Básicamente, hay dos estados a los que recurrir después de una comida gratificante: tomar la horizontal en el sofá o ponerse a andar. Caminar después de comer es algo que la generación de nuestros abuelos solía hacer y ahora somos conscientes de que ciertamente uno se siente mejor estando activo que sedentario, y los expertos dicen que en realidad hay mucha ciencia detrás de esta afirmación.
Caminar en sí es ya una forma de ejercitarse, pero hacerlo después de comer es aún más beneficioso para tu cuerpo, ya que estimula el metabolismo, ayuda a la digestión y reduce los niveles de estrés. Caminar después de comer tiene muchos beneficios, como afirman científicos deportivos y biomecánicos del Laboratorio de Ciencias del Deporte de Nueva York: reduce significativamente el índice glucémico, mejora el movimiento intestinal, promueve un mejor sueño y aumenta el flujo sanguíneo.
Además de todos los estímulos biológicos que te proporciona caminar después de comer, también contribuye a conseguir tus “10.000 pasos”. Y puedes hacerlo con tus amigos o tu perro, o mientras sintonizas un podcast divertido.
Y si eres el tipo de persona que prefiere descansar después de comer a pesar de saber que vas a sentirte lleno, estas son las buenas noticias: si te animas, no tiene que ser un ejercicio brutal a toda velocidad.
Idealmente, las caminatas enérgicas después de las comidas deben tratarse a un ritmo conversacional, no aplastante. Aconsejan enfocar el ejercicio a caminar a una velocidad de entre 4 o 6 kilómetros por hora o unos 100 pasos por minuto.
A medida que aumenta la velocidad de la caminata, la circulación se aleja del sistema digestivo hacia los músculos que trabajan para garantizar que se satisfagan las demandas de energía, lo que podría retrasar la digestión.
Mejora la digestión: una vez que hayas terminado de comer, tu cuerpo se pondrá a trabajar y todos los nutrientes se degradarán. Las proteínas, los electrolitos, el agua, las vitaminas, los carbohidratos y otros nutrientes se absorben y transportan a través de tu cuerpo hacia donde se necesitan. Este proceso se puede mejorar caminando después de comer, ya que se ha descubierto que caminar juega un papel importante en la reducción del tiempo de vaciado gástrico al reducirse el tiempo en que los alimentos se mueven a través del tracto gastrointestinal, lo que resulta en una digestión más rápida y con menos hinchazón. Al mover tu cuerpo, estás ayudando a que todo se mueva dentro a medida que se procesa la comida que acabas de comer, lo que es especialmente útil si tiendes a sentirse lento después de una comida.
Y recuerda:
La intensidad de tu caminata después de las comidas debe ser de baja a moderada para evitar malestar estomacal. Pasear a una velocidad de 5 km por hora es apropiado.
Los principales beneficios incluyen una mejor digestión, salud cardíaca,control del azúcar en sangre, regulación de la presión arterial (y no nos olvidemos de la pérdida de peso).
Comenzar con caminatas de 10 minutos de intensidad baja a moderada después de las comidas principales te permitirá obtener estos beneficios con un bajo riesgo de efectos secundarios negativos.
Solo nos queda decir: preparados, listos, ¡ya!