Estar en forma paseando a tu perro

Mascotas

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Te preguntarás si pasear a tu perro puede llegar a ponerte en forma; bueno, a poneros en forma a los dos. Pues sí, es posible. Con un poco de buena intención, verás cómo en poco tiempo construís juntos una rutina que os acabará encantando, además de redundar en una mejoría de salud importante para ambos. Estamos convecidos de que esta iniciativa hará que el veterinario del seguro de mascotas que visitas, se pondrá muy contento.

Muchas veces vemos a quienes entienden por pasear a su perro llevarle a un parque o zona para ellos, todos los días del año. Cuando están allí, les sueltan, dejan que jueguen un rato y después, correa y vuelta a casa, sintiéndose el perro encantado con sus juegos y carreras, y su dueño, contento pensando que ha hecho feliz a su mascota.

Los especialistas en salud nos explican lo importante que es estar en buena forma física, y si eres de los que piensas que no tienes tiempo para ponerte a hacer deporte, verás cómo con tu perro, puedes lograrlo. Se ha estudiado que los dueños de perros que les pasean regularmente hacen de media 20 minutos más de ejercicio semanal que los que no. Pero el 40 por cierto de propietarios de mascotas, se limitan a sacar al perro a la calle, dejar que haga sus cosas, olfatee un poquito algún árbol alrededor de casa y vuelta adentro. Y esto pasa porque piensan que el perro está ya demasiado mayor, enfermo o tiene sobrepeso y le cuesta caminar.

El problema es que hay gente que ni se plantea que pasear al perro sea un buen ejercicio. Pero nada más lejos de la verdad: los beneficios para la salud de simplemente salir a caminar son muchos y si te enfrentas a ese momento con otra manera de pensar, no solo conviertes tu caminata en un ejercicio, sino que también se convertirá en un vínculo de unión con tu perro.

La clave es evitar caminar sin rumbo fijo. Márcate unas reglas para que en cada manzana que camines o en cada esquina que gires, hagas algo. Te proponemos algunos ejemplos que puedes incorporar en tus paseos diarios.  

Eso sí, si no estás acostumbrado a hacer ningún tipo de ejercicio, ve a ver a tu médico para hacerte una revisión inicial. Muchos seguros de salud ya permiten pedir cita a través de una aplicación móvil o en su web, y en algunos casos, puedes concertar una cita telefónica o por video llamada. Quizás no necesites ir presencialmente y con algunos datos que te pidan sobre tu estado actual, y con el historial médico que tendrán en los archivos de tu sociedad médica, baste para que pueda aconsejarte.

Muchos seguros de salud premian a los usuarios que están en buena forma física porque repercute directamente en que te pongas menos enfermo, así que quizás puedas preguntar si tu compañía tiene alguna de esas ventajas.

Ejercita todo tu cuerpo

Puedes empezar con un calentamiento; los perros y las personas necesitan que la sangre fluya antes de empezar a hacer ejercicio.  Así que, durante la primera o dos primeras manzanas, simplemente concéntrate en ir aumentando gradualmente tu ritmo. La mayoría de los perros suelen ir bastante rápido, independientemente de su tamaño, pero si ves que el tuyo está luchando por mantener tu paso, haz la caminata de calentamiento más lentamente, pero más larga. Si tienes un reloj inteligente que usas para tus entrenamientos deportivos, intenta llevar tu frecuencia cardíaca a la zona quemagrasas. Si no tienes uno de esos dispositivos con seguimiento de frecuencia cardíaca, hablar será tu guía: deberías poder mantener una conversación mientras caminas, pero no cantar, por ejemplo.

En cada esquina o cada dos manzanas, haz 10 sentadillas o 10 flexiones de pie contra una estructura estable, como una fachada o verja, haciendo movimientos lentos, controlados y manteniendo un agarre firme de la correa de tu perro (acuérdate de que llevas compañero).

Para las sentadillas, colócate con los pies separados a la anchura de tus hombros y los brazos extendidos frente a ti. Manteniendo las rodillas alineadas con los dedos de los pies y las caderas hacia atrás, baja como si fueras a sentarte en una silla. Cuando tus muslos estén paralelos al suelo, haz una pausa y luego levántate lentamente.

Para hacer las flexiones, colócate a un brazo extendido de distancia del apoyo elegido con las palmas de las manos planas contra la pared, a la altura de los hombros. Manteniendo los pies apoyados en el suelo, dobla los codos e inclínate despacio hacia la pared. Cuando tus codos estén en un ángulo de 90 grados, haz una pausa, luego empuja hacia atrás hasta volver a la posición inicial.

Cada vez que tu perro se pare a olisquear algo, en lugar de meterle prisa, aprovecha para hacer alguna sentadilla más, de regalo. 

Cuando se pare a hacer sus cosas, puedes hacer un poco de carrera sin moverte del sitio, como cuando sales a correr y esperas a que el semáforo se ponga en verde.   

Si tienes una zona donde poder soltar al perro a la que vayas de vez en cuando, introduce algún ejercicio aeróbico que suponga un juego para los dos: lánzale una pelota lo más lejos que puedas y mientras él corre para recuperarla, aprovecha para hacer zancadas, o zancadas con salto, si puedes. Lo mejor de este ejercicio es que tu perro es tu crono: cuanto más lejos tires la pelota, más tiempo tienes para ejercitarte. Repítelo cinco veces.

Para la zancada con salto: manteniendo la espalda recta y el abdomen contraído, da un paso atrás con la pierna izquierda y baja las caderas hasta que tus rodillas formen un ángulo de 90 grados. Salta hacia arriba, cambiando las piernas en el aire para caer con la pierna derecha hacia atrás y la izquierda hacia adelante. Repite, alternando piernas, hasta que tu perro vuelva con la pelota.

Si la haces sin salto: en la misma posición de inicio, baja y sube lentamente y repite, cambiando de pierna. 

Estos sencillos ejercicios te ayudarán día a día a ponerte en forma o mantenerla, si por la razón que sea ahora no tienes posibilidad de hacer el deporte que hacías o ir al gimnasio.