Cómo puedo evitar los accidentes de los niños en casa

Como puedo evitar los accidentes de los niños en casa Trucos Hogar

Con los niños en casa de manera intermitente, y una vez asumimos verla convertida en aula, patio de recreo, parque infantil, improvisado campo de fútbol…. aumenta nuestra preocupación sobre si nuestro hijo sufrirá un accidente algo más grave que el clásico coscorrón.

Y es que las estadísticas dicen que un alto porcentaje de los accidentes en menores de 5 años ocurren en casa. 

Antes de centrarnos en algunos de los incidentes más graves, pero que quizá sean más fáciles de evitar, recuerda tener siempre a mano tu seguro de accidentes, de salud o tu seguro de hogar,  ya que en alguno de ellos puedes encontrar las coberturas necesarias para el incidente que haya surgido. 

Todo lo que tiene que ver con temas respiratorios

Este es un hecho que aterra a la mayoría de los padres de niños muy pequeños, por las consecuencias que puede acarrear. 

¿Quién no se asusta si alguna vez se nos ha atragantado el niño comiendo? ¿o quién no ha pensado que si vomitan cuando están acostados, se podrían ahogar? Que, al crecer, cuando empiezan a jugar y explorarlo todo, se puedan estrangular con la cuerda de una cortina o algún lazo que encuentren por casa. Que se asfixien metiendo la cabeza en bolsas por investigar a ver qué hay, si se queda dormido entre cojines, con su almohada, con un peluche…  cuando nos ponemos a pensar, imaginamos mil posibilidades y ninguna suele ser buena.

El diámetro de la tráquea de un niño es aproximadamente el de una moneda pequeña, así que se nos ocurren un montón de cosas que se podrían atascar en ese camino; su cabeza es aún grande y pesada porque no han desarrollado todavía la musculatura de su cuello y, además, no tienen la capacidad para salir de un atolladero porque están por adquirirse las destrezas, habilidades de la psicomotricidad y la fuerza necesarias para ello.

Sabiendo esto, es obvio por qué nos recalcan tantas veces que hay que cortarles trozos pequeñitos de alimento, que las cuerdas y cordeles son peligrosísimos y que la ropa de cama y algunos juguetes pueden causar serios daños o incluso ser mortales para un bebé sin vigilancia. 

Golpes y caídas

Son parte del crecimiento y suceden mucho, a veces varios a lo largo de un mismo día. Es donde parece que nos despistamos más, porque hay peques que, por una u otra razón, están todo el día en el suelo. 

Lo que ya pensamos menos es en el daño que las caídas, según cómo se produzcan, pueden hacer en esos pequeños y delicados cerebros, incluso desde poca altura. Lo que hemos visto antes del tamaño aún desproporcionado de su cabeza, que supone entre un 25 y un 33% de la longitud de su cuerpo (mientras que la de un adulto significa algo más de un 10%), hace que cambie su centro de gravedad y se caigan muy fácilmente.

Aún hay que añadir el factor sorpresa, ese por el cual tu hijo, que no se movía, de repente ha aprendido a rodar mientras te dabas la vuelta a por un pañal; el resultado, del cambiador o de la cama al suelo. Con algunos meses más, cuando empiezan a gatear, las escaleras les llaman poderosamente la atención, y asomarse desde el último escalón puede terminar en un incidente poco agradable. Recuerda el peso de su cabeza…. 

Los pequeños son tan curiosos, que gatear, trepar o cualquier acción que pueda llevarlos a descubrir lo que intentan conocer, entra dentro de lo posible.  

Comprueba si tu seguro de hogar cubre este tipo de accidentes ocurridos en casa y qué exclusiones tiene, si es que las hay, para estar completamente seguro y protegido por lo que pueda pasar. Si quieres añadir alguna cobertura que en su momento no consideraste importante y ahora sí, descubre si el precio de tu póliza puede variar.

Intoxicaciones

Los niños de corta edad y los bebés se dedican a conocer el mundo que los rodea metiéndose las cosas en la boca. Cuando empiezan a moverse y consiguen trepar a los muebles, se acabaron los límites para ellos.

Si encuentran el botiquín o el armario donde guardas las medicinas, las consecuencias son tremendas si se tragan algo, porque su metabolismo es rápido y sus cuerpos están menos preparados para contrarrestar los tóxicos y los químicos que componen los medicamentos. 

Las causas más comunes de intoxicación en niños vienen dadas por las situaciones más cotidianas, como que hurguen en tu bolso y se tomen un analgésico, abran los armarios de la limpieza y puedan ingerir un limpiador, amoníaco, lejía, el detergente en pastillas de la lavadora…

Quemaduras

Las quemaduras son terribles para los niños. Su piel es más de 10 veces más fina que la de los adultos, así que, si te has quemado alguna vez, rápidamente serás capaz de pensar lo que sería que tu bebé se quemase. 

En las urgencias de los hospitales, las unidades de quemados atienden frecuentemente a niños de corta edad con quemaduras graves provocadas por bebidas calientes. Mejor acostumbra a tu hijo a que se tome el biberón templadito, y procura no darle comidas extremadamente calientes. Aparte de que podría quemarse la boca o el tubo digestivo, no merece la pena correr el riesgo de que se le caiga encima una sopa hirviendo.

Menos común son las quemaduras por inmersión, pero siempre hay que estar bien atento a la temperatura del agua de la bañera, que a veces sale demasiado caliente. Incluso un niño de dos o tres años aún no tiene la habilidad para salir rápidamente si se ha caído sin querer a una bañera llena de agua casi hirviendo. Otra cosa que sucede a veces es que ellos mismos abren el grifo para jugar cuando están en el baño, corriendo el riesgo de quemarse si abren el incorrecto. Revisa la temperatura de tu caldera y regúlala para evitar posibles accidentes.  

Una plancha de pelo enchufada en el baño puede hacerle tanto daño como la plancha de la ropa; cualquiera de las dos quemaría de gravedad la piel de un niño. No queremos ni pensar que nuestro bebé pueda coger o llevarse a la boca una plancha de pelo que se encuentre en el suelo de un baño, donde la hayamos podido dejar enfriando….

Igual que te recomendábamos conocer las coberturas de tu seguro de hogar, es primordial como señalamos tener un buen seguro de salud con atención de urgencias donde poder llevar a tu niño a que le hagan las primeras curas, para asegurarnos de que esa quemadura va a tener un buen pronóstico. 

Ahogamiento

Hace falta muy poca cantidad de agua para que se ahogue un niño pequeño o un bebé. Pocos centímetros de profundidad son suficientes. Muchas veces no salpican, ni oímos ruido. Las piscinas son un riesgo: en el segundo en que coges una tolla, o te giras para mirar algo, tu hijo puede caerse al agua sin que te des cuenta; el estanque del parque representa el mismo peligro cuando hablamos de ahogamiento.  

Los niños van creciendo y aprendiendo a nadar. Pero las ayudas que utilizan cuando están en ello, como churros o flotadores, son a veces un riesgo añadido. No es la primera vez que un niño se ahoga por unos manguitos mal colocados o un flotador que se da la vuelta y cuando nos queremos fijar, es demasiado tarde.  Los elementos hinchables deben ser revisados a conciencia y nunca deben ser usados sin supervisión de un adulto.  

Más adelante, lo que solemos encontrarnos son sustos porque los niños no conocen cuáles son sus límites y creen que pueden más de lo que en realidad son capaces de hacer. No debemos sobrevalorar las artes natatorias de nuestros hijos y dejarles solos ni un momento. El cansancio, un remolino en el mar o una corriente algo más fuerte de lo que puedan soportar pueden ser fatales.  

Así que, durante unos añitos, debemos tener mil ojos (o dos mil) siempre puestos en nuestros hijos.