¿Indemnización o reparación en el seguro de hogar?

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Estamos ante una de las discusiones más habituales en cuanto a qué hacer una vez que se ha producido un siniestro en casa. ¿Debemos solicitar la indemnización? ¿Debemos aceptar la reparación que nos ofrece nuestro seguro de hogar?
La respuesta, como es habitual, no es la misma para todos los siniestros, ni es la misma para todos los seguros. Debes saber que por ley, las compañías de seguros están obligadas a indemnizar al asegurado en el plazo de 40 días desde que se tuvo conocimiento del siniestro. Sin embargo, la ley también recoge que si la póliza de seguro lo contempla de forma específica y el asegurado da su consentimiento expreso, la indemnización puede ser sustituida por la reparación.
¿Por qué se tiende entonces a optar por la reparación?
Comodidad, seguridad, fidelización
No se trata de una pregunta que hayamos lanzado al aire sin más; los estudios revelan que en la mayoría de los casos los asegurados optan por la reparación. Los motivos que muestran los estudios aducen que el asegurado opta por la reparación porque le resulta más cómodo confiar en el equipo de trabajadores que la aseguradora pone a su disposición que empezar a buscar un equipo por su parte para reparar el daño ocasionado. Salvo en los casos en que se conoce por alguna otra vía un equipo de trabajo al que se pueda contratar, o el asegurado se vea con la opción de arreglar por sí mismo el daño, se confía en los equipos de trabajo de las aseguradoras.
Por otra parte, estos equipos de trabajo suelen proporcionar la seguridad de un equipo profesional, antepuesta a la falta de seguridad en la que nos podríamos ver arreglando un daño por nuestra cuenta o por otro equipo del que no tenemos referencias. Es importante en cualquier caso solicitar a nuestro seguro de hogar los documentos que certifiquen que la reparación se ha llevado a cabo por equipos cualificados, así como la factura o el desglose de las reparaciones llevadas a cabo, de forma que podamos presentarlos para una futura reclamación llegado el caso.
Ante un mercado en el que cada vez podemos encontrar mayor oferta, las compañías de seguros han hecho de la satisfacción del cliente su mejor arma a la hora de mantener a ese cliente en la compañía, así como de captar otros nuevos. Por tanto, no es fácil que una compañía aseguradora opte por contratar un equipo de trabajo que pueda causar mala sensación en el resultado final hacia el cliente.
Los estudios también muestran que el coste de la reparación para la aseguradora puede llegar a ser un 50% inferior al coste de la indemnización, dados los acuerdos a los que se llega con empresas dedicadas a las diferentes reparaciones. Esto lleva también a que la preferencia por parte de las aseguradoras sea que el cliente opte por la reparación, siendo clave para esta decisión la satisfacción del cliente en una reparación anterior.
Sin embargo, debemos volver a indicar que para que el seguro de hogar proceda a la reparación debe contar con el consentimiento por parte del cliente. Aquí podemos hablar de otro de los motivos por el que las aseguradoras prefieren optar por la reparación: evitar los posibles fraudes detectados por determinados asegurados que buscan aplicar la indemnización por daños que no se han producido realmente, o por importes mucho más altos de los reflejados en las facturas.
Indemnizaciones con origen fraudulento: mejor no
Ante la aparición de reclamaciones en las que se opta por una indemnización pero que se atribuyen a siniestros fraudulentos, las compañías aseguradoras disponen de equipos especialistas en la detección de este tipo de intentos de fraude, encargados de su detección y su denuncia.
Uno de los fraudes más habituales se da en la atribución a picos en la tensión eléctrica que han ocasionado la avería de un electrodoméstico, por el que se solicita su indemnización haciendo uso de la cobertura de daños eléctricos. Otro son las indemnizaciones que se solicitan por robos que no se han producido mediante el uso de denuncias falsas. Todas estas situaciones son objeto de investigación por parte de las compañías de seguros.
Las consecuencias de ser detectados son muy negativas; la compañía de seguros rescindirá el contrato que teníamos con ella, y, además, entraremos a formar parte de un registro de clientes fraudulentos por el que nos será muy complicado, y muy caro, volver a suscribir un contrato de seguro de hogar. De hecho, este tipo de fraudes entran en la ilegalidad, por lo que podríamos incluso vernos expuestos a penas de cárcel de hasta un año, dependiendo de la gravedad del fraude cometido, aparte de una sanción económica de un importe considerable.