te recomendamos que te pongas en contacto con nuestros asesores expertos en seguros para comprobar las coberturas que te ofrecen las compañías, con ello tendrás mucho más claras las diferentes opciones entre las que puedes elegir.