Los problemas de los swaps

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Para los que desconozcan que es un “swap”, también conocido como permuta financiera, es un producto financiero complejo que se suele usar mayoritariamente para realizar grandes inversiones.

Este derivado financiero se utiliza como si fuera una especie de un “seguro” frente a las subidas en los tipos de intereses para que el cliente pueda protegerse económicamente de los posibles cambios que puedan producirse en el futuro y que pudieran afectar a sus inversiones.

Que es un swap 

Los swaps son instrumentos financieros derivados. Se les denominan así porque su precio deriva del valor de otro activo que pueden ser: bonos, divisas, riesgo crediticio o tipos de interés, a los que se denomina subyacente.

Existen diferentes tipos de swap y el de tipo de interés ha sido el que mayor comercialización ha tenido por parte de las entidades bancarias. Este producto es un contrato firmado en un documento aparte de la escritura, que se puede hacer en cualquier momento de la “vida del préstamo hipotecario”, en el que el hipotecado asegura pagar un interés fijo máximo durante un periodo de tiempo determinado.

La polémica en torno a los swap surge porque fueron ofrecidos por las diferentes entidades bancarias a los clientes como una herramienta para protegerse ante el riesgo de la subida de los tipos de interés como ocurrió a partir del 2009, cuando el Euribor se situó en torno al 4,49% a principios de enero. En este punto los empleados de banca los vendieron como una especie de ‘seguro’ para todas las familias que comenzaron a verse ahogadas por las altas cuotas de las hipotecas.

Lo que se dio a entender por parte de las entidades es que este ‘seguro’ ofrecía una protección frente a la subida de los tipos de interés, pero no informaron de otro aspecto de este tipo de producto. Y es que lo que el cliente desconocía es que supone un coste para el que lo contrata cuando los tipos de interés descienden por debajo de ciertos límites, donde se entraría en liquidaciones negativas.

Cómo funcionan los swaps 

Para que se entienda más claramente cómo funciona un swap, te lo explicamos:

El cliente que contrate este tipo de producto debe realizar una serie de pagos en un determinado tipo de interés fijo que será estipulado en el contrato. Por su parte, el banco realizará los pagos según un tipo de interés variable que suele ser marcado por el Euribor, y dependiendo de esta referencia el restante de los pagos que debe realizar.

Los pagos se calculan en base a unos tipos de interés específicos y un importe nominal teórico, y las liquidaciones, por otro lado, se calculan según las diferencias que se establezcan entre los tipos de referencia y los tipos fijados en el contrato.

Pues bien, aquí es donde surge toda la problemática para los clientes, cuando se dan cuenta que habían contratado un producto como si fuera un “seguro” pero que se transforma en una trampa para ellos, ya que el swap conlleva un riesgo mayor que la financiación de su hipoteca con un tipo de interés variable.

Hay personas que contrataron este producto creyendo que se trataba de una protección ante las subidas del Euribor, como si se tratara de un producto sencillo ligado a su préstamo. Y lo que no sabían era que estaban haciendo un contrato independiente cuyo importe económico final no es predecible, ya que es muy difícil presagiar la evolución de los tipos de interés.

Toda la polémica viene porque muchos clientes consideraron que no se les explicó debidamente el producto que estaban adquiriendo y los riesgos económicos que suponía.

Es importante destacar que este tipo de producto financiero se enmarca dentro de la normativa MIFID. En esta normativa - que se incorporó a nuestro ordenamiento jurídico a través de la Ley de Mercado de Valores- establece una serie de normas de conducta a todas aquellas entidades que comercializan este tipo de producto de inversión, y están obligadas a comportarse con diligencia y transparencia.

Toda la información que se proporcione debe ser imparcial, al igual que la publicidad, que debe ser clara y no engañosa para el cliente. Las entidades financieras deben informar correctamente sobre como es este producto y no basta con informar y facilitar los folletos necesarios, el servicio de la entidad debe ir más allá, y asegurarse de que la información que proporcionan es entendida por los clientes que la solicitan y ayudar a éstos a elegir la opción más adecuada de acuerdo a sus necesidades.

Y si estás pensando en la mejor manera de cuidar o invertir tus ahorros, en el Departamento de Ahorro e Inversión de El Corte Inglés están a tu disposición para presentar los productos que mejor se adapten a tus intereses.

Nuestros expertos financieros son profesionales con una dilatada experiencia en el sector, que te ayudarán a tomar tus decisiones de inversión.

No todo el mundo tiene el mismo perfil de inversor. Las características de cada persona implican unas necesidades diferentes, por lo que hay que valorar y que hacen que un producto de inversión sea o no el adecuado.