¿Por qué tenemos miedo a pedir ayuda psicológica?

¿No es el miedo a pedir ayuda psicológica un rasgo en sí mismo de que realmente la necesitamos? Te contamos por qué nos pasa esto. Vida Saludable

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Aunque cada vez se percibe mayor aceptación por parte del gran público y tratarse la psique además del cuerpo está dejando de considerarse algo “raro”, todavía existe un estigma que se asocia con la búsqueda de ayuda por parte de profesionales de la salud mental. Si bien los diagnósticos y el tratamiento de la salud mental pueden mejorar increíblemente la calidad de vida de una persona, muchas veces somos reticentes a asumir que tenemos esa necesidad.

Las personas pueden tener miedo de que los consideren locos, de que los miren con cierta lástima o incluso de que los menosprecien por ello. En algunos casos, incluso existe un miedo infundado a ser encerrados en alguna institución. Pero la realidad es que buscar esta ayuda profesional es lo mejor que podemos hacer si tenemos dudas de si la necesitamos. 

Si eres de esos que no tiene muy claro si pedir una consulta psicológica en el cuadro médico de su seguro de salud, vamos a intentar ayudarte con algún consejo.

Averigua por qué te provoca reticencia

Algunas personas pueden dar razones muy específicas para no pedir ayuda psicológica, pero otras solo muestran un rechazo importante y en muchos casos desproporcionado hacia esta idea. Si tu mente automáticamente evita pensar siquiera en la posibilidad, pregúntate por qué. ¿Tienes miedo de cómo te verán los demás? ¿Te preocupa la idea de que te receten fármacos que crees que te afectarán negativamente? Una vez que descubras por qué eres reacio a la idea, será más fácil seguir adelante.

Puedes empezar por la ayuda telefónica

Hay líneas telefónicas de ayuda donde se puede preservar el anonimato y desde las que asesores cualificados pueden ayudar a aquellos que lo necesiten o sugerirles distintas formas de manejar los problemas de salud mental. Pueden ayudarte a entender y ver de otra forma el trabajo de los médicos respecto a la salud mental y te pondrán en contacto con las organizaciones que necesites. Llamar a estos teléfonos puede ser un buen punto de partida, y ​​quizá te ayude a ver que estaría bien sentarse a hablar con un profesional.

 

Deja de usar (si lo haces) un lenguaje peyorativo

Muchas personas (y muchos de ellos precisamente son de los que huyen de buscar ayuda para sus problemas psicológicos) hablan de manera despectiva sobre quienes sí lo hacen. Usan términos como chiflado, psicópata, antisocial…. Esto no solo avergüenza a quienes podrían estar escuchando sus palabras, sino que también crea una distancia insalvable entre ellos y algo que potencialmente podría ayudarlos. Si crees que necesitas ayuda psicológica y aún así, te reconoces leyendo esto, deja de hablar de esa manera: cuando te des cuenta de que te estás llamando loco a tí mismo u otra persona, detente. Puedes estar impidiendo que se decida a iniciar un tratamiento, y lo peor, te lo estás impidiendo a ti.

Pregunta

Quizá el primer paso puede ser difícil, porque hay que encontrar un profesional de la salud mental adecuado para lo que necesitas. Lo mejor es consultar el cuadro médico disponible en tu póliza, al que te darían acceso cuando contrataste tu seguro de salud. También puedes preguntar o pedir consejo a algún amigo o familiar que acuda a terapia o esté en tratamiento psicológico. Siempre hay alguien que puede darte alguna referencia.

Habla

Habla de tus miedos con un amigo. Habrá alguien que conozcas y con quien se pueda hablar de temas como este. A veces, es una buena forma de superar tus miedos y puede ser muy liberador hablar con alguien sobre algo que tú consideres un problema. Conocer otro punto de vista puede ayudarte también a relativizar las cosas o darte el empujón definitivo para pedir esa primera consulta.

Haz un diario

A veces, las personas tenemos muy poca memoria en lo que respecta a la salud mental. Podemos tener buenas ideas o sentirnos bien acerca de cómo actuamos y, de alguna manera, olvidar que nos hemos sentido así. Este tipo de personas solo ve el lado negativo de las cosas, así que llevar un diario que registre tu estado de ánimo puede ser buena idea para establecer patrones que te ayudarán a comprender lo que te está pasando. Además, un diario es algo fantástico que podrás llevarte al psicólogo como apoyo para él,  porque muestra por lo que has pasado y cómo lo has vivido.

Considera buscar grupos de apoyo

Si sabes encuadrar o catalogar lo que te pasa, puede ayudarte buscar un grupo de apoyo. Los grupos de apoyo suelen estar en la mayoría de los casos encabezados por psicólogos y a veces, esta forma de terapia es menos intimidante porque puedes observar primero y esperar a sentirte cómodo antes de participar. 

Piensa qué es lo que puedes esperar

Nos puede poner nerviosos buscar ayuda psicológica porque tenemos miedo a lo desconocido. Podemos pensar que alguien va a emitir un juicio rápido sobre nuestro caso o podemos tener miedo de sentirnos incomprendidos aún por un profesional. Cuando acudas a consulta con un psicólogo o terapeuta, te pedirán que les hables acerca de ti y de tus razones para buscar ayuda, para poderte conocer y sentar las bases del tratamiento que consideren que mejor puede ayudarte.  

Piensa si debes o no poner límites

Aunque lo más normal es que aquellos que visitan al psicólogo lo hagan, evidentemente, para seguir su consejo profesional, es cierto que hay quienes no están de acuerdo con el sistema de terapia que les ofrecen. Has de saber que en estos casos, no estás obligado a seguir sus indicaciones o a medicarte, por ejemplo. Siempre puedes sentar unos límites al comienzo de la relación médico-paciente, y que el especialista te diga, con franqueza, si va a poder tratarte según tus condiciones.  Si no estás convencido, puedes pedir una segunda opinión, pero si te dan la misma respuesta, debes plantearte modificar tu forma de actuar porque no debemos olvidar que los profesionales de la salud están para ayudarnos, pero debemos dejarles trabajar, ya que si no, volveremos a estar en la casilla de salida una y otra vez. 

Es posible que lidiar con el tema de la ayuda psicológica nos de miedo antes de empezar, pero atrevernos a dar el paso puede cambiarnos la vida en muchos sentidos.